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El sonido áspero de la tos de su padre resonaba en la habitación, más fuerte y preocupante que en el día anterior.

— Tu no te preocupes Princesita — Ethan intentaba tranquilizarla entre toses, mostrando una sonrisa forzada— eso me pasó por andar descalzo — intento animar a aquella chica que lo miraba preocupada desde la orilla de su cama — Ve y disfruta del aniversario con tu chico.

Kore observaba a su padre con profunda preocupación desde el borde de la cama. ¿Dejarlo solo en ese estado? No podía hacerlo — Podría quedarme contigo, papá — se ofreció, arrodillándose en el suelo junto a la cama y tomando su mano con ternura— Puedo administrarte tus medicamentos y prepararte remedios caseros para que te recuperes más rápido

Pero Ethan insistió en que se fuera. Le acarició la cabeza con cariño, recordándole sus responsabilidades.

—Tu madre ya se encargará de eso — le aseguró, aunque Kore sabía muy bien que su madre no sería tan atenta como ella— tu ve con tu futuro esposo, no queremos que se pierda ese compromiso por un viejo tonto que anda descalzo en la casa, además debes descansar lo necesario por qué ese paciente tuyo del que tanto confías no se va a liberar solo y sé lo mucho que te emociona ese logro

Kore se resistía a irse. Quería estar con su padre, revivir esos momentos entrañables de cuidados y cariño compartidos que habían sido la luz en las noches de enfermedad. Su padre era su refugio, su bastión de apoyo, y no quería abandonarlo en ese momento de necesidad.

— Deja de molestar a tu padre. ¿Qué haces en el suelo? Párate, tu vestido se verá horrible — Alizée irrumpió en la habitación con una bandeja de té para su marido, sin mostrar ni un ápice de preocupación por la condición de Ethan. Tomó la mano de Kore con brusquedad y la levantó como si fuera una niña pequeña.

Ethan trató de intervenir para defender a su hija, pero fue ignorado — Ella sólo quería ayudar — intentó justificarse, pero Alizée no estaba de humor para escuchar.

— Ya vete, Satoru hace mucho con desposarte como para que le pagues de esta manera — su tono frío y cortante hizo que Kore simplemente asintiera, sintiéndose pequeña e insignificante ante la autoridad de su madre. Abandonó la habitación y se dirigió a la cochera, donde Satoru la esperaba en el lujoso auto que acababa de comprar.

Su vestido de noche azul marino, adornado con lentejuelas, resaltaba sus encantos de manera espectacular.

— ¿Lista? — Satoru preguntó cuando ella subió al auto, percibiendo su preocupación por su padre. No le gustaba verla así.

— Sí — respondió, forzando una sonrisa y dejando sus preocupaciones a un lado por un momento — Feliz aniversario, Toru — añadió, abrazándolo con ternura.

— Feliz aniversario, corazón — correspondió él al abrazo

Era afortunado de que esa chica fuera suya

La cena fue maravillosa; ambos revivieron ciertos momentos y se sumergieron en la complicidad de su relación.

A la mañana siguiente, Kore madrugó. Debía llevar los informes de Toji a donde correspondía, pero antes verificó el estado de su padre, quien dormía plácidamente.

Sonrió al verlo roncar como de costumbre y salió de la gran casa directo a cumplir con ese encargo.

Después de eso, tenía una cita con su paciente, el joven e inseguro Megumi, del cual no había sabido nada desde hacía semanas.

Más tarde, se reuniría con Toji una vez más y volvería a casa para estar con su padre.

— Megumi, ¡cuánto tiempo! — le sonrió al verlo — Me alegra verte tan feliz. ¿Pasó algo especial?

Lurk- Toji FushiguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora