Prólogo.

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"She wasn't doing a thing that I could see, except standing there leaning on the balcony railing, holding the universe together." - JD. Salinger.


-¿Puedo convencerte de quedarte? - dijo él, su voz era ahora casi un susurro que se perdía en medio del barullo de aquel lugar. 

Ella no respondió, simplemente dejó que sus manos se aferraran al barandal de aquel balcón que la sostenía y que sus ojos negros viajaran a través de las luces titilantes de la ciudad que los rodeaba. 

-Solo dímelo...- rogó Julian -Dime qué es lo que necesitas y yo lo haré...- 

-Sabes que las cosas no son así...- comenzó ella con esa voz dulce, ahora quebrada por el llanto. 

-Pero estamos aquí, hemos llegado hasta aquí, ¿qué caso tiene escapar de esto, de lo que sientes?-  

Julian se había acercado hasta ella, tomándola por la cintura y obligándola a verlo de frente, clavando esos ojos avellanas en ella intentando encontrar aunque sea un atisbo de esperanza. 

-Nunca debimos llegar tan lejos, nunca debimos dejar que las cosas llegaran hasta aquí- sus ojos negros se llenaban de lágrimas y el llanto la cubría aquel rostro perfecto. 

-Ana, por favor- le suplicó -Dime qué es lo que quieres y te lo daré, pídeme lo que sea en este mundo y yo lo traeré para ti...pero no me dejes así- 

Ella lo tomó por el rostro, apretándolo con sus manos, recorriéndolo detenidamente, intentando grabarse en la memoria cada detalle de él, el aroma de su colonia, las pequitas que se extendían tímidas por su piel, la forma de sus ojos y la cantidad de pestañas que los enmarcaban. 

-Lo que quiero jamás podrá ser, Jules...- dijo con una sonrisa débil pegada a sus labios -Escapar contigo fue un acto desesperado, pero ambos sabíamos que por más lejos que llegáramos no podíamos huír de lo que cargamos dentro- 

-Ana...- 

-Shh...no digas más ¿si? - le suplicó poniendo uno de sus delicados dedos sobre sus labios -Solo deja que esta noche se lleve las penas...te prometo que mañana por la mañana todo será distinto, todo será como si yo jamás hubiese estado aquí...- 

-Pero...pero yo no quiero vivir en un mundo sin ti...yo no podría hacerlo- sollozó -¿Qué hay de nuestros sueños? ¿qué hay de esa vida que planeamos juntos? - 

Ella sonrió. 

-Son solo sueños...- murmuró -Tú y yo somos eso mismo...un sueño y nada más - 

-Quédate- le rogó Casablancas una vez más. 

-No hay nada por lo que quedarse, Jules...el riesgo es demasiado alto- 

Él suspiró mientras que los ojos negros -y esquivos- de Ana se clavaban en el suelo. 

-Mírame, por favor , mírame y dime que no sientes esto, que todo ha sido una mentira...que llegamos hasta aquí en vano-  rogaba Julian. 

Sus ojos negros lo miraron fijo, por lo que ella creía que sería una última vez, sintiendo como el alma le dolía y se le rompía en mil pedazos. 

-Lo siento, Jules...pero no puedo-  

Dijo aquellas palabras casi en un susurro, antes de darle un suave beso en los labios, uno con el que intentaba darle todas las respuestas, uno que era más como un ruego, y después de eso, simplemente dejó que el silencio llenara aquella habitación, aferrándose a su cuerpo y absorbiendo su aroma. 

Segura de que cuando la mañana llegara, su silueta habría desaparecido por el umbral de la puerta. 

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