Jefe ¡Cuánto te Odio! (TERMINADA)✓

¿Dónde estás?

Muchos, muchos, muchos, días después...

Los días pasaban y seguían pasando y desde que le pedí a Asher que no volviera hasta que tuviera clara las cosas no he vuelto a saber de él, al menos no de su parte, por medio de las noticias supe que los productores de la película que está grabando están pesando en reemplazarlo me sentía angustiada.

Intente llamarle varias veces a su celular, pero no lo cogía.

_ Sarah que sorpresa hace mucho que no escuchaba tu voz 

_ Jason necesito saber si sabes algo de Asher no me coge las llamadas 

Le, escuche suspirar cansado por la bocina del móvil.

_ Mi hermanito no está bien Sarah de verdad la está pasando mal sin ti creo que deberías buscarlo 

_ Sabes donde está ahora

_ Creo que está en su apartamento

_ Voy para allá nos vemos...

_ Espérame, voy a recogerte y vamos juntos, te parece, yo también necesito verlo, necesito hablar con él

_ Está bien nos vemos aquí

Jason no tardó en llegar, subí a su coche y salimos buscar a Asher cuando llegamos al apartamento su nana nos dijo que no estaba que justo hace un momento había salido sin decir a dónde.

_ Siento que no hayas podido hablar con el 

_ No te preocupes, ya podré hacerlo, pero tu mira que hora es, tienes que ir a la oficina

_ Deberías volver, todos te extrañamos

_ Aún no estoy lista para tomar esa decisión pero gracias

Jason se fue y yo, regrese sola a mi casa, después de ir a resolver algunas cosas sorprendentemente Asher estaba ahí recostado sobre su auto.

Camine hacia él, me sintió llegar por qué se aclaró la garganta.

_ Me doy cuenta de que yo soy el único que estoy atrapado en este bucle infinito de dolor y desesperación

Le, mire confusa, sin entender nada.

_ Porque dices eso

_ Ahora ya tienes el camino libre para estar con mi hermano, solo te recuerdo que para todos eres mi esposa y no puedes pasear acarameladamente con Jason por todos lados

Escupió.

_ ¿Qué? 

_ Pero es culpa mía por dejarme enredar por ti, no aprendo la lección a pesar de tener todas las malditas señales enfrente, no lo entiendo como puedo ser tan estúpido 

_ Pero yo...

_ Has hecho algo muy típico de ti Sarah quedaste de nuevo con mi hermano, lo sigues prefiriendo porque no me lo dices de una vez, es él a quien amas

_ Estás cometiendo un error

_ Sigues mintiéndome a la cara descaradamente porque no aceptas de una vez que hay algo entre tú y mi hermano 

_ Ya basta Asher -hablo Jason ambos giramos para verle- dejaste esto en mi coche -me entrego mi móvil- no le vuelvas hablar así sabes por qué ella estaba conmigo - se dirigió a Asher- te fuimos a buscar para hablar contigo ella iba a darte por milésima vez otra oportunidad y la has vuelto a cagar con tus malditos celos 

_ Eso es verdad 

Me preguntó, pero estaba muy dolida por todas las palabras salidas de su boca, palabras que se clavaron en lo más profundo de mi alma.

Cogí el móvil y comencé a caminar lejos de esos dos, sentí a alguien siguiéndome, supuse que era Asher y tenía razón.

_ ¡Sarah espera! - llamaba, pero no me detuve- detente para yo no sabía lo siento 

Me detuve algo, se había roto en mí, me sentía decepcionada.

_ Todos los hombres son iguales, dime los hombres saben lo que es el amor, no, no, no, no lo saben y sabes por qué, por qué son egoístas, por qué son crueles, yo jamás escúchame bien, jamás te voy a perdonar que me creas una maldita zorra capaz de meterse con tu hermano rompiste todas las ilusiones que tenía contigo eres una porquería Asher Roths 

Me iba a ir de nuevo, pero está vez me cogió de los brazos y me atrajo a él estampado su boca contra la mía, desquitando el dolor y la frustración en un beso, un beso impulsivo.

Fue inútil tratar de resistirme, sus besos ardientes necesitados efusivos me hacían olvidarme del mundo de los problemas.

_ No quiero, -sollocé- no quiero estar junto a ti, no quiero que vuelvas a besarme 

Su agarre perdió fuerza y el brillo de sus ojos decayó.

_ Sarah tú me conoces te enamoraste de mí soy incapaz de lastimarte por placer entiéndelo te amo 

_ Eso no es amor amar, es confiar amar, es no decirle a tu mujer que es una puta -mis lágrimas no tardaron en rodar por mis mejillas- mataste lo que sentía por ti

_ Nadie me ha hecho sentir lo que tú y si fui un imbécil me porte como un patán lo acepto, pero lo que no acepto es perderte eso jamás

Se acercó a mí y paso su mano por mi cuerpo, rodeándome de la cintura, su respiración me golpeaba en la cara, su perfume entraba por mis fosas nasales, su calor me hacía sentir segura como puede ser que este hombre me haga sentir tantas cosas contradictorias.

_ Porque estar juntos es tan difícil y doloroso

_ No lo sé, pero no importa cuanto dolor tenga que soportar para estar contigo mi amor, olvidémonos del mundo por un momento ya te enseñe a sentir el cielo, ahora déjame hacerte tocar el infierno 

_ Si te digo que no te vas

_ No 

Fue en ese momento en donde me cargo y me dejo claro que este día estaría a merced del diablo y él al contrario de apagar el fuego que arde y quema en mi interior solo lo haría más fuerte, él quería avivar más la llama.

Entramos en el apartamento y comenzó a colmarme de besos húmedos por toda mi piel expuesta, cuando sus labios encontraban los míos los devoraba con ferocidad, sus caricias ardían, la fuerza que ejercía al tomarme dejaba marcada mi piel los sonidos guturales que soltaba me excitaban más hoy buscaba su propia satisfacción él solo quería sacar su dolor deseaba sacar todo el coraje retenido y yo era el instrumento para hacerlo podía sentirlo su brusquedad su mirada oscura y cegada no le dejaban ver que me lastimaba más su silencio que sus gestos desesperados por obtener placer.