HOUSE OF MEMORIES, a the promised neverland fanfiction.
akirqiguess . . . 🪡 ๋
primer libro de la saga: 𝔭𝔯𝔬𝔪𝔦𝔰𝔢 冷 ‼
Octavia obtiene el poder de la voluntad humana de cambiar el mundo frente a fuerzas poderosas, tales como el destino...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
capítulo dos 🌼 promesa
❛ the world was on fire and no one could save me but you ─ chris isaak.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
GRACEFIELD HOUSE ★ plantación tres 12.1O.2O45
El conejo de peluchede Connie se manifestó justo delante suya, en aquella oscura y taciturna área, donde sólo podía escuchar los latidos de su corazón acompasados con su respiración. En cuanto fue a agacharse con la intención de cogerlo, el pelaje del muñeco, antes de un color nieve, se alteró, cambiándose a una tonalidad rojiza, emulando la sangre. Acto seguido a eso, algo emergió de él, una mano: una diminuta. Y, si sus sentidos no le fallaban, era la de Connie. Entumida, grisácea, pálida, con las venas azules prominentes: a continuación, el rostro de la pequeña. Semejante a cuando vio a Raven aquel día, sus ojos carecían de vida alguna, y, para concluir aquel terrible escenario, su antiguo dorado cabello ahora era de un tono ceniza.
Entonces es cuando, empapada en sudor frío que le recorría la frente, despertó. Casi en trance, se refregó los ojos, acostumbrándose así a los rayos de luz que inundaban la habitación, filtrándose por el ventanal. Con la visión dificultada por estos, miró el reloj, tan sólo faltaban unos minutos para que la campana sonase; despertando así a todos. Sus ojos azules revolotearon nerviosamente por la habitación: seguía igual que siempre. No era el entorno oscuro de su pesadilla, las paredes color crema estaban allí ─decoradas con algunos dibujos hechos por los más pequeños─ y las camas pulcras de sábanas blancas, ocupadas por la mayoría de sus hermanos que aún trataban de descansar.
La misma aura acogedora la cobijaba, y sin embargo aún así era un lugar inseguro.
Definitivamente se estaba volviendo loca. Hacía cuatro días que no dormía, y la única vez que podía conciliar el sueño, aquello aparecía en su mente. Por mucho que físicamente se viese bien y tratase lo más posible de esquivar aquellos pensamientos y retenerlos; autoconvenciéndose de que todo estaba bien, no sabía si podría aguantar otra recogida más, mucho menos la que se avecinaba: Connie.