chapter six

123 11 0
                                    

Tanto Grace como Leon apuntaron en su dirección y al parecer no eran los únicos, la mujer que la castaña vió salir también les apuntaba

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Tanto Grace como Leon apuntaron en su dirección y al parecer no eran los únicos, la mujer que la castaña vió salir también les apuntaba.

—Bajen las armas —pronunció la pelinegra pero al ver que no lo hacían mostró su billetera—. F.B.I.

Leon bajo su arma y Grace lo hizo cautelosa.

—Lo siento... Gracias...

No respondió simplemente disparó al perro el cual quería levantarse de nuevo.

—Por la ayuda.

La pelinegra Ada Wong los miró a ambos.

—Me sorprenden que hayan llegado aquí —murmuró y les dió la espalda para retirarse.

Grace tenía preguntas tanto como Leon.

—¿F.B.I? ¿Tú sabes que está pasado? —la chica preguntó siguiéndola.

Leon no dudo en seguirla igual.

—Lo siento. Es información confidencial.

—¿A dónde vas? —Leon cuestionó.

La mujer encubierta se volteó a verlos.

—Háganse un favor: dejen de preguntar y salgan ya de aquí.

Sin decirles más se retiró. Grace y Leon suspiraron a la vez.

—¡Eh! ¡No hemos terminado de hablar! —exclamó el rubio con su arma en mano.

Grace siguió al rubio en dirección en donde salió Ada. Prendieron sus linternas para aclarar sus vistas y saber por donde caminaban. Giraron a su izquierda en donde ambos se pusieron más alertas ante los gruñidos de los zombies. Sólo eran personas encarceladas convertidas y encerradas.

Caminaron y caminaron por unos cuantos minutos hasta que se detuvieron y fueron al lugar del sonido de una voz.

—Por fin... Dos seres humanos —mencionó el hombre de coleta—. Hola, humanos.

—¿Llevas mucho aquí? —Leon preguntó.

—Bastante. ¿Son los únicos que quedan?

—No, somos unos cuantos —Grace confesó.

—Ja, buenas noticias. Salvo que te envié Irons.

—¿Irons...? —cuestionó la chica Kinley con curiosidad y no fue la única.

—¿El jefe Irons? ¿Aún está aquí? —preguntó Leon al hombre.

—Qué importa. Ojalá se lo hayan comido.

Grace frunció el ceño dejando que Leon se ocupará del asunto.

—¿Qué quieres decir?

—Él es el cabrón que me encerró.

—Tendría un buen motivo —Leon asintió.

—Pues sí —respondió inhalando su cigarro y después tirarlo—. Iba a filtrar sus trapos sucios. Supongo que yo habría hecho lo mismo.

Raccon City || 𝑳𝒆𝒐𝒏 𝑺. 𝑲𝒆𝒏𝒏𝒆𝒅𝒚Where stories live. Discover now