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Mateo se inclinó hacia su amante para sentir más intensamente el calor de su cuerpo mientras percibía que una mano de éste se deslizaba sobre su espalda, tocándolo apenas con la punta de sus dedos, rodeándolo por la cadera y con la otra comenzaba a acariciarle el pecho hasta llegar a su abdomen con movimientos muy lentos con la yema de sus dedos. Lo beso lentamente, mordiéndole suavemente el labio inferior, lo que le produjo una descarga de adrenalina que se propagó por todo su cuerpo, mientras su lengua coqueteaba con la suya, sin dejar ningún ángulo de la misma sin explorar. Sus labios continuaron recorriendo su pecho una y otra vez a la vez que comenzaba a desabotonarle la camisa, la que deslizó lentamente por sus brazos y cayó al suelo en forma desordenada. La manos de su amante continuaron con las lentas y sensuales caricias por todo su cuerpo. Su boca comenzó a recorrerlo con suaves besos llenos de erotismo y ardiente deseo subiendo por su cuello y continuando hasta llegar a la clavícula, sintiendo el aliento cálido de su amante sobre su piel. La respiración de Mateo se hacía cada vez más agitada, sentía una oleada de calor en todo el cuerpo que se concentró en su bajo vientre.

Su amante lo atrajo hacia sí mismo, abrazándolo con fuerza contra su cuerpo, haciéndole sentir cuanto estaba excitado. La mente de Mateo estaba en tilt, solo atinaba seguirlo en sus movimientos.

- Te deseo desde el momento en que te vi en la fiesta- le susurró al oído, con voz sensual y Mateo gimió, mordiéndose el labio inferior mientras arqueaba la espalda para tener más contacto con el cuerpo de su amante.-

El amante se separó un poco de su cuerpo, y comenzó a quitarse la ropa con movimientos lentos, mientras continuaba mirando a Mateo a los ojos; el cual estaba totalmente subyugado por este hombre que lo atraía como ningún otro lo había hecho antes. Sus cabellos castaños ondulados, sus ojos de azul, la piel apenas bronceada, y esa sonrisa que lo cautivó a la primera mirada. En ese momento trató de no pensar en su ex-novio. No sabía la razón por la cual de repente ese pensamiento le vino a la mente. Quizás se estaba saboteando a sí mismo. Por un momento sintió que aún lo amaba pero que tal vez había llegado el momento de sacarlo completamente de su vida.

Mientras lo pensamientos de Mateo se hacían más difusos, se dio cuenta que estaba sobre la cama y sentía como las manos de su amante le bajaba el cierre del pantalón, a la vez que Mateo levantó la cadera para ayudar a su amante para que él pudiera retirarlo completamente. Deslizó sus dedos sobre el borde del boxer y comenzar a besarlo por arriba de la tela, mientras se lo quitaba lentamente.

Su amante se sentó, comenzó a acariciarle los muslos hasta llegar hasta nalgas, a las que apretó con deseo, deslizó su cuerpo hacia su regazo y Mateo lo rodeó con sus piernas. El amante continuaba mirándolo a los ojos y trazó con los dedos temblorosos el contorno de su boca.

-Eres bellísimo - le dijo su amante y Mateo sintió que todos sus miedos volaban fuera de su cuerpo.

El amante lo besó con pasión mientras continuaba acariciándolo a palmo abierto. Mateo se sintió sobrepasado por la situación. No era un muchacho acostumbrado a ese tipo de encuentros casuales de una noche, sobre todo con un desconocido del cual ni siquiera sabía el nombre y que seguramente después del cual vendría el olvido. Se había enamorado de su ex cuando eran adolescentes y habían sido pareja durante varios años.

- Estás distraído, quieres que nos detengamos ahora- le preguntó el amante, deseando que la respuesta fuera un no rotundo.

Mateo salió de la nube de sus pensamientos y negó con la cabeza acompañando los movimientos de su amante. Le parecía irreal lo que estaba sucediendo con ese desconocido en ese momento puesto que jamás lo había sentido con ningún otro. Lo había hecho sentir importante, deseado, de una forma en que no lo había sentido desde hacía mucho tiempo.

DE REPENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora