Storytime. Mi prometida desapareció días antes de la boda. Teníamos tantos preparativos pendientes y el gran día estaba tan cerca que tuvimos que dividirnos las tareas para lograr acabar a tiempo cada compromiso. -Hoy tenemos cita en la florería, mañana en la prueba de vinos y saliendo de eso tenemos que ir a escoger los anillos - ¿No quieres que veamos una película? - Nos espera toda una vida juntos para eso, ahorita no hay tiempo -Tienes razón cariño Yo trabajaba como loco porque Teresa quería que todo fuera hermoso, y aunque la verdad yo siempre había soñado con una ceremonia sencilla con nuestras personas más cercanas, mi chica se merecía tener la boda de sus sueños, sin importar qué tanto me tuviera que esforzar para pagarlo -Y quiero una escultura de hielo -orquídeas exóticas -fuegos artificiales -y luces que iluminen mi vestido Sus expectativas eran tan altas que para no decepcionarla tuve que pedirle a mi jefe que me asignara horas extra en la oficina, por lo que en cuestión de tiempo estaba mucho más limitado y ella se estaba encargando prácticamente de todo. -Tengo que trabajar, cielo, ¿te parece si vas tú sola a la prueba del banquete y con el coreógrafo?(nv) -No te preocupes mi amor, tu deposítame y yo lo resuelvo(nv -Claro(nv) *foto de transferencia*(Imagen) ¡te amo!🧡(texto) Por supuesto que nunca la dejaba totalmente sola, su madre la estaba ayudando con los preparativos no solo porque le hacía mucha ilusión la boda de su hija sino porque nunca se había casado y moría de ganas por vivir la experiencia de acompañar a la novia en todo momento. Fue mi suegra quien eligió el salón de la fiesta, la iglesia, el menú del brindis y hasta el color de las damas de honor. -¿No crees que tu mamá se está adueñando de tu boda? -Claro que no, amiga -Pero prácticamente lo está eligiendo todo a su gusto -Es porque tiene razón, el morado no les va tan bien ¡Incluso parecía más su propia boda que la de su hija! Ella había trabajado durante años en una casa de novias, pero nunca había cumplido su gran sueño de casarse y formar una familia porque el papá de Teresa las abandonó -Te mereces esto y más mi niña -Gracias mamita, sé que te encantaría haber vivido esto -Claro, pero ahora es tu momento Evidentemente a la selección y compra del vestido no podía faltar, ya que era como si por fin estuviera teniendo su oportunidad... bueno, ella no... su hija ¿Y qué madre no quisiera estar ahí en ese día tan importante? Viendo a su pequeña princesa vestida de blanco. Lástima que ese fue el último día que supimos algo de ella. Ese día mi suegra y Teresa visitaron desde muy temprano las tiendas más exclusivas de una calle popular en donde venden los vestidos de novia más bonitos y elegantes de la ciudad. Antes de eso se habían hecho el manicure, habían desayunado y habían pasado a una zapatería a buscar unos zapatos para que mi chica estuviera cómoda mientras bailábamos toda la noche. Estaba tan ilusionada que literalmente pensó hasta en el más mínimo detalle. Todo iba a ser perfecto y ella se iba a ver preciosa. Lástima que ahora solo podemos imaginar que así habría sido. Cuando llegaron a la tienda, eran cerca de las 3 de la tarde. Era plena luz del día y nadie las había seguido, o al menos eso revelaron las cámaras de seguridad del exterior del local. Entusiasmadas le pidieron a la vendedora que le mostrara algunos de los modelos que Teresa había visto en el aparador. -Amiga, ¿de verdad no quieres que te acompañemos? -No, gracias... mi mamá es mi amuleto de la suerte, nos vemos mañana Y entonces lo vio: era el vestido más perfecto que había estado frente a sus ojos, digno de ser usado por una diosa como ella. Largo, lleno de piedras brillantes y ajustado perfectamente para hacer lucir su figura. Según lo que me cuentan las que estaban con ella, fue amor a primera vista, de inmediato supo que ese era el indicado, así como lo supo conmigo Antes de entrar a medirse, entre lágrimas abrazó a su madre, ilusionada porque por primera vez se miraría al espejo tal y como el amor de su vida la vería entrar al altar para jurarse amor eterno. Lo que nadie imaginaba era que Teresa nunca iba a salir del probador. Pasaron 10 minutos, 15 minutos y hasta que mi suegra se comenzó a desesperar dando vueltas por toda la tienda. Pero no preguntó nada, le estaba dando su tiempo. La vendedora abrió la cortina lentamente porque sospechó que quizá necesitaba ayuda o se había atorado con el cierre, pero lo que encontraron las dejó heladas. -¡Se fue! Teresa dejó el vestido intacto. Había desaparecido para nunca más volver. Buscaron por todo el establecimiento y dieron aviso a las autoridades. Incluso bloquearon los accesos al centro comercial para que, si alguien se la había llevado, no escapara.