Capítulo 9

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Hazel Asher

El sábado al mediodía nuestro avión estaba aterrizando en el aeropuerto internacional de Austin, donde nos iba a estar esperando un autocar para llevarnos al hotel en el que nos íbamos a alojar por aquella noche.

Al bajar del avión pude notar el aire frío de Austin, que era bastante más frío que el de Chicago. La sudadera del club abrigaba bastante, pero no lo suficiente para este viento. Rápidamente, subimos todas al autocar que nos estaba esperando en la pista. Me senté al lado de River, quien no paró de repetir lo emocionada que estaba por empezar la temporada.

Aproximadamente, una hora más tarde, llegamos al hotel The Fairmont Austin, donde siempre se alojaba el equipo cuando iba a jugar partidos en Austin. Es un hotel de lujo que me quede maravillada al ver la fachada. Era un edificio que como mínimo debía tener quince plantas, todas con grandes ventanales que reflejaban la luz del sol.

Algunos admiradores nos estaban esperando delante de la recepción, gritando nuestros nombres para llamar nuestra atención. Esta gente estaba controlada por los seguratas del hotel, quienes estaban previamente avisados de nuestra hora de llegada.

Tras unos largos diez minutos, nos encontrábamos todas en la recepción del hotel, mientras uno de los staff técnicos hablaba con recepción para conseguir las llaves de nuestras habitaciones.

La recepción de aquel hotel era magnífica, con paredes de mármol y unos grandes árboles en medio del lugar. Todos los detalles estaban muy bien cuidados.

—¡Chicas! —gritó el entrenador—. Acercaros, por favor.

Todo el equipo se acercó a James cuando este gritó y nos miró con las tarjetas de las habitaciones en la mano.

—Como bien ya sabéis, las habitaciones son de dos personas. Agradeceríamos, por organización, que en todos los partidos que juguemos afuera compartáis habitación con la misma persona.

River se volteó hacia mí y me preguntó:

—¿Quieres compartir habitación conmigo?

Asentí ante su propuesta.

—¡Genial!

—¿Puedo continuar, River? —preguntó el entrenador.

—Sí, perdón coach.

—Como iba diciendo —continuó explicando—, nos vamos a ver todos en una hora aquí mismo para ir a comer. Por favor, sed puntuales. A las cuatro de la tarde, vamos a ir al polideportivo para hacer una pequeña sesión de entrenamiento para que os acostumbréis al lugar y a la pista. Ahora, que venga una de las dos a buscar la llave y nos vemos en una hora —finalizó James.

River fue corriendo a buscar la llave de nuestra habitación. Estaba muy emocionada y la pobre no lo podía evitar. Volvió a mí entre saltos y pequeños gritos de emoción.

—¡Vamos! —dijo antes de tomar mi mano y dirigirnos hacia el ascensor para ir directamente hacia la habitación que nos había tocado.

Estábamos en la planta número 15, lo que nos iba a proporcionar muy buenas vistas a la ciudad. Nuestra puerta era la número 1508. Todas las habitaciones que habían reservado para el equipo estaban ubicadas en la misma planta, por lo que seguramente, teníamos toda la planta para nosotras solas, teniendo en cuenta que solo hay diez habitaciones por planta.

River abrió la puerta con la tarjeta que nos habían proporcionado y entramos en una enorme habitación que me dejó sin palabras. Con el New York habíamos estado en hoteles de lujo, pero nunca había estado en uno como este.

Lo primero que te encontrabas era un armario blanco para guardar la ropa que llevases, a la derecha, quizás había el baño más grande que había visto en mi vida. Tenía una bañera y una ducha. Era simplemente hermoso.

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