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Caminando junto con vegetta en las minas era lo más tranquilizante que tenía en ese momento.

Lejos de la tristeza y la melancolía del pueblo...

Aunque odie la húmedas y la oscuridad de las minas y cuevas enormes, por ahora, era lo más relajante que mis músculos anhelaban, agradeciendo de tal manera que soportaba hasta los regaños de aquel hermoso y musculoso brujo de Vegetita.

Mientras caminábamos en una zona de una especie de pasillos con habitaciones, matando y exterminado cada monstruo que aparecía mágicamente, consumiendo experiencia tras cada exterminio.

De un rápido movimiento y uno por uno los regeneradores eran destruidos, evitando mas invocaciones, ocasionando que nuestros cuerpos relajaran al notar por fin un poco de tranquilidad sin ataques.

Soltando un suspiro pesado, fui a una de las paredes del lugar dejándome caer poco a poco hacia el duro suelo, descansando mis músculos.

-Pero que pasada tío, de verdad...-solté con cansancio, mirando al suelo, sintiendo a vegetta a mi lado.

-Pero ¿Qué haces doblas?-posiciono sus manos en su cadera-levanta que aún nos queda que recorrer...

-Bua vegetta, estoy que reviento de cansancio y tú quieres seguir...-Lade la cabeza bajando mis orejas dejando caer mi espada al suelo- Además ya no hay peligro...

-Exacto...a seguir...

-Pero...

-¡Pero nada!-me callo de inmediato- Debemos seguir porque merlon nos mandó y....

Con forme empezó aquel gran sermón regañó, fui perdiéndome sin más tras palabras sin fin salir del brujo una tras otra, desviando la mirada a un costado esperando que en algún momento callara y me dejara descansar un poco.

Divisando tras la figura musculosa frente mío un cofre que no había aún abierto, entrandome emoción por encontrar algún diamantito, sintiendo como mi cola de oso se moviera.

Debe aver cosas valiosas, esta algo escondido.

Viendo aún aquel cofre con detenimiento, una sobra formada a lado de ésta, provocando que tomara de nuevo el mango de mi espada al pensar que sería un monstruo de un regenerador que no destruimos, dándole una mirada rápida a vegetta que aún no paraba de parloter con ojos cerrados enumerando al parecer con una de sus manos.

Pero lo peor paso al volver a observar el cofre, notando de nuevo lo que temía.

No...no de nuevo...

Aquel rostro sonriente mostraba sinismo, apesar de tener ojos cerrados transmitían ira disfrazada junto con aquellas manchas carmesí que lo volvian más terrorífico, volvía a tener aquel atuendos elegante que mostraban grandes rasgos de negocios, mientras con una de sus manos lanzaba una y otra vez un diamante con mayormente tonos rojos, recargandose en aquel cofre desgastado.

...Mierda...maldita sea...

Un chasquido frente mío me hizo volver a la realidad, notando él rostro enfadado del vegetta.

-¿¡Me has escuchado doblas!?-Me cuestiono molesto-

Sin saber como responder, cambie mi mirada al cofre con rapidez volviendo a vegetta una y otra vez, tratando de analizar la situación, levantándome de golpe.

-Doblas....baja el arma....-Hablo ahora con suavidad posicionando sus manos al frente mío, volteando tras suyo.

Confundido, baje mis brazos al notar que estaba en posición de ataque, respirando para calmarme lleve una mano en mi frente, masajeandolo.

-Vamos a seguir-Mencione con firmeza.

-¿No que estabas muy cansado, tontito?.

Sin mencionar nada, di media vuelta, caminando con suavidad para alejarme del lugar, escuchando tras mío a un vegetta emocionado.

-¡Mira un cofre!.

Sintiendo de nuevo mi cuerpo tensarse, camine más rápido, ignorando por completo los llamados de mi amado vegetita.

Ya pasara...ya pasara...

MI PEOR ERROR [Rubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora