Capítulo 2

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Meredith
—¡Mamá estás completamente loca!— le recrimine de mala manera.
—Cariño, dime algo que no sepa. Si mal no recuerdo, ya esas palabras han salido de tu
boca unas… 100 veces—
Puse los ojos en blanco, aún no me puedo creer que mamá nos haya puesto a mi hermanita
y a mí en esta situación. Desde pequeña, me puse nerviosa compartir mi habitación,
imagínate una casa con un completo desconocido, eso sin contar con los dos hijos que
tiene perdidos por el mundo.
Si me hubieran dicho que a estas alturas de mi vida me estaría mudando a Nueva York a
vivir con un padrastro millonario, juro por Dios que en este instante tuviera un ataque de risa
porque ni yo misma me lo creo.
—Verás lo bonita que es esa ciudad, sin contar nuestra nueva casa— comentó mi madre
muy emocionada.
«Ni me lo recuerdes, estoy harta de tener que aguantar por un año está situación»
Claro que ese pensamiento no lo podía decir en voz alta. Sino mi madre era capaz de
volarme en plena carretera por bocona.
Nunca en mi vida había viajado, por lo tanto, jamás tuve que pasar por esta situación.
Verdaderamente esto era un infierno.. si porque solo se describe el aeropuerto con esa
palabra.
Desde que llegas, sientes ese ruido ensordecedor, los niños llorando de malcriados y las familia despidiéndose de algunos familiares un poco cabizbajos.
Consulté mi teléfono a ver qué hora era y exactamente las 6:00 am o sea que teníamos
bastante tiempo.
Sinceramente estaba un poco cansada. Ayer atiborre mi sistema de alcohol solo para
olvidar las penas y situaciones por las que en estos momentos estaba pasando. Fui a la
cafetería que había al lado del aeropuerto, pedí un capuchino y me dispuse a leer un poco
“Culpa mía” en Wattpad ya que no tenía el dinero suficiente para comprarme mis libros
favoritos en físico. No me canso de leerlo, siento que mi vida se resume en eso y con ese
libro siempre me voy a sentir identificada. Juro que si algún día llegó a ver a Mercedes Ron
¡Joder la secuestro solo para que me cuente historias como estas!
A veces me pregunto si podré tener algún día un amor como el de Nick y Noah, apartando
la toxicidad claro, eso muchas veces no es sano. Pero lo que más me duele de leer estas
historias tan hermosas, es saber que jamás podré tener una vida como esa. Entonces en
ese momento tuve que alejar mis pensamientos porque desgraciadamente el micrófono me
interrumpió.
—Señoras y señores, hacer el favor de abordar el vuelo de las 6:00 am con destino a New
York.
Ahí vamos nuevamente, ¡Es hora de comenzar la tortura!
—Meredith dale la mano a tu hermana y sígueme si no quieres perder el vuelo. No sabes lo
bien que me vendría quedarme en donde nací— murmuré solo para mi.
Cuando mamá me dijo que debíamos coger un vuelo para llegar a New York, jamás pensé
que fuera en primera clase. Bueno qué podía esperar de la nueva esposa de un
multimillonario.
Después de pasar 8 horas y 26 minutos volando en ese maldito avión. Lo primero que hice
al bajarme, fue ver la cara de Andrew.
«¡Oh tierra ven y trágame no lo soporto más!»
—Buenos días, ¿cómo están mis chicas preferidas?— preguntó con ese tono de voz
intimidante que tanto odiaba.
¡Por el amor de Dios!
¿Por qué necesitaba ser tan cínico, egocéntrico al mismo tiempo?
Le encantaba ser el centro de todo.
—Yo no soy la chica de nadie, y menos de ti— le conteste un poco a la defensiva.
—Yo también me alegro de verte Mera—
—Meredith para ti, que conste que estoy aquí por mi madre no porque me caigas bien y
mucho menos por tu puto dinero— Mi madre me miró con cara de suplica.
Eché un vistazo y vi como se ruborizaba de la vergüenza a mi lado.
—Se un poco más educada con Andrew, a partir de ahora seremos una familia— Observe
como se le formaba una sonrisa de medio lado, la misma que el maldito correspondió con
un pequeño beso.
«¡Ya he dicho que lo odió, en serio no saben cuánto lo odió!»
*****
Todo esto es magnífico. Me quedé boquiabierta al bajarme del deportivo que conducia mi
nuevo padrastro.
¡Madre Mia!
Ese lugar solo se puede calificar con esas dos palabras. Sinceramente creo que me he
quedado ciega y estoy en el paraíso de las casas bonitas. digo si es que a esto se le puede
llamar casa. Era increíble, desde que llegas es lo primero que te fijas, es en ese jardín lleno
de hermosas flores, había orquídeas por todos lados. Una fuente en el medio de un césped
muy bien cortado. Esa mansión tenía tres pisos y parecía una casa de ensueño.
—Espero que te guste tu cuarto Mera— escuché decir a mi madre mientras nos
adentrabamos en la hermosa casa.
Sin embargo yo no me inmute en decir ni una sola palabra acerca de su comentario. El
hecho de que me tocara mudarme a una casa de muñecas no significa que no quería mi
vida de regreso.
Subimos al segundo piso, donde habían más puertas que en un hotel. Doblamos a la
derecha y me encontraré con un pasillo enorme. Pero había algo que me llamaba la
atención, aceleré el paso y me encontré con un pequeño cartel en una puerta del mismo
color que la casa, él mismo decía: Bienvenida Mera, espero que sea de tu agrado.
Automáticamente gire el pómulo dorado de la puerta y juro por Dios que lo que vieron mis
ojos no era real.
Gire mis talones en dirección a las personas que estaban exactamente atrás de mi y las
miré con incredulidad.
—¡Camille pellizca mi brazo y dime que estoy soñando!— le expresé a mi hermana dando
pequeños saltitos de la emoción.
—Hermanita no estás soñando, esto es real— Mierda estoy flipando, esto es genial.
Sinceramente, jamás pensé que dormiría en una habitación como esta. Estaba lleno de
estanterías, todo a juego con el color de la casa, había un pequeño espacio en medio de la
estantería, donde se encontraba un televisor de 54 pulgadas. Cerca del televisor a eso de 2
metros, se encontraba situada una mesita pequeña con una tetera y dos tacitas de
porcelana en el medio. A la izquierda había una delicada silla de mimbre, al lado de esta
había una lámpara de pie. A un costado había un pequeño estante y en el mismo un florero
con unas rosas rojas preciosas. Había un tapete haciendo juego con todo, una cama
matrimonial con dos mesitas a los lados, en cada lado había una lamparita de noche.
También habían fotografías familiares, pero de todas la que más me gusto era la más
grande. En ella estaba reflejado ese día de picnic que hicimos 3 meses antes de que papá
muriera. Ese magnífico momento estaba plasmado en un cuadro que se encontraba un
metro más arriba de la cabecera de mi nueva cama.
Entonces mis ojos se desviaron automáticamente a esa ventana hermosa de cristal. Desde
ahí podía ver esos colores bonitos que adoptaba el cielo por las mañanas y las tardes.
Me dirigí a la estantería y me di cuenta de que estaban todos mis libros favoritos: la saga
meses a tu lado, la trilogía pecados placenteros, Harry Potter, la Odisea del Cangrejo,
Orgullo y Prejuicio, la selección, ese libro clásico que me atrapó totalmente con tan solo observar su portada y sobre todo la trilogía Culpables, un amor de carreras, único e inolvidable.
«¡Madre mía el libro que actualmente me estoy leyendo en Wattpad!»
—Gracias mamá— Fue lo único que pude gesticular.
—No es a mi a quien debes darle las gracias.
En ese mismo instante señaló a Andrew.
—Espero que te haya gustado Mera— manifestó el odioso de mi padrastro con esa voz
intimidante… ¿Acaso jamás se reía?
—Está muy bonito todo— Me limite a decir.
—Te daremos espacio para que te acomodes en tu nueva habitación Mera. Se que ahora te
darás una ducha y seguro te acuestas a dormir. Ayer llegaste a las 2:40 de la mañana
pasadita de alcohol— bufé de mala gana. ¿Por qué ella siempre lo tenía que arruinar todo?
—Espero que estés lista a las siete y media. Unos amigos de mi familia vendrán a darnos la
bienvenida, espero causar una buena impresión.
En tu armario coloqué ropa nueva, de tu estilo.
Esto fue lo último que me dijo antes de retirarse.
Exactamente hice lo que ella dijo. Llené la bañera.. el agua estaba justamente como me
gusta. Al meterme dentro sentí como la mugre se retiraba de mi piel. Me sequé el pelo com
la toalla, saque de la maleta, mi pijama de Dora y me dispuse a ponérmelo. Luego me
acosté en la cama aún pensando como en mi vida había dado un giro tan grande de 180º.
Me quedé dormida al instante, ese colchón era tan suave como una pluma, a la primera te
noqueaba.
****
—Nooo.,,, suéltame ya por favor.
Estaba aprisionada por el cuerpo de ese hombre tan horrible.
—Nunca te han dicho que para ser una niña de 8 años eres exageradamente exquisita.
Que repugnancia le tenía, no se como nadie se ha dado cuenta. No quiero que me violen.
—¡Auxilio…auxilio por favor alguien que me ayude!—me sobresalte por como él me estaba
manoseando.
—Tranquila pequeña, aquí nadie podra encontrarnos— contestó al mismo tiempo que salía
de su boca ese hedor putrefacto a alcohol mezclado con drogas.
Cuando percibí su mano por mi estómago, supe lo que iba a hacer, se desabrocho el
cinturón y luego me rompió mi abrigo de masha y el oso junto a mi blusita de tirantes.
—Tio Jason, ¡por favor no lo hagas, no me violes!— le suplique entre sollozos.
Sentí como se burlaba en mi cara. Él sabía perfectamente lo que iba a hacer en ese
momento. Cerré los ojos con fuerza, tanta fuerza que casi me hago daño. Reuní todo el
valor del mundo y le tiré un puñado de nieve directo a los ojos verdes. El automáticamente
se retiró de encima de mi ¡maldita zorra!
Entonces yo me dispuse a correr, corrí sin mirar atrás mientras me congelaba por el frío y
prácticamente sin ropa ya qué  el tío Jasón había rasgado todo.
No pude más, no pude avanzar porque sentí como todo mi cuerpo de entumía. Me recosté a un Árbol pegando mis piernas a la altura de mi pecho.
—Aquí estas pequeña zorra, ahora verás lo que te espera. Lo último que percibí fue una mano estrellarse en mi cara y un sonido extraño...un sonido ensordecedor, como las llantas de un auto frenando apresuradamente en la carretera.  Luego oí un sonido, está vez era un estruendo más fuerte. El ruido fue peor que el de los relámpagos en esas noches frías donde papá siempre me calentaba con el cuento de Rapunzel.
En ese instante me di cuenta que alguien me llevaba en brazos y me cubría con algo, un olor familiar inundó mis fosas nasales, pero en verdad mis párpados tenían mucha pereza así que no fui capaz de abrir los ojos.
Eso fue lo último que sucedió antes de soltar un grito ahogado. Cuando me levanté de golpe por la terrible pesadilla que había tenido sentí como mi pelo se pegaba a mi cara por el sudor, tenía la respiración entrecortada y el corazón a galope. Entonces me volví a dar un baño pero esta vez de agua fría, bien fría para olvidar viejos recuerdos.
Al salir del baño, me encamine al armario a ver que me ponía. Abrí las puertas del armario tan rápido que casi se rompen. Mis ojos se cogelaron como un pescado en nevera al ver la cantidad de ropa que había, no quedaba ni un poco de espacio para meter mi ropa vieja por así decirlo.
Mis ojos brillaron ante un vestido amarillo hermoso, me debati en si debería ponermelo o no. Finalmente opté por no ponerme nada, sabía que ese dinero no era de mi madre.  Me coloqué el vestido que costó casi la mitad de mis ahorros el año pasado para la fiesta de Annie.
Me maquille moderadamente porque no me gusta la exageración. Me seque el pelo con un secador que mi madre al parecer había comprado de color azul. Luego me pase la tenza para que el pelo cogiera un poco de onda. Mi cabello de naturaleza siempre ha sido, prácticamente una baba. A veces para que pudiera coger un poco de onda, tenía que pasarme la tenza y luego echarme un poco de fijador o sino se desbarataba el peinado.
Eso si, me tuve que poner obligado unas sandalias blancas que mi madre compró con el dinero del maldito, por más que mi orgullo me dijera que no, la verdad no tenía zapatos para ponerme con este vestido.
Baje con cuidado las escaleras, habían tantas que cuando estaba contandolas, perdí la cuenta.-¡Joder esas escalerillas te sacan el sumo! -susurré para mi misma.
A penas llegue ví a una pareja con un niño un poco mayor que mi hermana y un joven más o menos de mi edad. Rápidamente capté la atención de mi madre que me miraba orgullosa por mi elección, quizás no tenía tan mal sentido de la moda.
—¡Vaya al fin llegó la invitada de honor! —expresó Andrew y al instante me tense. Ese tipo no me causa buena espina. Disimule una sonrisa a la que todos correspondieron.
—Bueno, está es mi hija Meredith. Meredith te presentó a la señora Luciana y el señor Jackson Reed —primeramente le tendí la mano a la señora a modo de saludo, lo cual ella correspondió agradablemente—.Eres muy bonita Mera —agregó ella e instantáneamente mis mejillas se tiñeron de un color rojizo quizás por la vergüenza o el cumplido.
—Al fin te conocemos Meredith, eres muy famosa por aquí —comentó el señor Reed con una sonrisa radiante.
El señor alto parecía intimidante pero en verdad era muy sociable. Le tendí la mano para saludarlo de la misma manera que a su esposa, pero de un momento a otro sentí un corrientazo.
Era esa sensación de haber conocido a esa persona pero no sabes de donde. Al final me alejé como si el contacto de su piel me quemara. Él pareció notarlo aunque no le prestó mucha atención.
—¡Mera! —Mi madre me saco de la ensoñación—.Estos son los señoritos Harlan y Lucas que pronto lo verás a menudo ya que estarán en el mismo instituto.
—Hola mi nombre es Harlan y tengo 10 años ¿tú como te llamas?
Eso me causó un poco de gracia. Es muy tierno ver su tamaño, con ese pelito rubio cayendo en su cara, un poco desordenado, al aparecer el pequeñín no tenía mucha paciencia. Estaba muy mono. No aguanté más y me incliné un poco hasta quedar a su altura y darle la mano.
—Hola pequeño Harlan, me llamó Meredith, pero puedes decirme Mera si deseas.
—Me gusta más Mera, suena a nombre de sirena, ella son muy hermosas como tú.
Es una monada, observé como sus mejillas se tiñeron de un color rosado. Por lo que todos los presente soltaron una pequeña risa.
—Vale enano déjame presentarme—manifestó, el chico guapo que estaba detrás de Harlan—. Me llamó Lucas, Meredith.
—Mucho gusto Lucas, esperó poder llevarnos bien —Él asintió con una pequeña sonrisa. Al parecer el chico es muy agradable
—Lucy, ¿Mat no va a venir? —le preguntó Andrew a la señora—.Él se va a retrasar un poco, había hecho un viaje de negocios y le cogió un poco tarde —respondió ella con un deje de algo parecido a ¿orgullo?
Entonces vamos a sentarnos a la mesa. Martha ya organizó todo. En el mismo instante en el que iba a poner mi culo en la silla tocaron el timbre.
«¡Mierda acaso aquí nadie abre la puerta!»
Como todos estaban ocupados me tocaba a mí ser la chica de los recados.
Me paré de la silla a regañadientes y me dirigí a la puerta abriéndola con una amplia sonrisa para recibir al último invitado. Pero esa sonrisa se esfumó al darme cuenta quien estaba delante de mí.

Hola chi@s que les pareció el capítulo de hoy, estoy muy ansiosa por saberlo en sus comentarios. ¿Quién será esa personalidad que impactó totalmente a Meredith?
Solo pase para dejaros un beso y un fuerte abrazo os quiero❤️ Recuerden que nosotros somos los únicos protagonistas de nuestra historia.

Antes de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora