capitulo 12

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Treinta y uno de Enero.

Vamos, Julian, ¡sopla las velitas! Julian apenas podía respirar. Enzo había sacado a Juli del hotel y ahora se encontraban en una cabaña en un bosque, para desgracia de Julian, lo suficientemente solitaria y tranquila para no escuchar una masacre.

Enzo no había llevado a Julian al hospital. Julian, adolorido y triste, estaba obligado a recordar que era el cumpleaños más miserable que toda persona podía tener. Y sin embargo sopló. Y deseó lo que cualquier ser humano desearía en su lugar.

- ¿Qué deseaste? — preguntó Enzo, curioso.

– Es secreto... — dijo Julian,

indiferente, repitiendo lo que su madre decía cuando él quería saber un deseo ajeno.

- De acuerdo. Toma - le entregó un plato con un pedazo de pastel y una cuchara. Juli comió. No tenia hambre, pero tenía miedo de que Enzo le provocara más dolor. Podía sentir algo sangrar dentro de él. Y su boca ahora siempre sabía a sangre. Julian lo comió, no realmente saboreando. Sólo tragando para felicidad de Enzi.

Cuando terminó, estaba agotado, y su garganta comenzó a doler de forma infernal, quemándolo por dentro. "Agua" quiso gritar, pero ahora Enzi reía.

Decidí que te alimentaría con un pastel envenenado...

– ¡Jódete, imbécil! — pudo decir, antes de sentir el mismo horrible ardor extenderse por todo su cuerpo. Terminando por llevarlo al suelo, para dejar al fin de respirar.

En aquella cabaña, nuevo hogar de Enzo Fernandez, al anochecer, se escuchaba una voz cantarina, feliz y despreocupada.

"I can't decide, whether you should live or die, oh, you'll probably go to heaven, please don't hung your head and cry, no wonder why... my heart feels dead inside, is cold and hard and petrified. Lock the doors and close the blinds, we're going for a ride..."

Enzo abrió el refrigerador por tercera vez aquél día... quien lo supiera, seguramente diría esa molesta frase de "estás enfermo, necesitas ayuda", pero no él. Por eso le gustaba.

Sacó del frío compartimiento el cadáver de su amado. Su cabello permanecía hermoso y brillante. Sus ojos seguían Cafes, aunque algo extraños. Y su piel se había vuelto mortíferamente pálida.

Pero seguía bello.

Lo puso en la mesa y abrió sus piernas, moviéndose para lograr su cometido. Contra la luz del refrigerador, llegó a lo más profundo de su amado novio muerto, sintiéndose en su paraíso personal.

"Cold Julian, cold, cold, Julian", repetía en su mente, con burla, aquella canción de Alice Cooper, mientras flashbacks de memorias creadas por su cerebro, sobre él y Juli en citas en el atardecer que jamás existieron, se reproducían en su mente.

(Holaa! este es el final de esta historia debido a falta de inspiración aqui acabara o habra algo mas??? no lo se)

|aqui termina el final de enzo el sicopata y julian el abusado 🤙😼|

I can't decide | Julienzo | ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora