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La mañana se despertó con una frescura revitalizante que anunciaba un día prometedor. Toji, después de tomar una ducha, se vistió con esmero, consciente de que se encontraría con Kore, la joven que cada día lo atraía más

Se animó a comprar un ramo de rosas blancas pues ella había mencionado que era su color favorito
Y fue a dónde las visitas llegaban, quería agradecerle lo que había hecho por el

Tras esperar unos diez minutos, sintió unas manos delicadas cubriéndole los ojos. Reconociendo la voz, respondió entre risas— Princesa... Sé que eres tú, nadie más vendría a verme

—¿Cómo estás tan seguro? — aquella voz se burló y quitó sus manos para pasar a pararse frente a él

Sin embargo, la atmósfera cambió repentinamente cuando una presencia familiar y gélida lo invadió. Alizée Rousseau, la misma mujer que había conocido hace 25 años, estaba frente a él, radiante en un elegante traje que realzaba su rubio y largo cabello. A pesar de sus 50 años, lucía sorprendentemente joven y conservada. Ante su llegada, Toji sintió un escalofrío, como si el tiempo se hubiera detenido desde su último encuentro.

— ¿No estás feliz de verme, Toji? — Alizée se sentó con un gesto de autoridad, notando el ramo en las manos de Toji y soltando una carcajada sarcástica — ¿Para mí? Qué bello detalle, no debiste hacerlo — se burló, demostrando su desprecio con una sonrisa irónica.

— ¿Qué demonios estás haciendo aquí? — la voz de Toji temblaba ligeramente, una mezcla de ira y preocupación se reflejaba en sus ojos. Saber que Alizée estaba presente significaba que algo podría estar mal con Kore, y esa idea lo perturbaba profundamente.

—He venido en representación de mi estúpida hijita — Alizée explicó con un tono despectivo, dejando en claro su desdén hacia su propia hija — La muy tonta no ha respondido tus llamadas en días, y como estaba harta del teléfono sonando, decidí contestar yo misma

Toji la miró con incredulidad, tratando de mantener la compostura a pesar de la creciente ansiedad que sentía. El simple hecho de ver a Alizée allí le generaba una sensación de malestar, pero debía contener sus emociones.

—¿Cuándo fue la última vez que nos vimos? ¿Hace 17 años? Eres como el vino — Alizée continuó, con una sonrisa burlona bailando en sus labios.

— Que bien los tienes contados

—Es que son los años cumplidos de uno de nuestros hijos — sonrió

Pero él la miro extrañado — ¿Qué tanta mierda sacas mujer?

—Oh, no te lo he mencionado, ¿verdad? — Alizée continuó como si estuviera compartiendo chismes de pasillo. — Hace 17 años, cuando vine por última vez, resulta que quedé embarazada. Tuvimos un hijo, Toji, un hijo varón

La revelación de Alizée golpeó a Toji como un puñetazo en el estómago, pero se negó a permitir que sus palabras lo perturbaran más de lo necesario. Durante los ocho años que estuvo en prisión, las visitas esporádicas de Alizée eran solo una pequeña parte de su vida, y aunque en algún momento pudo haber sentido algo por ella, había aprendido a desconfiar de sus intenciones y manipulaciones — Y hace 25 años cuando nos conocimos... Termine embarazada de una niña, niña que estoy segura ya conoces muy, muy bien— Ella volvió a hablar

—No, eso no puede ser —respondió Toji con firmeza, tratando de mantener la calma a pesar del torbellino de emociones que lo invadía.

— Si, eso si puede ser — sonrió con maldad— Kore es tu hija Toji— por el tipo de reacción volvió a burlarse— no puede ser... ¿Metiste tu pene en tu propia hija? Esto es increíble

Lurk- Toji FushiguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora