6

342 51 9
                                    

Kakashi estaba tramando algo, Obito estaba seguro que había algo que ocultaba y quería exigirle que le dijera qué le pasaba. Aunque no lo hizo, se mordió la lengua evitando preguntar porque tenía el presentimiento que sería algo que no le gustaría escuchar y con sus constantes sueños que rogaba que no fueran visiones, temía constantemente que esa tumba en sus sueños un día apareciera en su vida con el nombre de un ser querido.

Rin lo llamó paranoico cuando se lo comentó y tal vez era cierto, pero desde que comenzó a soñar con Kakashi vistiendo el uniforme ANBU, viéndose miserable y hablando siempre frente a una tumba sin nombre había comenzado a sentirse ansioso cuando no sabía dónde se encontraban él y Rin.

—¡Concéntrate Obito!— el grito de su tío lo trajo de vuelta al presente. Ahora que ya no era un paria para su familia las obligaciones para con su clan habían aumentado de un día para el otro. Una de sus obligaciones era encargarse de los mocosos antes de que ingresaran a la academia y entrenar con los cercanos a la familia principal que ya estaban estudiando.

Obito no estaba seguro de qué sentir con ese cambio de rol en su clan. Estaba tan acostumbrado a estar entre enojado y triste cuando se trataba de su trato con ellos que otra emoción era difícil de sentir.

Su abuela siempre fue la excepción y la única razón por la cual recibió el apellido Uchiha. La regla siempre fue que si se casaban con alguien que no fuera un Uchiha debían abandonar el clan, usualmente eso ocurría con los de la tercera línea de sangre que eran considerados los más débiles y con una mínima posibilidad de despertar el sharingan. Su abuela no había sido una ninja, pero había pertenecido a la línea de sangre principal y lo más cercano a una sanadora en su tiempo, el cual fue en el periódico de los fundadores cuando se vio obligada a tratar con miembros de otros clanes al fundarse la academia y aprendió métodos de curación de otros clanes. Los Uchiha, en especial en esa época, veían a los sanadores y posteriormente a los médicos ninja como si fueran cobardes. Cuando lo escuchó de su abuela y luego lo leyó en los pergaminos de la historia de su clan se sorprendió y se percató que no había ningún médico ninja Uchiha, pero por suerte ya no veían como si fueran cucarachas a los ninjas como Rin y no tenían problemas en recibir o buscar ayuda de ninjas médicos.

Su abuela nunca se convirtió en una ninja porque ni siquiera se graduó de la academia y por lo tanto a pesar de ser prácticamente de la familia principal fue apartada con los de la tercera rama familiar y se casó con uno de ellos. Así que su madre nació siendo parte de la tercera línea de sangre y cuando se casó con alguien ajeno al clan se le quitó el apellido. Se suponía que Obito iba a recibir el apellido de su padre, pero al morir su madre él quedó sin familia inmediata y su abuela lo trajo a su casa exigiendo ser reconocido como un Uchiha. Ella no debía tener voz ni voto con nada relacionado con el clan, pero en su juventud  había salvado a más de un miembro de la familia principal que se negaba a recibir asistencia de los médico ninja de otros clanes y los ancianos no lo olvidaron. Así que Obito fue una excepción y lo aceptaron al menos de nombre como un Uchiha aunque fue llamado "bastardo" hasta que despertó el sharingan.
Los ancianos lo habían nombrado al aceptarlo y dejarlo al cuidado de su abuela, todavía no sabía si lo nombraron"Obito" porque esperaban que muriera pronto o porque su nacimiento fue el mismo día de la muerte de su madre.

Y cómo cometió el error de que todos se enteraran que poseía el Mangekyo Sharingan el líder del clan le otorgó responsabilidades que estaban destinadas a los miembros de la familia principal o como mucho los de la segunda línea de sangre como Shisui.
Él no era querido ni visto como un prodigio como su primo, pero era alguien "prometedor" para el clan e intentaban que alcanzará los nuevos estándares que tenían sobre él.

Pero tener que entrenar a los niños y estudiar como loco bajo la tutela de los ancianos cuando no debía cumplir con sus obligaciones con su equipo era una tortura. No soportaba a los niños por muy tiernos que fueran algunos y los ancianos... no había palabras para describir lo insufribles que eran.

¿Recuerdos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora