10.

791 73 17
                                    



así luce Enzo en esta fanfic; para que ✨visualicen✨

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


así luce Enzo en esta fanfic; para que visualicen



capítulo 10: la ley del hielo.


Julián se fue despertando con el suave aroma a café que iba impregnando cada rincón del cuarto como un suave rocío, y se acomodó entre las sábanas que lo envolvían; sintiéndose cómodo, cómo si estuviera en una nube.

Luego de un rato, irguió un poco la cabeza, con los ojos entrecerrados mientras trataba de acostumbrarse a la iluminación del cuarto y tanteó con el brazo a su lado de la cama; en busca de un torso cálido, pero se extrañó cuando sólo palpó un frío espacio.

Se terminó de incorporar, sintiéndose gratamente dolorido. Acomodó su cabello, y volvió a desplomarse en el colchón, hundiendo la cabeza en las sábanas; sonriendo cuando el perfume de Enzo le golpeó de lleno.

El corazón comenzó a latirle con rapidez al escuchar ruidos provenientes de la cocina, y se apresuró en colocarse unos shorts antes de encaminarse hacia la fuente del sonido, sonriendo de oreja a oreja.

Pero al ver de espaldas la silueta de Emilia, una decepción profunda lo inundó por dentro; apagando su expresión ilusionada.

Ella tarareaba una canción mientras colocaba panqueques en un plato, un pote de dulce de leche se encontraba abierto a un costado y dos tazas; azul y violeta, los colores preferidos de ambos.

—¡Buenas tardes, dormilón!— exclamó ella cuando notó su presencia, dejando la sartén a un lado— Pensé que todos estos días sólo te habrán deprimido un poco, así que te hice tu favorito: panqueques con dulce de leche, ¡y es de la serenísima! Te lo mandó tu mamá.

El estiró los labios en una sonrisa pequeña; y fue a sentarse a su lado, rascándose la nuca. Emilia le desordenó el cabello en forma juguetona, y el le dió un sorbo a su taza, mientras que ella buscaba algo en la heladera.

—¿Querés leche?—Emilia preguntó, apareciendo a su lado en un abrir y cerrar de ojos, y Julián casi se atraganta con lo que estaba tomando.

—¿Eh? —preguntó, casi asustado.

—¿Qué?— replicó la rubia, con extrañeza mientras ladeaba la cabeza.

Un montón de flashbacks le llegaron a la mente como una cascada de agua fría, tiñendo sus mejillas de rojo.
Los recuerdos le parecían casi demasiado íntimos para ese momento tan cotidiano, tanto que el simple hecho de pensarlo así le dieron náuseas, dejándolo incómodo.

—Emilia, me tengo que bañar ahora, guárdame algo.

—¿Ehhhhh?

No dejó ni que lo cuestione y desapareció por el pasillo.

manchester - julián álvarez, enzo fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora