Capítulo 3

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Bajé una hora después. Necesitaba quitarme la mugre y el pesar del cuerpo. Ya ves, las maravillas que hace un baño de rosas y lavanda. Para darle un poco de dramatismo escogí una deliciosa pijama de seda que llegaba hasta los pies y cuyo escote en v estaba adornado con pliegues que hacían alusión a los pétalos de una flor, me seque el cabello y con los últimos cinco minutos me aplique maquillaje, pero no mucho. No quería tenerlos otra vez en mi cuarto.

Encontré a mi padre en la mesa de la cocina leyendo lo que parecía un periódico, la tecnología no era el fuerte de los vampiros. Lárex, en cambio me lanzó una mirada furiosa y, a su vez, le respondí sacándole la lengua. Sin embargo, a nuestro padre no se le escapaba nada, y cuando giré la cabeza me observaba con una ceja levantada.

— ¿Qué? Porque se molesta. Fue él quien tuvo la idea de que me bañara. Nunca prometí que sería rápido.

—Las madres perdonen a las esponjas y al jabón. Tú hermano esperaba que bajases para que nos acompañaras durante el almuerzo. Ahora ha tenido que botar la comida.

Observé a Lárex mientras restregaba los platos y me dejé caer en la silla al lado de mi padre.

—Sabes, tenemos una sirvienta. Deja que ella haga su trabajo y tú puedes venir a sentarte conmigo.

—Bueno, resulta que esto me ayuda a pensar y reprimir mis deseos de matarte, hermanita.

—No proferimos amenazas a la ligera. Y menos a la familia —lo reprendió nuestro padre.

—No es una amenaza. Sólo un inocente comentario.

—De igual forma, no habría consumido tus platillos. Sigo sin tener apetito.

—! Pero desayunaste! —exclamó ofendido. Nada molestaba más a mi hermano que rechazaran su comida —Tomaste mis croissants de canela y chocolate.

—Fue algo excepcional. La comida humana no me llama la atención en estos días.

Mi padre se inclina toma mi mano. También me sé está línea.

— ¿Quieres que te alimente? ¿Te has sentido hambrienta?

—Es todo lo contrario. No tengo hambre.

—Nila, aun así debes alimentarte. Falta unos días hasta tú próxima comida, pero podemos...

—No. Esperaré. No he entrado en abstinencia ni nada de eso. Sólo estoy experimentando un cambio en mis hábitos alimenticios. Podrías no preocuparte —digo casi suplicando. Pero le estoy pidiéndole una tarea imposible para él.

—Nila... –su voz baja está llena de advertencias. La abstinencia es mala, los vampiros se mantienen en niveles equilibrados de consumo. El hambre puede llevarte a atacar a alguien que no es una amenaza.

Conocía de memoria todos los argumentos.

—Háblanos del anuncio que tienes para nosotros —comento para desviar el tema.

Mi padre suspira con resignación y se tensa visiblemente. Su semblante cambia del padre dedicado al Principal de los Serpentine. En otras palabras, la criatura que sólo acepta obediencia absoluta.

Con una mirada hace que Lárex se siente con nosotros, guardamos silencio ante lo que venía. A veces olvidaba que además de ser nuestro padre, él era parte del Regis de vampiros y tenía un pepel que cumplir.

—He decidido que está noche serán presentados al Regis formalmente, ya que la mayoría de representantes estarán aquí no perderé la ocasión, además, Tolem y Raen han sido insistentes por años con este tema y creo que ahora es un buen momento.

Nido de Serpientes y EspinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora