Capítulo ll

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Pase lo que quedaba de la mañana terminando el papeleo de los nuevos trabajadores y corrigiendo algunos informes de la planta baja y media. A eso de las 3:45 p.m. alfin me desocupe de la computadora, aproveche para hablar con Hatsume sobre su invento.

Baje hasta la última planta, más abajo que la zona de carga y descarga, por alguna razón Hatsume pidió que su lugar de trabajo fuera justo ahí. Toque la puerta tres veces y nada... toque nuevamente y nada... cuando tome la perilla para abrír una gran explosión proveniente de la habitación sacó volando la puerta y por ande a mi también, quede debajo de aquella puerta de metal.

- Rayos, tendré que soldar esa puerta otra vez, no importa lo importante es que mis bebes siguen progresando - esa voz, definitivamente era Hatsume - Pero bien, tengo que levantar este pedazo de metal

Con ayuda de unas cosas que no sabia que Hatsume poseía, levantó la puerta de metal sin ningún esfuerzo, su cara de sorpresa y preocupación al verme me lo dijo todo

- Que bueno verte Hatsume-San  - reí un poco, era algo vergonzoso - ¿Todo bien?

- ¡Uraraka-San! Perdóname, no era mi intención ¡Lo juro! - Me tomo de la mano para ayudarme a levantarme, me sentía mareada y con dolor de cabeza, pero no se lo diría, nisiquiera le digo a mi padre cuando algo me duele, a nadie, no me gusta que se preocupen por cosas innecesarias - ¿Estas bien? Tienes algo de sangre en tu frente, discúlpeme señorita Uraraka-San porfavor... ¡No me despida!

- Hatsume-San no te preocupes, yo jamas te despedire, considérate alguien con privilegios - ella solo pudo reír, así me gustaba, ver a las personas felices - sobre la sangre... - toque mi frente y efectivamente salía sangre - ¿Tienes agua? No quiero que se infecte

- Seguro, ¿No sería mejor alcohol? - pregunto mientras nos dirigíamos a esa habitación ahora sin puerta - Digo, eso uso yo

- Bueno si, pero la verdad confío más en la puresa del agua - rei algo nerviosa y ella hizo lo mismo, una vez lave mi herida tomamos asiento en su mesa de trabajo - Hatsume-San, sobre tu invento de hace rato

- Son bebés, los ago con mis propias manos y mucho amor así que son mis bebes - aveces pensaba que era porque quería cachorros y por eso los llamaba bebes, pero lo sierto era que siertamente así lo veía, puesto que era algo que salia de ella supongo... - ¿No quieres vendas para tu herida?

- No gracias, estoy bien - hable con esa sonrisa con la que me identifican - Mi padre asepto a tu "bebe" - hice comillas con mis dedos lo cual provocó la risa de la contaría - Y necesito una muestra para llevarla junto con  el papeleo

- Entiendo Uraraka-San, y me lo esperaba, prepare una pequeña mezcla de mi bebe así que tómala - me lanzó un pequeño frasco de unos 10 cm. - recuerda que solo endurece al estar en contacto con el sol, mi bebe tiene muchas ventajas

Mi AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora