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—¡Que no es porno!

Las risas de Anko y Kotetsu se escucharon por todo el establecimiento, hasta Aoba se rió más fuerte de lo normal. Obito se arrepintió de aceptar ir con ellos a la tienda de dangos, si no hubiera aceptado no tendría que haber escuchado las burlas de Anko por el rumor de que Kakashi y Rin estaban obsesionado con el porno. Pero había estado captando cada aroma dulce como un sabueso detectando una presa desde hace dos días y pensó que comer dangos harían que dejara de perderse en esos aromas a dulces.

Había vuelto luego de estar casi dos semanas a disposición del sobrino del Daimyo, lo cual fue... Interesante. Había creído que sería aburrido y hasta que sería como una tortura, pero más allá de tratar con muchas personas petulantes logró agradar a ese hombre de cara rara mientras lo escoltaba hacia el país del té. La misión debía durar unos pocos días, había un tratado que ese hombre tenía que tratar con el Daimyo de ese país y así fue, pero la misión se alargó cuando los consejeros propusieron la gran idea de pasarse por el pueblo de Biei y se desviaron de su camino. Él no conocía aquel pueblo en persona y lo único que había escuchado de ese lugar era que tenía las más bellas flores del país del fuego. Durante la última semana entendió que las flores a las que todos se referían eran Geishas y Oiran.

Obito no tuvo opción a la hora de interactuar con esas mujeres. No que le molestara, pero las geishas lo trataban como si él fuera alguien adinerado y respetable haciendo que se sintiera cohibido cada vez que le hablaban de forma tan formal. Y luego estuvieron las Oiran, que frente al Daimyo y los demás a quieres escoltaba se mostraban de lo más coquetas y seductoras, pero con él se veían divertidas por lo que pareció un eterno sonrojo que padeció y su tartamudez cuando algunas quisieron ver su reacción al seducirlo. Obito admitía que le parecieron bellas y mas que atractivas, pero no quería estar con alguien por dinero y cuando se los dijo intentando no ofenderlas solo se ganó un coro de risas y más atención. Las Oiran comenzaron a llamarlo "Otouto" y lo trataron como tal.

De alguna forma esas mujeres le hicieron confesar que estaba enamorado de su ex compañero de equipo, que no pensaba confesarse hasta ser lo suficientemente fuerte convirtiéndose en su igual y que no tenía la más mínima idea de cómo cortejar a alguien.

"—Otouto, no te preocupes. Tus Oneesan van a enseñarte a atraer a ese Omega"

De solo recordar los consejos sintió su cara calentarse y volvió su atención a los dangos. Kakashi no caería con esas tácticas, podría ser un Omega pero era una de las personas con más autocontrol y temple que conocía.

—Kakashi sacó ese libro mientras estábamos pasando el rato en casa de Rin, todos estábamos un poco pasados de copas pero distinguí la etiqueta y definitivamente era un libro erótico— Anko volvió con el tema sonriendo totalmente divertida y Obito la fulminó con la mirada. Gracias a que la misión de escoltar a sobrino del Daimyo se alargó no puedo estar para el cumpleaños de Rin, se suponía que él estaría y por ello su amiga había aceptado hacer una pequeña celebración en su departamento con esperanza de que Kakashi también estuviera presente. Claramente Kakashi si lo logró. —Y luego Rin se acercó a él y pensé que iba a regañarlo, ya sabes cómo es de doncella... ¡Pero salió corriendo a su cuarto y volvió con el mismo libro mostrándole una página como si fuera un libro con jutsus secretos pero solo era por...!

—¡Que no es porno!— volvió a gritar ganando muchas miradas y risas de sus supuestos amigos.

Obito estaba al tanto del dichoso libro gracias a que vio a Rin leyendo en su departamento cuando la visitaba y reconoció que se trataba del libro resultante del manuscrito de Jiraiya que había conseguido para Kakashi. Él jamás se interesó por averiguar el contenido porque asumió que se trataba de otra novela rosa de las que coleccionaba Kakashi, pero cuando prestó más atención y notó la etiqueta de la que hablaba Anko le había preguntado a Rin de qué se trataba.

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