Omega - Tomioka Giyuu

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— Entonces, Tomioka-San~ Por lo que me dices, haz tomado en exceso supresores. Tres pastillas cuatro veces al día no es muy bueno para su cuerpo. Recomiendo ir disminuyendo la dosis. — Dijo la pequeña chica. El contrario asintió

Actualmente se encontraban en la gran finca mariposa, en la oficina de la muchacha mientras revisaba con cuidado al omega.

— Para no hacer un cambio drástico en tu organismo, después de todo haz consumido grandes cantidades de supresores para lo que realmente deberías, le restaras una pastilla a tu medicación. Dentro de un mes, restarás otra pastilla y así sucesivamente hasta que tu cuerpo se acostumbre a que tomes una sola pastilla dos veces al día — Kocho miró con una sonrisa al chico en frente suyo.

— Otra cosa, cuando tengas tus temporadas de calor, no dudes en acudir a mi o alguna de mis pequeñas, podrán ayudarte dándote una habitación aquí en la finca que encierra las feromonas y de esta manera no se acercará ningún alfa para marcarte. También te proporcionaré supresores si los llegas a necesitar. — Dijo sincera la pilar del insecto. Incluso si es alfa, jamás se propasaría con un omega, mucho menos con Tomioka. El omega asintió agradecido.

Shinobu miró a la nada un momento, perdiéndose un poco en su mente.

Estaba algo nerviosa a causa de la cercanía que tenía en este instante con Tomioka. Si, puede que lo moleste de vez en cuando diciendo que todos le odian, pero es lo único que se le ocurrió para que el pelinegro fuera más social con los demás.

Soltó un suspiro intentando relajarse. Su corazón palpitaba con fuerza y no comprendía el porqué. ¿Taquicardia? Era una opción, pero no estaba segura. Aunque eso solo sucedía cada que tocaba  o estaba cerca del pilar del agua.

— ¿Ya puedo retirarme, Kocho? — Preguntó el azabache acomodando su Preciado haori. La muchacha asintió con su particular sonrisa falsa. — Iré a ver a Tanjiro — Pensó en voz alta Giyuu antes de salir de la pequeña oficina.

Shinobu soltó el aire que inconscientemente contuvo en sus pulmones. Algo raro le sucedía cada que estaba cerca de Tomioka.

Ha comenzado a sentir esto desde ya hace un tiempo, incluso desde mucho antes de saber que él es un omega, y no logra descifrar qué es.

Se niega rotundamente a que sea amor, por favor, no puede estar enamorada del depresivo de Tomioka Giyuu, es absurdo.

Aunque le atrajo un poco cuando lo conoció por primera vez. ¡Pero no! Kocho Shinobu nunca se enamoraría de su amienemigo Tomioka. No jamás.

— Señora Shinobu, ¿está usted bien? — La voz de su hermanita le hizo saltar en su lugar. Estaba hundida en sus pensamientos que no la escucho llegar.

— Estoy bien, Kanao. — Dijo con amabilidad, mirando de reojo como la pequeña chica asentía y guardaba una moneda en su bolsillo.

Negó con la cabeza... esperaba con ansias el día en que su dulce hermana dejara de usar esa moneda y tome decisiones por su cuenta.

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— ¿Estas bien, Tanjiro? Estuviste frente a los pilares, ¡que miedo! — Exclamó Zenitsu, sentado en su cama de hospital y agitando sus cortos brazos.

Aún no se recupera del ataque de aquel demonio araña, pero ya Su amigo pelirrojo y las dulces niñitas lo obligaron a tomarse aquella asquerosa medicina.

— No fue tan malo... Logre salvar a Nezuko y recibí mucha ayuda — Admitió con una sonrisa cálida el muchacho, acomodándose en una cama libre.

— ¿No te dio miedo? ¿Estás bromeando? ¡Los pilares son personas muy imponentes y fuertes! ¡Me daría miedo estar frente a ellos! ¡Pero aspiro a ser pilar así que seguiré entrenando fuertemente!— Habló un chico de cabellera oscura, con su uniforme de cazador preparado para su siguiente misión, al fin de cuentas fue el único "ileso" en la pelea contra aquella familia arácnida