Capítulo 6

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Meredith

¿Alguna vez han sentido una punzada de emocion cuando van a algún lugar?
Pues yo la sentía en esos momentos.
Tantos minutos de viaje, me dejaron la cabeza un poco alborotada. Cuando emprendí mi huida hacia la fiesta junto a mis nuevos amigos, jamás pensé lo que verdaderamente podía suceder o mejor dicho a quién me podría encontrar. Cuando por fin llegamos a nuestro destino. Mis ojos se perdían en los alrededores de esa casa ubicada en el lugar de oro de los neoyorquinos: "Los Hamptons".
Era una casa enorme, error eso no se catalogaba como una casa ¡era una jodida mansión! Estar ahí era como vivir un sueño con los ojos bien abiertos. Lo que mas me gustaba de esa impresionante mansión de ladrillos blancos, era su jardín, un jardín imponente, lleno de rosas rojas y blancas que hacían contraste con el color de esa enorme y maravillosa casa.
<Quizás nadie me creería pero esa casa parecía sacada de una novela del siglo XIII>
-Oye Mera ¿te quedaste muda? -comentó Lucas un poco alto por el ruido a nuestro alrededor.
-Ehh... -Mi voz titubio un poco pero luego se incorporo a su estado normal-. ¿Me decias algo Luk? -le pregunté casi gritando por lo alta que estaba la música.
La mirada de Lucas paso de mi hacia la de alguien que estaba a unos metros de él.
-Sigue caminado Meredith, ahora te alcanzo -dijo mi amigo antes de marcharse, dejándome sola nuevamente.
Ni siquiera me dio tiempo a decirle que no me dejara sola en esta casa enorme. Lo mejor en ese momento era buscar a alguien que conociese la casa para no perderme en ella. Cuando me dí la vuelta para seguir mi camino, sin querer queriendo mis pies perdieron el freno y casi caigo de bruces contra el suelo. Pero gracias a la virgen de los chicos sexy cai encima de una pared mojada llena de músculos reconfortantes.
-Oye niña mira por donde andas -me dijo una voz conocida, una voz excitante, tanto era asi que al instante percibí como me erizaba de los pies a la cabeza.
Me incorpore un poco alborotada y entonces...
<¿No puede ser? Debe de ser un sueño, Dios mío dime qué estoy soñando pero no me castigues asi>
-Vaya, pero si miren a quién tenemos aqui "la chica de cabellos de fuego" -dijo el muy idiota mientras ponía sus dedos en forma de comillas.
Entonces, pude procesar esa imagen con mas calma de la que me gustaría.
Ahi estaba ese chico de cabellos rebeldes, esos cabellos que en este momento caían como cascada por su frente, al parecer, por lo mojado que estaba. La piel blanca de su rostro, resaltaba sus labios rojos y humectados, su mandíbula estaba muy bien marcada y, había veces, que se contraía por la fuerza que ejercía. A lo mejor lo hacia por el simple echo de estar enfadado conmigo. Pero siendo sincera, eso no me dejaba hipnotizada... Sus ojos eran los culpables de mi maldita hipnosis. Esos ojos azul cielo casi gris, te dejaban sin aliento en un abrir y cerrar de ojos. Y fue ahi cuando me toco, cuando sus trabajadas manos tocaron la parte desnuda de mi piel. Sentí una vibración recorrer todas las extremidades de mi cuerpo.
-Estas bien Meredith... -exclamó en solo un susurro casi perpetuo-. Si necesitas te puedo traer un vaso con agua.
¿Por qué tanta atención conmigo cuando hace a penas un dia me trató como una basura en la mesa de mi nueva casa? ¿Por qué siento que cuando lo veo, de un momento a otro existen orugas viajando por mi estómago hasta convertirse en mariposas revoloteando?
-Meredith ¿pasa algo? -preguntó Lucas cogiéndome de la cintura un poco tenso-. No Luk todo esta bien -dije un poco nervioso, mientras pasaba mis delicadas manos por mi falda en un intento de alisar sus arrugas.
Desde donde estaba pude ver como Mateo contraía su mandíbula con fuerza y hacia puños con sus manos.
-Mejor los dejo solos -Eso fue lo único que dijo antes de irse echando chispas.
Entonces volví a sentir eso que sentía hace a penas 3 minutos... paz interior. No me había percatado de la mano de Lucas en mi cintura hasta que la quitó.
«¿Por qué razón, cuando estoy al lado de él no me entran los ataques de ansiedad»
-Mera vamos adentro, asi podremos divertirnos con los demás -asentí un poco nerviosa. Lucas notó como temblaba con cada paso-. ¿Sucede algo Mera? -comentó un poco preocupado.
-Tengo miedo Luk -murmuré por lo bajo-. Jamás he ido a una fiesta... A una de verdad, y pues no se lo que pueda suceder si cruzó esa puerta. A lo mejor comenta la mayor estupidez de mi vida -solté sin más y al parecer Lucas lo comprendió.
-Tranquila Meredith, no sucederá nada, confía en mi -me aseguró con voz firme y yo asentí tranquila.
Frente a nosotros había una puerta enorme pintada de blanco, el pómulo era de un color dorado, a penas lo vi, super que detrás de esas puertas comenzaría la mejor historia de mi vida o quizás, mi peor error.
-Hola chicos bienvenidos al fiestón -dijo Jennifer ofreciéndome un vaso lleno de ponche.
Me quede un mini segundo mirando el vaso como una idiota
-Oye Meredith si no quieres no debes de tomar -me aseguró Luk frunciendo el seño a lo que yo asentí gustosa.
Seguimos nuestros camino hacia la cocina. Desde lejos pude visualizar como las parejas subían las escaleras directo a los cuartos.
Mientras yo observaba todo lo que se movia a mi alrededor, Luk y Jennifer me llevaban a rastra en dirección a la cocina.
-Lucas, crees que puedas darme un vaso de agua, tengo la garganta seca -dije llevando mis manos a la garganta e intentando hacer el esfuerzo de tragar.
Lucas retrocedió tres pasos hacia atrás y me observó detenidamente.
-Acaso tienes que pedirme agua para tomar. Recuerda, estas en una fiesta. Toma lo que desees, ahí esta el refrigerador.
Haciéndole caso a las palabras de Lucas. Me dirigí al refrigerador, pero antes de llegar me percaté que había un vaso con un líquido blanco, al parecer era agua.
«Ahora mismo no necesito agua fría»
Tomé el vaso lleno de agua y me lo llevé a la boca. Mi garganta comenzó a aceptar ese sabor extraño que invadía su pequeño espacio poco a poco. Pero cuando andaba casi por la mitad pude sentir como se calentaba mi cuerpo y entonces por primera vez en mi puta vida descubrí el sabor del alcohol vivo.
-¡Meredith eso es tequila! -exclamó Alisson desde lejos y yo automáticamente lo escupí dejando mi garganta con un ardor pasajero y asqueroso.
-¿Mera estas bien? ¿Dondé esta Lucas? -preguntó Alisson un poco asustada llevándo su mano a mi pelo y apartandolo poco a poco para no mancharse de la arcada que venía en camino.
-Si Ali, estoy bien, solo que fue muy asqueroso -Levanté mi dedo corazón y me lo llevé a la boca en forma de asco para luego con una servilleta, limpiarme los alrededores de mis labios infectados por el olor a vómito.
-Oh cariño ya yo me acostumbré. Vayamos a la parte trasera -dijo la rubia que tenia en frente.
Antes de irnos me volví a enjuagar la boca con el agua del grifo. Luego ella abrió una puerta de cristal, una que colindaba con la parte trasera.
<¡Madre Mía, esto si es un fiestón!>
El patio era grandísimo, en medio había una piscina en forma de U, en el centro de la piscina había un pequeño bar donde le servían chupitos, tequila y whisky a todos los que se encontraban sentados en los banquitos dentro de la piscina. Había luces LED por todo el alrededor de él patio, justo cerca de la piscina se encontraba el Dj, colocando la canción que todos le pedían. Esto era una pasada. Justo cuando la fiesta no podía tener mejor pinta, lo veo a él.
«¡Virgen de los chicos sexys caídos del Olimpo!»
Ahí, estaba Mateo, sin camisa ni nada que le cubriera sus travieso abdomen, solo ese boxers que resaltaba cada segundo mas su...
¿Por qué este chico tiene qué estar tan bueno?
-Meredith cierra la boca tía que babeas -comentó Alisson recostada en mi espalda.
Todo mi sistema nervioso, comenzó a hacer estragos.
-Yo-yo, eh, no, como crees que yo, hablas en serio Alisson no ves que es un capullo integral -dije un poco a la defensiva, no puedo creer que me hayan pillado con la mano en la masa.
-Tranquila amiga, la vida se hizo para disfrutar y la vista para refrescar -Eso último me causó un poco de gracia-. En un momento vuelvo. Voy a buscar a Lucas.

Cuando Alisson se fue. Me encamine en dirección a la barra.
-¡Una copa de vino por favor! -le ordené al mesero -enseguida señorita.
Mi mirada volvió a perderse en Mateo. Ese chico de cabellos color castaño Claro, el mismo chico que tenía en frente y no se percataba de mi presencia, aún tenía sus ojos metidos en su caro teléfono. Al parecer los chinos inventaron una pared invisible y yo era la mayor propietaria.
Su mirada se desvió de su teléfono hacia una chica pelinegra que comenzaba a acercarse peligrosamente en dirección a él... ¡Ella, es, es hermosa! Un poco bajita, no era tan alta como yo, parecía un minions, uno muy cómico. Su cuerpo estaba señido en un vestido negro, algo corto, era así de una tela color petróleo. Ella tenía estilo y elegancia, parecía una modelo sacada recientemente de una revista de Hollywood.
A kilómetros se notaba lo mayor que era, más o menos 3 o 4 años más que yo, el problema es que ella lo disimulaba un poco gracias a su excesivo maquillaje.
Mi cerebro entró en corto circuito al presencial lo que sucedía frente a mí.
-Todos son unos hijos de puta -exhale ruidosamente cuando mis ojos captaron la imagen de ese beso tan caliente que el le acabó de dar.

-Oye... ¿Alex verdad? -Le dije mirando la placa que tenía su uniforme -Me puedes servir otra copa de vino. No, perdón, mejor que sean tres.

Cada minuto que transcurría en esa estúpida fiesta, mi conciencia gritaba a todo pulmón lo estúpida que fui al aceptar la invitación. Os juro que me la pasaba fenomenal al principio, pero cuando ví, la manera en que se besaba con esa chica, me puse a tomar como una loca. Fue algo que me cabreo muchísimo.
No me gusta sentir esto, por alguien a quién ni siquiera conozco. Él es un simple desconocido en medio de mi lazo familiar.
«El presente duele más que el futuro, a lo mejor un poco menos al pasado, pero ninguna de esas heridas se comparan con la de un amor prohibido, uno que sólo puedes ver a través de tus pupilas»

Hola chicos, se lo mucho que demoré en actualizar, pero bueno, tengo mis motivos. Espero hayan disfrutado mucho de él capítulo de hoy y pues si algo no le gustó déjenme saberlo en los comentarios😊 Os quiero mucho❤️
Recuerden, para cumplir nuestros sueños, se necesitan agallas para luchar, así que:
«Muchos pueden bajarle el autoestima pero jamás podrán matar sus sueños»
❤️Muaaaaa los amodoro ❤️

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