Llegada a las Islas Hirbientes

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Sé que han pasado unos largos años desde que empecé a estudiar sobre las brujas y sus orígenes, aunque sabia un poco de ellas ,no sabia completamente como eran en realidad, aun así había desarrollado un gran odio hacia ellas y volviéndome loco por tratar de recuperar a mi hermano.

Mediantes los años había acumulado pequeños fragmentos de información y toda esa investigación me había ayudado mucho.

Según sabia, las brujas utilizaban métodos de teletransportación estos eran los "portales", aunque no entendía mucho de aquello, las brujas usaron ese método para largarse a otro lugar, lo cual esta el momento no sabia cual fue el destino de aquellas criaturas.

Aparte de todo aquello, un día soñé que Caleb estaba en el bosque, había regresado a buscarme, así que fui con la esperanza de verlo pero obviamente no se encontraba. Al camino de regreso pase por una zona que nunca había visto, decidí dirigirme en aquel lugar. Para mi sorpresa me había encontrado con un sitio lleno de tumbas y un camino de piedra que a sus dos lados se encontraba una gran cantidad de agua, lo que más me llamo la era una especie de entrada, unas ruinas que se encontraban justo al frente de todo, decidí acercarme hacia aquel objeto; no entendía cual era su función o por que razón se encontraba allí, además recuerdo no haber visto aquel lugar en ningún mapa de Gravesfield.

Tan sumergido en mis pensamientos que recordé aquel fragmento en el libro donde indicaba que los portales se podían activar con sangre de titán, ese mismo liquido se encontraba en el cementerio de brujas, al contemplar el lugar observe que si tenía pinta de ser un cementerio, tumbas por todas partes, ese lugar debería ser el cementerio de brujas. Después de razonar todo rápidamente me dispuse a rebuscar entre la tierra, entre las tumbas tratando de encontrar ese poco de sangre de titán.

Hasta que un al cavar un agujero en el suelo, halle dos pequeños frascos de cristal, (con un búho decorando el tapón) y en su interior un liquido totalmente extraño para mi, de color azul y un tanto espejo, seguramente era la sangre de titán (aunque sinceramente mas que sangre parecía tinta de lapicero).

Estaba a punto de abrir uno de los frascos pero escuche desde lo lejos los "sonidos". Me alarme en ese instante, esos ruidos ya me habían dejado demasiados traumas y problemas, rápidamente volví a colocar el frasco en su lugar, salí corriendo de aquel lugar con la única idea de regresar el siguiente día por la mañana.

Al día siguiente (después de desayunar) me dirigí al taller de Caleb- si, antes decir lo siguiente, yo había cuidado el taller de Caleb durante todos los años desaparecido- en uno de sus estantes donde anteriormente colocaba sus herramientas de artesano, en una de ellas se encontraba un cuchillo que terminaba en punta y filo, lo lleve conmigo ya que era un arma para defenderme de todo además tenia la idea de acabar con la vida de aquel ser que se había llevado a mi hermano, tenía la única intención de ingresar en aquel portal.

Igualmente lleve un pequeño cuaderno donde yo anteriormente anotaba escritos de mi vida (cuando todavía era un crio) su portada tenia mi nombre "Phillip Wittebane", decidí llevármelo no sabia por que, pero seguramente pensé que me serviría útil escribir mis descubrimientos o lo que había visto atreves de aquel portal.

Al llegar al cementerio de brujas y encontrarme frente a frente en aquel especie de portal, teniendo en mis manos aquel frasco con sangre de titán, no tenía muy claro mis ideas y pensamientos, ¿estaba completamente seguro que eso dirigiría a Caleb? ¿y si es una trampa mortal? ¿saldría vivo?.

Decidí borrar todos esos malos pensamientos de mi mente, me arme de valor y derrame un poco de sangre de titán en la palma de mi mano, a continuación esparcie el liquido por toda la estructura del portal.

Para mis ojos, mágicamente apareció frente a mi una especie de masa de colores !se había activado el portal!. Di un profundo suspiro, cerré los ojos y me introduje en el.

El impacto al caer al suelo fue muy brusco, caí de cara haciendo que me tragara un poco de tierra. Me puse de pie , limpie mi ropa que se encontraba llena de polvo y al subir mi mirada comprendí que ya ni me encontraba en casa, era un lugar completamente distinto, esa era mi llegada a las "Islas hirvientes".

El Diario de Philip WittebaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora