Huerfanos

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No me gusta hablar mucho sobre mi pasado, cada vez que lo recuerdo me hace sentir pena y rencor, pero en esta ocasión es necesario contarlo ya que tiene información de como es la manera de como llegue hasta aquí.

Estaba plácidamente dormido en mi cama, el sol ya iluminaba toda la habitación, escuche el sonido de la puerta cerrarse bruscamente (no le di importancia) una silueta familiar se me acerco a mi.

-Pequeño despiértate- Caleb entro a mi dormitorio, llevaba en sus brazos unos pedazos de leña (seguramente para echarlas en la chimenea por la noche)- ya casi es el medio día.

-No tuve un buen sueño- respondí dando un bostezo siguiendo echado en la cama.

Caleb dejo los pedazos de leña en una mesa de madera, a continuación agarro un recipiente de leño que en su interior contenía leche de cabra, me la ofreció mientras yo me sentaba sobre la cama.

-¿Como te fue en el taller?- le pregunte mientras bebía de aquel liquido.

-Hubo muchos clientes- me respondió mirándome con una sonrisa en la cara- si quieres, mas tarde puedes venir ayudarme.

Di un ultimo sorbo e inmediatamente asentí. Caleb y yo éramos huérfanos, para sobrevivir mi hermano trabajaba como artesano, con la poco experiencia que tenia era muy bueno haciendo espadas, trincheras, hachas, cuchillas, etc. Yo admiraba mucho su trabajo y también a el que hasta me propuse que algún día fuese como Caleb.

Ya era de noche, los clientes se iban a sus cabañas y los mercaderes cerraban sus puestos. Me quede a solas con Caleb en el taller, estaba ayudándolo a guardar sus cosas cuando de repente se me ocurrió una idea.

-Caleb ¿podrías crear algo juntos?- le interrogue, el volteo a verme.

-¿Como así?- respondió levantando una ceja.

-No se- deje de hablar un segundo y proseguí- ¿me podrías hacer una mascara? y una espada también- dije con emoción- siempre quise tener una espada ¿ me haces por favor hermano?- insistí haciendo la mueca mas adorable y convincente que pude hacer solo para que el accediera a mi petición.

-Jaja, esta bien pequeño- respondió vacilando al ver mi rostro, me acaricio el pelo despeinándome un poco, mi rostro se ilumino de alegría al escuchar su respuesta.

-Jaja, esta bien pequeño- respondió vacilando al ver mi rostro, me acaricio el pelo despeinándome un poco, mi rostro se ilumino de alegría al escuchar su respuesta

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El Diario de Philip WittebaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora