† JUDAS CARUSSO †
—Yo no le creo una mierda.
Louis se dejó caer en su silla, con un gesto de irritación que casi escondía a la perfección las ojeras en su rostro.
—Debe tener una razón—intervino Jeremy, con la mirada fija en la mesa—, una importante como para hacer esto.
—Es que no puedo creer que ella no quiera que lo sepamos—se quejó, cruzándose de brazos—, ¿Cuándo ha pasado que no nos cuenta las cosas?
—Nunca—reconoció Jeremy entre dientes—, pero debe tener una razón. Ambas deben tenerla.
Yo quería creer que sí, que había un motivo de peso por el que ella se había ido sin decir nada, sin dejar una nota, y que cuando volviera iba a explicarnos todo. Lo que me causaba malestar era no saber cuándo iba a tardar en volver.
Melissa volvió de la llamada que recibió, sin mirar a nadie se sentó y con una pequeña sonrisa, volvió a coger la cuchara para comer. Nadie le dijo nada aunque tampoco dejamos de verla, algo que se había vuelto habitual en los últimos días.
Solo porque ella era la única que tenía la información que necesitábamos, la que nos iba a dar tranquilidad, y no hacía el menor intento por compartirla, como si no le importara que Louis no hubiera dormido de la preocupación.
O que yo no pudiera hacerlo.
—Habla—demandó Louis con dureza.
Melissa levantó la mirada con sorpresa y Jeremy se tensó.
—No le hables así—pidió Jeremy con seriedad.
—Le estoy pidiendo que tenga la única cortesía de decirnos como está ella—Louis miró a Jeremy que apretó la mandíbula y los puños—, porque es obvio que han hablado.
—Eso no lo sabes—defendió Jeremy.
—Han pasado dos semanas, Melissa—enfatizó Louis, con enojo—, ¿En verdad crees que no la conozco suficiente como para saber que ya ha hablado contigo?
Me dolió el pecho al saber que yo no podía asegurar algo como eso, que no estaba del todo confiado en el hecho de que Becca ya habría hablado con alguno, que lo habría llamado para decirle que estaba bien a donde fuera que estuviera.
¿En verdad no la conocía?
—Louis—suplicó Melissa, bajo, culpable—, por favor.
—Por favor nada—las palabras le salieron a Louis con brusquedad—, tú estarías igual si ella no te hubiera llamado. Al menos ten la decencia de decirnos si está bien.
—Basta—espetó Jeremy con enojo—. Deja de hablarle así.
—Y tú deja de meterte en lo que no te importa,
—Todo lo que tenga que ver con ella me interesa—Jeremy lo miró con fijeza, igual de molesto y tenso que Louis—, así que si quieres descargar tu frustración con alguien será mejor que no sea con ella.
—¿Crees que te tengo miedo?
La mirada de Melissa se llenó de terror y abrió la boca pero no fue capaz de decir nada, asustada me miró en busca de ayuda.
Suspiré y miré a los chicos.
—Así no solucionan nada—intervine con calma—, ella—
—Cállate—pidió Jeremy enojado, volviendo la mirada a mí—. Tú no te atrevas a hablar porque estoy seguro de que le hiciste algo antes de que se fuera y es por eso que has tenido esa cara de culpa desde que supimos que se fue.
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Cuanto te deseo
RomanceYo no era un ángel y él no había sido el demonio que había susurrado en mi oído hasta hacerme caer al abismo de la perdición. Había sido dolorosamente al revés. Él me había rechazado cuando le declaré mis sentimientos y me dijo que no podía ahora...