Omega - Tomioka Giyuu

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"Querido Tomioka Giyuu: 

¿Cómo te encuentras? Hace tiempo que no nos vemos. Yo me encuentro bien, aunque bastante herido. He terminado una misión hace poco e iré a la finca mariposa para que sanen mis heridas; escuché que te encuentras ahí también, tal vez logremos vernos ahí. 

También oí que peleaste contra la tercera luna creciente, tienes que contarme como te ha ido. ¿El pilar del fuego se encuentra bien? El tipo me da miedo, pero se ve agradable, dicen que también estuvo durante la pelea. ¿Qué hay de Tanjiro, Zenitsu, Inosuke y la pequeña demonio? ¿Están bien? Me preocupo por ellos aunque no lo parezca. El niño amarillo y el jabalí son escandalosos y groseros, pero siguen siendo niños. 

Casi se me olvida, te tengo un regalo para que así te recuperes pronto. Espero te guste, quería dejarlo como sorpresa pero ya sabes como soy. 

Enserio espero encontrarte en la finca mariposa, quisiera ir a comer contigo y ponernos al corriente con las cosas que han pasado. Incluso podemos visitar la tumba de Sabito y tu hermana si lo necesitas. Con pasar tiempo contigo me basta. 

Con cariño, Furukawa Murata." 

El de haori dispar sonrió leve, saber de su amigo le hacía feliz. Ahora espera con ansias la llegada de Murata a la finca mariposa. 

Dirigió su mirada a la ventana, observando con calma el hermoso jardín con pájaros cantores volando por los cielos, pensando acerca de los sucesos recientes. 

Hace dos años conoció a los hermanos Kamado, enviándolos con su maestro para que entrenara al mayor de los dos y finalmente tener un sucesor. 

Urokodaki-San siempre le mandaba cartas con el fin de mantenerlo al tanto con lo que pasaba con los niños, supone que desde ahí empezó su conexión con los niños; las cartas tan detalladas de su mentor le sacaban algunas sonrisas diminutas con cada cosa que el pelirrojo hacía. No obstante, el estado durmiente de la menor también le causaba preocupación. 

Su revelación de casta frente a sus compañeros, su reencuentro con Murata, su cita con Rengoku, su celo y la pelea contra la luna superior tres... La declaración de Shinobu...

Las cosas no están yendo del todo bien, pero al menos no están del todo mal. Soltó un suspiro y se levantó de la cama. Estaba harto de permanecer acostado sin hacer nada por demasiado tiempo. 

Sus heridas ya habían sanado y su celo terminó hace días, pero la pilar del insecto estaba aferrada a no dejarlo ir a su finca de nuevo. 

Tampoco su estadía en la finca mariposa era mala, estaba con los hermanos Kamado y sus amigos, aunque ahora que ellos están bien, continuaron su entrenamiento dejándolo solo ahí en esa gran habitación. 

Estiró su espalda, escuchando el crujido que hacía esta misma debido al entumecimiento. Estaba apunto de agarrar su ropa, espada y haori dispuesto a cambiarse e irse de la finca mariposa a entrenar un poco, sin embargo abrieron la puerta abruptamente. 

— Ara Ara Tomioka-San. No me diga que estaba pensando en irse como la ultima vez. — Un escalofrío recorrió la espalda del pilar del agua. Si bien sabía que es mucho más fuerte que la chica, verla enojada es todo un martirio para el pelinegro. 

— No estaba intentando nada. — 

— Lo que usted diga, Tomioka-San. — Dijo con algo de sarcasmo, sabiendo que el mayor mentía. — ¿Me podría acompañar? Debemos hablar acerca del acuerdo que hicimos hace unos días. --

—¿Acuerdo? — 

— Lo ayudaré con lo que lo agobia y usted a mi. Creo que es momento de afrontar de nuestros temores, ¿no lo cree, Tomioka-San?—