Extra: lágrimas silenciosas

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-Eres un idiota, Keith- le gritó Pico a la distancia -vete tú bien a la mierda.

Keith solo frunció el ceño y corrió hasta su casa que quedaba a pocas cuadras de donde estaba.

Esta era solo otra riña más entre mejores amigos, inició como algo simple, le había ocultado las heridas que se había causado por un tonto accidente en las escaleras de su institución.
Keith dijo que no era algo importante y para Pico lo era demasiado.

Llegó a su casa y dió un portazo, realmente estaba molesto.
Subiendo las escaleras recordó por qué empezó a agravarse la situación:

"-¿Te dolió mucho?
-Es algo sin importancia, déjalo.
-Imbécil, siempre haces la misma mierda, dices "no importa" y ocultas el dolor.

Tras decir eso el de ropas verdes golpeó el brazo del de cabello cian y este se quejó del dolor.

-¿Ves? Te duele- enseguida el pelinaranja lo agarró del brazo con brusquedad -di que te duele, maldito estúpido. No te quedes callado. Si te quedas callado nunca sabré nada.

Keith devolvió el golpe con el otro brazo, apartando al más alto

-Vete a la mierda, Pico.

Él solo le dió la espalda.

-Eres un idiota, Keith- le gritó como respuesta a la distancia -vete tú bien a la mierda."

A Keith nunca le gustó mostrar lo que le dolía, detestaba exponerse por miedo a depender de alguien. Temía que si dejaba entrar a alguien a la zona más blanda de su existencia no iba a poder cerrarle las puertas nunca más.

Encerrado en su habitación lloró lo más fuerte que pudo, detestaba pelearse con su mejor amigo y evidentemente le dolía haberse caído por las escaleras, además de claro el golpe que le había dado en medio de la discusión.

Un par de horas más tarde escuchó como la puerta de su casa era abierta, miró la hora y se extrañó porque era demasiado temprano para que sus padres llegaran, así que era una de dos: era alguien que le venía a robar o era el imbécil con el que se había peleado horas atrás. Desde el suelo en dónde estaba sentado miró la sombra de alguien filtrarse por el suelo y cuando se abrió la puerta se enteró de quién era.

Afortunadamente era la segunda.

Un molesto pelinaranja entró a la habitación sin permiso ni previo aviso y se sentó a su lado.

-Te compré las galletas de chocolate que te gustan y un helado. Sé que por la rabia viniste a encerrarte aquí y no tragaste.

Con mala gana aceptó la comida, realmente tenía razón.

-Mira, se que no fue la forma pero me molesta que seas tan imbécil. Quiero saber cuándo te duele, quiero poder secar tus lágrimas, quiero entenderte por completo- Pico guardó silencio -tengo miedo de que un día estés sufriendo y no me de cuenta, en serio deseo percatarme de tu sufrimiento. Eres demasiado importante para mí, Keith.

Nunca había recibido esas palabras antes y realmente se sentían demasiado cálidas. Esas dulces palabras que habían sido dedicadas a él lo hicieron estremecer.

El silencio reinó en la habitación.

-Me duele...- dijo mientras rompía en llanto -me duele todo.

A partir de ese día a la única persona que dejó ver sus lágrimas fue a su mejor amigo, que en la soledad de cualquiera de sus dos habitaciones, se dedicaba a secar sus ojos y a estrecharlo en sus brazos mientras lo acurrucaba en su pecho.

Mensajes Sin Responder ✿Pico x Keith (bf)✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora