Capítulo 2. El casual encuentro con una rara palabra

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Isabel cuando decidió ir a la sicóloga, vivía una profunda indigencia emocional, su cuenta bancaria afectiva estaba sobregirada, por tanto, tenía que aplicar estrategias de sobrevivencia o de auto salvataje, esas acciones típicas, que como a los pobres, les permiten acceder a un umbral mínimo indispensable para mantener su existencia tanto en lo individual como en lo familiar y social.

Una de esas ayudas eran las redes solidarias y personas contenedoras e integradoras, evitando su marginalidad y soledad comunitaria. Esos procesos ya los estaba viviendo, cuando decide ir a visitar a una sicóloga, lo que fue posterior a muchos hechos que pasaron encadenados y fueron escalando situaciones, exigencias y hechos complejos.

Semanas antes de la visita a la sicólogo, Isabel pasaba una agradable tarde con un grupo de sus amigos, en este lugar comienza todo.

La lluvia golpeaba contra la ventana del salón mientras Isabel y sus amigos se concentraban en el tablero de Scrabble. A medida que pasaban las horas, el juego se volvía más desafiante, competitivo y emocionante.

De pronto, Isabel entre sus siete fichas, encontró una palabra desconocida en su mano. Era: "MIGARA", le calzó a la primera, ni siquiera necesitó acomodar y cambiar las fichas para armarla. Parecía que una mano invisible la hubiese puesto allí, como un mensaje directo para Isabel.

Como el juego estaba muy encendido, la palabra MIGARA se volvió una discusión, pues nadie sabía su significado. Tampoco Isabel sabía lo que significaba, pero le parecía un concepto importante y en su corazón sentía que era algo muy valioso para su vida.

A primera hora del lunes Isabel decidió investigar el significado de la palabra. Primero, intentó buscar en Google que todo lo sabe. Allí salió la palabra MIGARA con algunas definiciones: "Primera persona del singular (yo) del pretérito imperfecto de subjuntivo de migar" ... uffff fue un suspiro de respuesta, no servía.

Luego encontró un grupo musical, perdido por la India, también un café purito de Colombia... ahhh, más abajo le apareció un charlista Migara Jayawardena; pero no. Nada de lo encontrado en Google era lo que ella presentía que podría ser MIGARA.

Mas tarde volvió a hacer la búsqueda, pero se cambió de Chrome a Safari... a veces resulta cambiarse a otro buscador, para mejorar la calidad de la búsqueda, pero no encontró nada, los resultados no tenían sentido.

Después de horas de búsqueda sin éxito, Isabel comenzó a pensar que tal vez MIGARA había sido una casualidad del juego, o bien que era cualquier cosa, un acrónimo, una palabra de un Reality show, una historia vinculada con magos o Harry Potter, algo inventado en las redes sociales, pero nada con sentido para su vida.

MIGARA, MIGARA, lo repetía mientras tomaba el baño cruel de la mañana del martes. Una vez en el trabajo, seguía pensando en lo mismo... MIGARA, MIGARA, sin tener ninguna respuesta.

Llegada la noche, y algo más descansada tras un grato baño de tina, volvió a pensar en el tema. No se le ocurría nada, por juego tomó un lápiz y empezó a escribir palabras con las que rimaba MIGARA.

Hizo un largo listado: Llegara, Aclara, Encontrara, Llamara, , Acompañara, Pensara, Defendiera, Lograra, Resultara, Comenzara, Empezara, Aceptara, Ayudara, Realizara, Intentara, Buscara, Regresara, Abandonara, Continuara, Esperara, Reparara, Cambiara, Solucionara... le gustaban esas palabras, como que abrían puerta a la esperanza, a la vida.

El sueño empezó a cerrar sus ojos, pero Isabel no sabía que cuando esa noche sus ojos se cerraban, estaba por abrirse una puerta muy especial, con ella podría dar un paso más para descubrir el misterio de MIGARA.

Dejó el juego de las palabras que rimaban y se tumbó en la cama, con una dosis de decepción que le acompañaba... se miraba a sí misma como una incapaz de encontrar respuesta a algo que creía era tan simple...entender una palabra o descifrarla y encontrar su significado.

El Misterio de MigaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora