Epílogo

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Si no hubiera estado despierto contemplando el plácido dormir de su esposa, jamás habría oído que llamaban a la puerta.

Alfonso salió de la cama, arropó a su mujer con la colcha, y dejó que siguiera descansando. El bebé llegaría cualquier día y Anahí llevaba un tiempo fatigada.

Volvieron a llamar, así que Alfonso se puso los vaqueros y bajó a abrir la puerta. Al principio no vio nada, pero luego, en el escalón del porche, vio una cesta llena de flores de papel.

—Es 1 de Mayo, papi —dijo una vocecita. Alfonso se giró y vio a Summer junto a la mecedora del porche, con Bozeman meneando la cola a su alrededor—. Feliz Día del Trabajo.

—Gracias, corazón —Alfonso se arrodilló y extendió los brazos para abrazar a Summer —. Son unas flores preciosas.

—¿Se ha levantado mamá?

—Todavía no.

—Le he hecho unas margaritas.

—Vamos a subírselas —propuso Alfonso.

La levantó en brazos y la subió al dormitorio.

Luego se acercaron de puntillas y dejó que Summer colocara la cesta sobre la almohada de Anahí.

—Mami está contenta… —susurró la niña.

—Claro que sí —dijo Alfonso, mirando la risueña expresión de su mujer—. Está soñando contigo.

Fin.

Un soltero peligroso. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora