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Choromatsu no logró pegar un ojo en toda la noche.

La tenue luz presentándose a través de las cortinas dio inicio al comienzo de la mañana, algo que normalmente no presenciaba hasta que la alarma se hiciera cargo de despertarlo; pero por supuesto que hoy no era el caso, gracias a la repetición de ese extraño mantra en su cabeza que lo mantuvo despierto durante toda la noche.

«Cita… Cita… Cita… Cita…» la palabra no dejó de resonar en su mente, junto a otras que se encargó de reprimir por su propio bien. Aunque de nada sirvió pues la situación en su entrepierna ya se había desencadenado hace mucho gracias a la simple mención de la palabra. ¡Oh, pobre Choromatsu! Siempre ha sido tan débil ante sus impulsos.

Tras encargarse de su habitual problema mañanero en los confines del baño, Choromatsu se miró fijamente en el espejo mientras se cepillaba los dientes. Al menos no tiene ojeras por culpa de su reciente desvelo, no podía presentarse luciendo mal en su…

Primera cita.

Un chillido similar al de una rana brotó de su garganta y comenzó a golpearse la cabeza contra la pared con fuerza, un pequeño hilo de sangre bajó por su frente en consecuencia.

«¡¿A QUIÉN ENGAÑO?! ¡¡¡PODRÍA VOMITAR DE LOS NERVIOS!!!» La única cita que tuvo en su vida fue con una novia de alquiler y esa ni siquiera era una chica real, maldijo al recordar aquél vil engaño de Iyami y Chibita.

Dejando de lado el recuerdo humillante, hoy sí que saldría con una chica de carne y hueso, ¿Qué se supone que debe hacer? ¡Aunque fue él quién la invitó no pensó que llegaría tan lejos! Está indiscutiblemente nervioso. ¿Y sí sus hermanos tenían razón? ¿Y sí lo arruinaba por completo? Ellos piensan que no es una amenaza, que fracasará sin más dejándoles el camino libre.

Tensó sus dientes ante el recordatorio con molestia, puede que sea un cobarde, que se muestre reacio a este tipo de cosas gracias a su ego; pero eso no significa que en el fondo se sienta igual, ¡Choromatsu también quiere una oportunidad! odia tanto ver a sus hermanos haciendo movimientos mientras que él simplemente se queda atrás. Cómo las veces en las que cae y no es rescatado por el idiota de Karamatsu. Pero, ¿Realmente vale la pena el riesgo…?

Escupió y enjuagó su boca en el lavabo, volviendo a encontrarse con su reflejo. Una expresión decidida se mostró en su rostro.

“Bien”

Choromatsu decidió darlo todo el día de hoy, desde el momento en que se encontrara con la chica.

Desde el momento en que se encontrara con ella.

El momento…

Ah” su voz resonó en el aire, había recordado algo de suma importancia.

No concretó con ella la hora y el lugar para encontrarse.

Choromatsu caminó de regreso hacia la habitación, subiendo las escaleras con el sigilo de un ninja y deslizando la puerta sin el más mínimo ruido; todos seguían sumidos en un sueño profundo cómo es normal a esas horas de la mañana, se acercó de puntitas hacia dónde yacía el menor y con una pequeña búsqueda de sus ojos divisó su objetivo.

«¡¿Por qué duerme abrazando su teléfono?!» se preguntó Choromatsu mientras intentaba arrebatarle el artefacto entre sus manos, después de forcejear un rato contra el fuerte agarre del chico logró arrancárselo. Pero de pronto, una punzada de dolor apareció en su mejilla izquierda haciéndolo retroceder y golpear la pared a sus espaldas.

«¡ESTE HIJO DE-!» Todomatsu le había lanzado un puñetazo directo a la cara aún estando dormido, se lo habría devuelto si no fuera porque quedaría al descubierto su misión actual y despertaría a los demás.

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