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capítulo 3: la foto.

Julián sentía que estaba por tener un ataque al corazón viendo el mensaje en la pantalla hace diez minutos.

¿Qué mierda iba a hacer? ¡Cómo podía ser tan pelotudo!

Su perro lo miraba curioso acostado en su cama mientras el entraba en pánico.

Tomó el celular de nuevo entre sus manos y su corazón latió con velocidad al ver una nueva notificación.

@enzojfernandez te ha mandado una foto.

¡Ay no!

Ahora sí nunca más lo podría mirar a los ojos.

Mordiéndose las uñas presionó tembloroso la notificación. La foto era una selfie tomada de arriba, donde Enzo se mostraba con una sonrisa; aparentemente la sacó después de entrenar por el sudor en su frente y cuello.

Quedó procesando unos minutos aquella foto y se apresuró a contestar:

fue un error de instagram

Miró el mensaje, poco convencido, y lo borró antes de enviarlo. No podía fingir demencia de esa forma, quedaría en ridículo y el otro sabría que lo intimidaba de alguna manera. Así que recalculó un rato y volvió a redactar otro:

@julianalvarez: por qué la foto?

No sabía cuál de los dos mensajes era peor.

Pero se resignó y lo mandó de todas formas.

Apagó el teléfono, al pedo; porque a los dos segundos se volvió a encender por la notificación.

@enzojfernandez:  por qué el like?

Sus mejillas se calentaron y arrojó el móvil lejos de su alcance.

¡Imbécil!

•••

Le dió un trago a la cerveza que tenía en la barra y suspiró con los ojos cerrados. Haalan a su lado lo miraba extrañado.

—¿Te pasa algo?— preguntó al ver el comportamiento de su compañero.

—No— sacudió la cabeza,— Estoy... estoy perfecto.

Nunca tomaba, por lo que no le dificultaba mucho emborracharse.

—¿Está todo bien con Emilia?

Julián casi se atraganta con lo que estaba tomando.

—¿Eh?

—¿Volvió a...?

—No— lo cortó —Está todo bien con ella, no pasa nada, de verdad.

—¿Entonces por qué estás queriendo terminar dado vuelta a mitad de la semana?

Giró el vaso, haciendo mover el poco contenido que tenía y luego lo tomó de un trago.

—¿No puedo querer salir a tomar una birra con mi amigo?— le preguntó, y el rubio alzó una ceja.

—Julián es el tercer vaso que tomas.

—¡Que aburrido sos!— se quejó— Todos en esta ciudad son re aburridos. Todo el tiempo están: Sólo tomo cuando es fin de semana, quiero ser abogado, no bailo reggeton, bla, bla, bla.

Haalan espantaba a los que se quedaban viendo la escena y le hizo señas al barman para que le diera una botella de agua mientras Julián continuaba con su pobre imitación de los británicos.

—Bueno, sí— el rubio el restó importancia y le acercó la botella— Ahora toma esto, borracho.

Julián se resistió pero terminó cediendo porque se sentía la garganta seca.

—Me voy a mear— avisó.

Fue a los tropezones hasta llegar al baño, y una vez dentro; se miró en el espejo, sorprendiéndose con su apariencia. Estaba re bueno esa noche.

Sin pensar muy bien lo que estaba haciendo tomó su celular, y se tomó una foto; sintiéndose el más fachero y se la mandó a Enzo.

Se rió de su pelotudez y salió del baño, fuera estaba su amigo mirándolo con desaprobación.

—Vamos ya— avisó.

Julián lo miró mal, pero no protestó.

En el taxi su celular vibró con una notificación y al verla se llevó las manos a la boca.

@enzojfernandez te ha enviado un mensaje:  😍.

manchester - julián álvarez, enzo fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora