Capítulo 11

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A la mañana siguiente, me desperté cuando comencé a sentir frío. De repente, una extraña sensación, como que algo me faltaba, me había invadido.

Abrí los ojos de a poco, y cuando logré dejar de ver borroso, mi vista se clavó en el lado vacío de la cama; las sábanas arrugadas y el cobertor a un lado, dejando el rastro de un cuerpo que ya no estaba.

Fue entonces que recordé cada suceso de la noche anterior.

Lo primero que sentí fue cómo mis labios se estiraban en una sonrisa al todavía sentir sus manos acariciando mi piel. Luego toqué mis labios cuando pensé que estaban prendidos fuego. Estiré mis brazos y me senté en la cama, tratando de despertarme por completo. Cuando toqué la almohada a mi lado sentí pánico, no supe por qué, pero algo dentro mio me hizo sentirme completamente solo. Algo en mi pecho dolía mientras pensaba en lo que Louis y yo habíamos hecho, y aunque no me arrepentía, sabía que él sí lo hacía.

Me desesperé. ¿Y si se escapó porque se dio cuenta de lo que hizo y ya jamás lo volvía a ver? ¿Y si se mudó a otro país y cambió su nombre para que yo no lo encontrara? Podía parecer exagerado, pero yo no sabía cuánto podría Louis soportar la culpa de lo que había hecho, ya que para él era un pecado imperdonable.

"¡Louis!" Grité desesperado, buscándolo con la mirada mientras me levantaba de la cama y tiraba las sabanas a un costado.

Estaba por salir corriendo de la habitación por si aún estaba a tiempo de encontrarlo. "Aquí estoy, Harry" Oí su voz, susurrando como si ni siquiera él mismo quisiera escucharse.

"Oh, gracias a Dios, Louis" Dije en un suspiro de alivio, como si todos los problemas del mundo se solucionaran en ese momento. "Pensé que habías huido" Él estaba en el balcón con sólo sus bóxers puestos (que luego de mirarlos otra por segunda vez, noté que eran los míos). Su curvilíneo cuerpo estaba apoyado contra la baranda y su mirada perdida en el cielo. ¿Estaría rezando? ¿Pidiéndole perdón a Dios? Seguramente, pensé. Me acerqué sólo un poco hacia él, no quería asustarlo ni invadir su espacio. Cuando sentí que parecía no querer ser el mismo en ese momento, cuando sentí que quería borrar todo lo que había hecho y dicho las últimas horas, quise largarme de allí. Sin embargo, creí que sería de más ayuda si me quedaba. "Louis...¿te encuentras bien, amor?" Proseguí, al notar que él no se había volteado a verme. No quise decirle 'amor' como si fuera algo demasiado importante, sino como la mayoría de las personas le decían a las personas que apreciaban, que querían y adoraban. Y yo a Louis había aprendido a quererlo en muy poco tiempo.

Louis se giró en seco al escucharme decir aquello último, su rostro estaba bañado en lágrimas. "¡No me llames amor! ¡No soy tu amor!" Él me gritaba desconsolado, su rostro cada vez más rojo y húmedo por las lágrimas. "¡No podemos amarnos, Harry!" Mi corazón se estaba haciendo trizas. Y yo no sabía si era por sus palabras o por lo roto que aquel hombre estaba. No sabía qué era peor; si verlo caer, o sentir cómo yo mismo estaba cayendo. "¡No podemos!" Se agarró el rostro con ambas manos y ahora sólo podía oír sus jadeos y ver sus hombros temblar.

Mis ojos se nublaron por las lágrimas que ya no podía aguantar, y mi labio inferior temblaba, haciéndome difícil el habla. "P-pero, Louis..." Me acerqué hacia él e intenté tocarlo.

"No, ¡Harry!" Me empujó, haciendo que perdiera el equilibrio y retrocediera unos metros. Mi pecho subía y bajaba con rapidez, pero no estaba enfadado con Louis sino con el culpable de que él estuviera así. Yo odiaba el estúpido invento de que Dios odia a los homosexuales, y también a la ignorante sociedad que se lo creía. Louis me miró por unos segundos, estudiando mi reacción y viendo que no me enfadaba sino que esperaba que se calmara y le daba su tiempo y espacio para procesar todo lo sucedido. "Yo...yo..." Soltó un suspiro que lo llevó a romper en llanto una vez más. Se abalanzó sobre mí, y me sujetó contra él con sus brazos. "No te vayas, Harry" Apenas lo sentí contra mi, lo aferré con fuerza. "No me dejes ir" Él era un mar de lágrimas, y ahora yo también. Sentía su cuerpo completo temblar entre mis brazos. "Incluso cuando te esté rogando que me sueltes, no lo hagas" Su boca estaba justo en mi cuello, así que cada palabra acariciaba mi piel. "Quédate a mi lado, Harry. Por favor, quédate" Lo último que llegó a mis oídos me recorrió todo los sentidos, casi haciendo que cayera de rodillas con Louis en mis brazos.

"Perdóneme, Padre. He Pecado" (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora