Maldición de Titan

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11 años más tarde:

Han pasado mucho tiempo en que me encuentro en este lugar, ya poseo barba y mi cabello a crecido bastante. Aunque he aprendido e investigado bastante sobre este lugar todavía no logro encontrar a Caleb, pero tengo una esperanza.

Hace algunos días que me llego a los oídos la noticia de un tipo llamado Rozner, según escuche, hace tratos especiales con magia y creo que posiblemente me ayudaría con alguna información para ubicar a Caleb.

Un día decidí encontrarme con el, conseguí la ubicación de su cabaña y me lleve conmigo a Spik. Al llegar en aquel lugar, era una zona totalmente despoblada con una enorme barraca en casi todo el terreno de ese sitio, entre y al ingresar en aquel lugar lo único que observe eran grandes estantes cubiertos de libros, una escalera que subía al segundo piso y sillones viejos cubiertos de polvo y suciedad.

Mientras observaba todo aquello, me llamo la atención en que en una sección de libros de los estantes, se encontraban ordenados en fila unos pergaminos de color morado envueltos con una cinta roja y un sello amarillo. Al querer tocar uno, una voz interrumpió mi acción.

-¿En que te puedo ayudar Phillip Wittebane?- observe bajar de las escaleras a un hombre con túnica, llevaba gafas y un ridículo gorro de brujo, se acercó a mi a pasos lentos.

-Disculpe, señor- dije y me dirigí a el- necesito hablar con usted- conteste con nerviosismo, el hombre me daba vibras demasiadas extrañas y raras, como si no fuera de fiar- es algo importante.

-Pues ven, siente aquí- señalo los viejos muebles, hice una mueca de desagrado al ver los bártulos en como se encontraban en tan mal estado, de todas maneras tuve que acceder a eso.

-Bien, ¿qué quieres saber de aquí, Phillip?, dime ¿por qué razón estas en este lugar? - empezó a interrogarme de una manera insistente (o así lo sentí yo). Además del hecho de que ¡¿cómo demonios sabia mi nombre?!

-Estoy buscando a mi hermano, el...

-¿Buscando a tu hermano? no entiendo- el hombre hablo sin dejarme terminar de hablar.

-Perdóneme pero no puedo darle mucha información, solo que "alguien" se lo llevo hace algunos años, llevo tiempo buscándolo podría decirse que casi toda mi vida, y lo único que se es que posiblemente se encuentre en este lugar.

-Así que ¿quieres volver a ver a tu hermano? ¿por que tienes tantas esperanzas de que el sigue con vida? posiblemente ya este muerto.

-¡El no esta muerto!- le respondí rápidamente, no me había gustado el comentario que había dicho- ¡Se que sigue con vida! seguramente también este buscándome.

-Tienes demasiadas esperanzas y fantasías Phillip- me dijo- y eso a veces te ciega a ver a realidad.

-He venido aquí hacer un trato con usted- conteste con brusquedad- no a que opine o me de consejos de vida ¡Solo quiero saber por una maldita vez donde se encuentra Caleb! tenga- saque unas cuantas monedas de mi bolsillo y se las ofrecí- es todo lo que tengo. solo deme alguna manera de ubicarlo, algún mapa o hechizo ¡Lo que sea!.

El hombre miro con ridiculides la monedas, vacilo por un segundo, suspiro y se dirigió a mí.

-Escúchame humano- empezó hablarme seriamente- lo que me estas pidiendo es imposible, no existe ningún conjuro o hechizo de ubicación, además, la miseria que me estás dando ni siquiera te alcanzaría para las posiciones más baratas que poseo. Si quisieras ganar aunque sea un frasco de posición que te ayudaría aumentar tu fuerza e inteligencia, podrías hacer un intercambio con tu taliamigo- dirigió su mirada y observo a Spik, esta se escondió detrás mío por la parte de mi espalda.

-No te daré mi palisman- dije con decisión.

-Entonces lárgate, no hay ningún trato, acepta la situación Wittebane, eres culpable de que tu hermano haya desaparecido sino seguiría contigo.

-Retira lo dicho- respondí alzando lentamente la voz, la furia empezó apoderarme de mi , (este tipo es un completo estafador, solo he venido a perder el tiempo) <<no me largare de aquí sin las manos vacías>> me dije y di una rápida mirada a los estantes, justamente a mi lado se encontraba aquellos pergaminos que anteriormente me habían llamado la atención.

Con un rápido movimiento me dirigí a los estantes y agarre uno de aquellos manuscritos.

-¡Hey!- Rozner con la ayuda de sus índices de los dedos dibujo un circulo de tono verde y de su interior surgieron ramas de plantas que me envolvieron completamente hasta el cuello. El tipo se acerco a mi y me arrebato de las manos el pergamino.

-¡Devuélvemelo!- exclame.

No me hizo caso, con rapidez y esfuerzos pude salir de aquella trampa de plantas, me abalance detrás de el por las espaldas y lo tumbe al suelo.

-¡Eres demasiado terco!- respondió mientras yo trataba de arrebatarle de las manos el pergamino- ¡Entiéndelo Wittebane, tienes toda la culpa de que Caleb no este contigo, seguro ya este muerto! ¡Siempre fuiste un estorbo y arruinaste completamente su vida!- mientras me decía eso, observe que en sus manos el pergamino empezó a cambiar de color, de un morado a un rojo oscuro y el sello amarillo a uno negro con una carabela estampada.

No tuve más remedio, tome fuerzas y le propine un fuerte golpe en la cara dejándolo inconsciente. Le quite el pergamino de las manos, estaba sudando por el esfuerzo, observe al hombre tirado en el suelo inconsciente y mejor decidí largarme de ahí.

Al llegar a mi refugio, cerré bien la entrada, revolví mis cosas y la guarde rápido en una bolsa. Spik salto de mi hombro a la mesa de madera y se me quedo mirando con confusión de lo que hacía.

Después de un rato, saque el pergamino que me había robado de la cabaña de Rozner, lo abrí con cautela. En su interior se encontraba escrituras que aparentemente decían un conjuro, no tenía muy claro si leerlo, me arme de valor, di un largo suspiro y empecé a analizarlo en voz alta.

Termine de hojearlo y al ver que no había pasado nada pensé que todo había sido una estafa y no había valido la pena. Pero en el momento en el que me iba directo a descansar sentí un fuerte dolor en mis brazos, me remangue las mangas de mi camisa y vi que unos signos empezaban a formarse en mis brazos. Era un dolor insoportable, empecé a dar alaridos y me tire de rodillas al suelo, Spik al escuchar mis gritos se espantó y decidió esconderse debajo de la mesa.

Mis ojos cambiaron de color a un azul brillante, mis brazos empezaban a cambiar de forma como una especie de garras viscosas de color verde.

-¡Maldito Rozner!- grite, y escuche que mi voz empezó a cambiarme, dos cuernos de la misma masa viscosa aparecieron en mi cabeza.

Ya echado en el suelo, gruñendo, alariendo y soportando un dolor terrible, empezó a disminuir y volví a mi forma original, tenia el corazón latiendo a mil, las manos me sudaban y la cabeza mis pensamientos totalmente revueltos, me quede esa noche pensando en todo lo que me había pasado.

El Diario de Philip WittebaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora