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«¿Eh? ¿Qué…?»

Rei abrió los ojos, al analizar su entorno se dio cuenta que no estaba en su habitación, sino en la sala de estar de los Matsuno, parece que no hay nadie en casa y tampoco recordaba cómo había llegado. Se levantó lentamente, con cuidado de no hacer ruido, por un momento pensó que había entrado sin permiso a la vivienda.

«¡¿Qué demonios hago aquí?!» La ansiedad en su pecho crecía notablemente.

De pronto, sintió la presencia de alguien a su lado, volteó con rapidez en respuesta.

“¡Rei-chan!” saludó Jyushimatsu.

“¿Jyushimatsu…? E-eh… ¿Cuándo llegué?” preguntó confundida, el ambiente se sentía extraño.

«¿En qué momento apareció?»

“¡Viniste a jugar! ¿No recuerdas Rei-chan?” le respondió Jyushimatsu.

“Ah… ¿S-si?” Asintió, aunque no lo recordaba.

“¡Ahaha!” Jyushimatsu se levantó y se dirigió a una de las puertas.

“¿A dónde vas?” le preguntó, nerviosa por la falta de respuestas.

“¡Buscaré algo para jugar!” Respondió mientras salía de la sala.

Otra vez, silencio.

Volvió a sentarse, apoyando sus brazos en la mesa y haciendo memoria de lo que había hecho antes.

«¿No estaba en mi casa hace un momento? Regresé de comer Oden, entré a mi casa y…» No lograba recordar.

Escuchó abrirse la puerta detrás de ella, pensando que Jyushimatsu volvió, volteó para mirar, pero se detuvo al sentir que un gran peso se asentó sobre ella. Cómo si la abrazaran desde atrás firmemente.

“¡¿J-JYUSHIMATSU?!” gritó desconcertada.

“¡Error~!” Susurró quien se encontraba detrás de ella.

«Reconozco ésa voz»

“¿O-Osomatsu?”

“¡Pinpon~!” imitando la onomatopeya de respuesta correcta, acercó su cuerpo aún más.

El pecho de Osomatsu se apoyaba por completo en su espalda, hasta el punto de poder sentir el calor que emanaba.

“¡¿Q-Q-QUÉ C-COÑO HACES?!” le preguntó en un grito ahogado.

“No aceptaste mis disculpas” respondió Osomatsu con un tono dolido.

“¿Q-qué?” sintió que su corazón estaba a punto de detenerse, aquel contacto físico la estaba matando. Era imposible que su cara estuviera más roja.

«M-muy cerca…»

“Me disculpé y no respondiste. ¡Que maleducada Rei-chan!” Continuó el chico acercando el rostro a su oreja.

“¡¿C-como esperabas que las aceptara?! S-si dijiste eso d-después” el aire comenzaba a sentirse cálido.

“¿Qué? ¡Solo dije que no volvería a hacer que te atragantaras con la comida! ¿A qué otra cosa me podría referir?” Osomatsu sonaba inocente.

«¡¿Acaso fui yo la que lo malinterpretó?!» se sintió apenada, otra vez su mente haciéndola pensar mal las cosas.

“¿E-eh?” El cerebro de la chica ya no funcionaba, no podía pensar, no con Osomatsu tan cerca de ella. No con un chico tan cerca de ella. “P-perdón” Se disculpó instintivamente, esperando que Osomatsu se alejara, pero no sucedió.

“Hmm…” Osomatsu dudó.

“Tendrás que decirme en que otra cosa pensaste”

Se separó de ella, la tomó de los hombros y la volteó bruscamente, haciendo que se tumbara de golpe sobre la mesa.

“¡AH!” chilló en respuesta. La presión de Osomatsu sobre ella hizo que surgiera una sensación extraña en la parte inferior de su cuerpo.

Ahora tenía a Osomatsu cara a cara, su expresión seria, sonriendo ligeramente y con los ojos un poco cerrados; haciendo contacto visual.

“E-espera” intentó protestar, pero su voz no salía. No pudo evitar sonrojarse por cómo Osomatsu la observaba.

“¿Qué fue lo que pensaste, Rei-chan?” preguntó acercando más su rostro, podía sentir el aliento de Osomatsu sobre sus labios.

«N-no puedo más» Esa sensación se apoderaba de ella, quería ceder.

“O-Osomatsu-”

...

Despertó de golpe, tomando una bocanada de aire, como si fuese la primera vez que respiraba en su vida. La habitación se encontraba a oscuras.

«¿Q-Que fue lo que…?

Ah...»

Volvió a acostarse, esperando olvidar aquel vergonzoso sueño.

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