¿Alguna vez han imaginado como verían cuatro osos polares salvajes y hambrientos, con el cuerpo de una pequeña foca en medio que sería su cena, esperando a ver cuál daba el primer paso para atacarse entre ellos?
Porque esta mesa era igual a ese escenario.
Cada persona en un extremo de la mesa estaba más enfadada y tensa que la otra. Jeremy, Melissa, Judas y yo habíamos decidido recorrer el camino de la ira porque no se sabía cuál estaba más enfadado y vaya a saber porque razón, lo que me picaba la curiosidad entre las oleadas de enojo con las que me había sentado era por qué estaban enojados los otros dos.
Melissa desde anoche había llegado a la habitación, luego de ir al baño, con gesto de seriedad y no me dijo nada cuando se acostó a dormir, mucho menos hoy cuando nos despertábamos y aunque al principio parecía preocupada y nerviosa cuando salimos a enterarnos de lo que había pasado ayer con los rumores de pasillos se había enfadado de la nada. Jeremy solo se había sentado con gesto de asesino serial sin mediar palabra mientras apuñalaba su desayuno con fuerza.
Judas, al parecer, había elegido seguir enfadado por lo que había visto ayer, porque al parecer no se había tragado la explicación que le había dado ayer a Louis, ya que no se dignó ni siquiera a dirigirme la mirada, de que Tyler y yo solo estábamos hablando. Aunque los chistes de Louis al respecto no habían ayudado nada.
Y al parecer ese enojo había justificado que hubiera pasado de nosotros, del entrenamiento de los chicos, para encerrarse con Step.
Lo que me molestaba no era el hecho de que hubiera pasado de nosotros por ella, que ardía un poco, porque en un principio quise creer que era porque seguía siendo su maldito tutor de latín y no tenía derecho a reclamarle nada pero resulta que no se habían reunido en la biblioteca, que es lo que debería haber hecho. No.
Habían pasado toda la tarde, junto, en la habitación de Step.
Lo peor no era eso, era que nos había mentido. Me habían mentido. Porque cuando se excusó por no estar en el entrenamiento dijo que se iba a ir, a su "habitación" a "descansar" porque se sentía cansado, y a menos que mágicamente hubiera sufrido de amnesia como para olvidar el camino a su maldita habitación para terminar en la de ella, me había mentido a consciencia.
Y para terminar de completar mi enojo, anoche ni siquiera se había aparecido en el comedor para la cena.
Esperaba que tuviera el sentido común de explicarse antes de reclamarme nada.
—Deberíamos agradecer que no nos dan cuchillos—ironizó Louis, en voz baja—, o probablemente ya se habrían matado todos.
Eso me hizo sonreír.
—¿Y privarte del placer de verme?—pregunté divertida—, eso nunca.
Louis rió y se relajó un poco.
Todos estábamos siendo bastante egoístas al poner a Louis en medio de nuestros problemas de mierda, lo que me hizo sentir bastante mal por ello.
—Al menos el enojo no te quita el sentido del humor—sonrió, mirándome con curiosidad—, ¿Y tú porque estas enfadada?
Estábamos hablando bajo, solo para que nos escucháramos nosotros, pero aun así no confiaba en mí para decirle porque estaba como estaba. Porque además de escucharme como una estúpida, Judas estaba demasiado cerca.
—A lo mejor porque no dormí muy bien—ironicé.
—Ya—entrecerró los ojos—, seguro.
La cabeza chismosa de Louis debía de estar trabajando al máximo para encajar esa frase con el motivo de mi enojo y, si fuera listo, solo tenía que mirar a su derecha para darse cuenta de quien lo había causado. Motivo que seguía mirando su biblia tan molesto que ni siquiera se daba cuenta que la tenía al revés.
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Cuanto te deseo
RomanceYo no era un ángel y él no había sido el demonio que había susurrado en mi oído hasta hacerme caer al abismo de la perdición. Había sido dolorosamente al revés. Él me había rechazado cuando le declaré mis sentimientos y me dijo que no podía ahora...