— ¡Veamos a quien tenemos aquí! Hace años que no peleaba con alguien con respiración de agua. ¿Cuál es tu nombre?— El peli-rosado miraba con una gran sonrisa al pelinegro enfrente suyo, quien protegía como podía a su herido compañero.
No hubo respuesta.
La mirada desafiante del muchacho le llamaba la atención a la luna superior tres.
Interesante.
Volvamos un tiempo atrás. Hace unos dos días atrás antes de este fatídico suceso.
El pelinegro había despertado con un humor horrible. El día anterior había sido su desastrosa cita con Rengoku y ahora ni siquiera quería levantarse.
Hizo su rutina mañanera mientras le contaba a Kanzaburo su salida de ayer, el viejo cuervo le prestaba atención.
— Tal vez no sabe exactamente como es una cita. Ten paciencia, Giyuu —Le dijo el pájaro, quien comía unas semillas.
— Lo sé, pero tenía esperanza a que la salida fuera agradable. Aunque ninguna cita se compara a las que tuve con él... — El pelinegro continuó tomando su desayuno bajo la mirada de su cuervo, Kanzaburo se mantuvo en silencio sabiendo de quien hablaba su amigo.
— Aún no lo olvidas —Afirmó el cuervo, el otro se mantuvo en silencio.
— Me es imposible hacerlo. Él era mi destinado, Kanzaburo. — Un tono de melancolía salió de la voz del humano.
— Él estará feliz de que conozcas a más personas, que seas feliz. — Dijo el pájaro intentando hacer entender al contrario. Acercó su temblorosa ala a la mano del chico que reposaba en la mesa de madera.
— Lo sé, por eso acepté el cortejo de Rengoku, pero me estoy arrepintiendo, no por lo de ayer, sino por que aún no puedo aceptar que Sabito ya no está conmigo. Se supone que él era el que iba a marcarme, ser su omega, formar una familia, ser felices, no otro alfa...— Los ojos azules del chico comenzaron a nublarse.
El cuervo miró con tristeza a su compañero, dejo de lado su comida y a pequeños revoloteos se acercó hacia donde estaba su amigo, acurrucando su pequeña cabeza en el brazo del humano.
— Giyuu, debes tener tanto dolor. — Unos cuantos sollozos por parte del chico se hicieron presentes. Las heridas del alma si que tardan mucho en sanar.
— Lo lamento, he estado algo sensible estos días por culpa de que mi celo se acerca. — Explicó el muchacho, secando las lagrimas que no paraban de salir de sus bellos ojos.
Odia llorar. Lo hace sentir débil.
— Deberías tomar un descanso, Giyuu. No solo por tu celo, debes empezar a superar esto y lo sabes — Dijo el cuervo con un tono comprensivo.
— Y tu deberías jubilarte, pero no me haces caso. No me perdonaría si algo te sucediera en medio de una misión — El pelinegro tomó entre sus pálidas manos al cuervo y acarició su mejilla contra la cabeza del animal.
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Omega - Tomioka Giyuu
FanfictionSer un omega no es incorrecto. Lo que están incorrectas son las mentes arraigadas de la sociedad. Nadie espera mucho de los omegas, son seres hermosos y delicados, considerados debiles por muchos, por lo que ver un omega dentro de la organización d...