Narra Harry.
Louis estaba dando la misa de la tarde, y yo había leído la misma revista una y otra vez. No entendía por qué sentía la necesidad de estar todo el tiempo a su lado (bueno, sí), y me hacía sentir dependiente, algo que no me gustaba. Pero poder ver a Louis y tocarlo era algo tan simple pero que me llenaba tanto. Salí del convento y caminé hacia la Iglesia (la cual estaba delante sólo a unos pocos metros).
Cuando estaba por tomar el picaporte de la puerta del lateral izquierdo, esta fue abierta por una muchedumbre que salía despedida de allí. La mayoría eran ancianas que iban a la misa porque sus familiares se habían olvidado de ellas, y estas no tenían nada más que hacer que ir a chuparle las medias al cura, y a Dios. Bueno, o al menos eso pensaba yo. También salían familias que parecían salir de una película de terror; los padres con las miradas frenéticas y sus pobres hijos con la cara triste y esa ropa espantosa.
A veces (siempre) sentía pena por esas personas. No me burlaba de los que amaban a Dios de forma saludable, sólo de aquellos que lo ponían de excusa para odiar.
La última anciana que salió de la misa me miró mal. "Un poco tarde, jovencito" Me dijo la vieja con el pelo blanco y la piel arrugada.
La miré de arriba abajo, no pudiendo creer que una persona así tuviese tanta maldad. "Un poco tarde, jovencito" Le hice burla mientras entraba al lugar, sacándole la lengua. El comentario de aquella vieja me había puesto de mal humor pero, después de todo, el que tenía sexo con el sacerdote con el que ella fantaseaba, era yo. Reí ante ese pensamiento al instante y hasta me sentí un poco imbécil (lo era, así que...).
Abrí la puerta con fuerza, esas maderas antiguas eran muy pensadas. Mis ojos viajaron directamente hacia el techo del lugar, todos esos colores y dibujos que se suponían ser angelicales pero que te daban terror. También recordé cuando nos conocimos aquella fría noche, cuando yo sólo estaba siendo un estúpido adolescente que se creía rebelde.
"Harry, ¿qué haces aquí?" De repente su voz me hizo voltear. Louis estaba bajando del altar mientras se quitaba ese atuendo especial para las misas que tanta risa me daba. Yo lo veía desde mi lugar, parado en el medio del pasillo. Y él venía caminando hacia mí, sonriendo, como siempre. Sentí una puntada en el pecho y tuve que sentarme rápido en un banco para no caer, pero esa vez la causa no era mi enfermedad.
Era él.
Verlo en el altar, luego caminar sonriendo hacia mí. Y yo allí...en el medio del pasillo de la Iglesia...fue demasiado para mí. Yo estaba completamente enamorado de Louis. Imaginarme nuestra boda y saber que eso era algo imposible, me destruyó. Odiaba ser un soñador. Me molestaba más aún saber que esos sueños no eran posibles, para nada posibles. ¿Por qué debían afectarme tanto las cosas? ¿Por qué tenía que ser un completo idiota?
Louis apresuró su paso, haciendo que su flequillo se moviera al igual que su vestimenta. "Harry, ¿sucede algo?" Se sentó a mi lado y me miró con preocupación. Sus ojos cada día mostraban lo mucho que había comenzado a quererme. Y justo en ese momento, demostraban que no sabría qué hacer si algo me sucedía.
Pasó su mano repetidas veces frente a mis ojos, tratando de devolverme a la realidad. Lo único que pasaba por mi mente era Louis con un esmoquin negro en el altar, y yo con uno blanco, ambos de la mano jurándonos amor eterno. No había nadie en la ceremonia, no sabía si era porque nadie nos apoyaba, o porque simplemente me importaba que Louis estuviera allí.
Salí del trance en el momento en que Louis me envolvió en sus brazos. Y lloré y lloré. Yo sólo quería que pudiéramos ser libres, poder tener una vida junto a él. ¿Por qué era todo tan complicado? ¿Por qué las cosas habían tenido que salir de esa manera?
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"Perdóneme, Padre. He Pecado" (Larry Stylinson)
FanfictionDicen que el amor lo puede todo. Pero... ¿Podrá contra Dios? ---- Portada hecha por: @sugarflowercolors Obra registrada en Safe Creative bajo el código: 1506274481877. Todos los derechos reservados.