Capitulo 11

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Salió de la cama delicadamente, y, con exagerado cuidado buscó la cortina.Con el encendedor que Enzo le dio y había olvidado pedir, quemó lo suficientehasta que un brillante fuego se extendió por toda la cortina, lo supo por el calor. El fuego ahora quemaba la alfombra, inundando toda la habitación con un sofocante calor, pero Julian ya había salido de ahí.

Cerró la puerta de la habitación y la trabó con una silla. Y salió rápidamente,sin cantar victoria antes de tiempo. Caminó con cuidado, pero con velocidad por los pasillos, bajó las escaleras, casi cayendo y llegó a la bendita puerta.Giró la manija, pero estaba cerrada con llave. Quiso llorar, pero no se rindió.La tocó toda y, en efecto, tenía una gran ventanilla de cristal. La rompió con una pesada y pequeña mesa y pasó por ahí, sin importarle romper su piel por los pedazos que quedaban.

Al sentir el frío aire, supo que se encontraba en libertad. Sonrió, con lágrimas en los ojos y corrió por donde supuso que estaba la banqueta. Chocó con buzones, tropezó y casi lo atropellaron cinco veces, pero al fin se encontraba lo suficientemente lejos de donde se escuchaban los bomberos.

Deseaba que muriera. Ese maldito hijo de puta. En serio deseaba que el fuego lo quemara y lo mandara al maldito infierno a donde pertenecía, pero por ahora sólo le agradecía a Dios estar libre.

Con respiración agitada, medio desnudo, sudoroso, apestoso, mareado, débil,ciego y con semen de violación dentro de él, le preguntaba a cualquier persona que pasaba en qué ciudad estaba, aunque no muchos lo trataban bien, le decían que se alejara o huían, él seguía preguntando.

Comenzó a llorar. Sólo tenía como
apoyo a una pared para recargarse, necesitaba algo más, necesitaba un abrazo de su Padre diciéndole que todo estaba bien.Pero en lugar de eso, se encontraba sólo en una calle vacía, con frío y sintiéndose miserable. Así pasó un día entero. Ahora con el sol quemando su piel, tan fuerte, que por un momento se sintió mal por lo que le había hecho a Enzo, aunque de inmediato se golpeó por arrepentirse. Ese maldito le había hecho cosas peores.

-¿Es usted Julian Alvarez? —
escuchó, y sonrió, esperanzado. Su familia lo había buscado y un policía venía a rescatarlo. Le darían un baño, chocolate caliente,curarían sus heridas y lo mandarían con su familia, entonces su Papa lo besaría en la frente, y le diría que todo estaba bien.
- Soy yo -
su voz sonaba ronca, pero igual fue escuchado.
Tiene que venir conmigo.
- De acuerdo.

Lo llevó en auto a un lugar donde le dieron una manta calientita y café. Pensó.En verdad pensó que sus problemas se habían solucionado. Y no les puso nada de atención a las personas que hablaban a su lado.

Alguien lo tomó de los hombros, guiándolo, subió a otra patrulla, o así lo supuso, y llegaron de nuevo a otro lugar. Bienvenido al Hotel Burton. Un hotel.

Su padre se había hospedado en un hotel para venir a rescatarlo.

La persona que lo sostenía, siguió con él incluso después de bajar del elevador. Abrió una habitación y Julian sonriente, con lágrimas de felicidad y alivio entró, esperando recibir un abrazo, pero en lugar de eso, sólo escuchó cómo azotaban la puerta.

Después lo estrellaron contra una pared. Una y otra vez.

- ¿¡QUÉ TE SUCEDE MALDITO!? — gritó Enzo. Enzo. Estaba ahí, frente a él. No estaba muerto, calcinado por las llamas, no. Estaba ahí, frente a él. En lugar de su padre.

Julian no pudo hablar. Sintió su garganta casi explotar por el gran nudo que sentía ahí y una gran desesperación cuando los golpes comenzaron.

Primero su cara, su ojo, su nariz sangraba, al igual que su labio, y había perdido un diente. Julian se preguntaba si alguien escuchaba escándalo en su habitación o era normal. Y su cabeza fue estrellada contra la pared. Y sintió mareos.

Después fue su cuerpo, mientras un violento Enzo le quitaba lo que quedaba de ropa, le daba golpes con los puños, dejando moretones en cada parte de su cuerpo que era descubierta. Su pecho, sus brazos, sus piernas, Y golpeó su pene ¡su pene! Dolía demasiado.

Y a pesar de querer hacerlo con toda su alma, del dolor de cada moretón en su cuerpo, no pudo gritar. En absoluto.

— ¡Intentaste matarme! ¡Yo te dije que me había enamorado de ti y tú me querías matar! ¡Te irás al maldito infierno! decía con cada golpe nuevo. Y entonces lo volteó y sin permiso alguno, lo penetró bruscamente.

Adentro y afuera. Julian sangraba. No sólo de ahí, sino de todo su cuerpo.

Antes de venirse, Enzo salió de Julian y le hizo abrir la boca a la fuerza,aquél eyaculó en la garganta de Juli, obligándolo a tragarlo todo. Las lágrimas no eran suficientes para expresar lo que sentía. Y no pudo vomitar,porque Enzo lo mantuvo ahora hacia arriba. Y lo amarró. Cerró su boca con cinta, y sus brazos y piernas. Y lo metió en el armario

Julian estaba desesperado, lleno de frustración, decepción y dolor. Su único deseo era morir. Pero seguía ahí.

Enzo durmió. Después de todo lo que hizo estaba agotado. Se sentía orgulloso.Le había dado su lección y ahora todo volvería a ser normal.
Verdad?

I can't decide | Julienzo | ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora