🌜Capítulo 20🌛

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Odio noviembre y odio el maldito frío que se hace presente cada vez más. Mierda ni que estuviera en la Antártica para que se me cógele el culo cada vez que salgo de casa.

Han pasado tres semanas, tres largas semanas en las que las clases con Klaus son un tormento. No hay manera de poder encontrarlo a solas. No hay forma de interceptarlo en su oficina y no me rebajaré a buscarlo en su departamento como sugirió papá, a esa bajeza si que no voy a llegar. Por el contrario, debo pensar en algo para que sea él quien venga a mi y a lo que no pueda poner marcha atrás cuando caiga en la trampa.

Aun no se me ocurre algo lo suficientemente bueno para ello, pero lo haré.

-Bien chicos, eso es todo por hoy. Que tengan un buen dia, nos vemos el viernes.

Klaus comienza a recoger sus cosas como cada uno de nosotros pero me jode que ni siquiera se digne a verme cuando levanto la mano en los debates. Que me ignore es la maldita llama que mantiene encendido ese fuego que siento por consumirlo y que no se apagara hasta que me sacie de él. Cosa que está lejos de ocurrir porque cada día que pasa sin sentir sus manos por mi cuerpo, su boca chocando deliciosamente contra la mía y su polla entrando hasta matarme es como si estuviera contando los días que pasan desde mi último consumo de droga.

Pero lo odio, a mi nadie me va a tratar de puta solo porque mi estilo de vida es sexualmente activo y porque disfruto sin necesidad de tener a alguien fijo en mi dia a dia. Me las cobraré y cuando lo haga lo disfrutaré porque a él si que lo haré subir hasta lo más alto y cuando ya lo tenga allí dejaré que se estrelle contra la maldita realidad de quien soy. Ese será mi maldito desquite.

Intento salir del salón junto al resto de mis compañeros cuando veo a Milena caminar hacia mi cortándome la salida en la puerta y extendiendo su celular en mi dirección para que lo tome.

-¿Hola?

- Nutella de mi vida. ¿Qué tanto te me escondes que debo llamar a otra persona y hacer toda una artimaña de persecución para poder saber de ti? ¿Me debes dinero y no lo recuerdo?- dejo escapar una risa al escuchar a Matteo.

-Ay amorcito, claro que no, si yo te extrañé cada día que estuviste lejos. Sabes que mi vida no es la misma sin ti- lo escucho reir porque ama que lo adule- anda deja el drama y dime que ya estas de vuelta. Por favor alegrame el día- se habia tomado un mes de vacaciones y yo me negaba a grabar sin tenerlo allí conmigo.

Escucho un carraspeo a mi espalda y al girarme veo a Klaus parado en la puerta a la cual yo estoy cortando el paso. Me mira con los ojos cargados de algo que no se identificar antes de rodearme y alejarse a paso rápido por el pasillo. ¿Me escuchó?

Upss

-Si ya estoy aquí y tenemos que grabar. El estudio está exigiendo material nuevo, llevas tiempo inactiva.

-Eso está por cambiar. Tengo nuevas ideas- casi siempre tomaban en cuenta mis sugerencias visto que soy una mujer bastante creativa

-Te escucho- y sonrío con maldad porque es justo esto lo que necesito para que mi vida vuelva a la normalidad.

Un jadeo escapa de mis labios al estar tan receptiva.

Mis manos estaban a mis espaldas unidas a mis tobillos que rozaban mis nalgas por unas esposas dobles de cuero que se unian con una cadena al collar de mi cuello, dejándome completamente arqueada con las rodillas y pecho sobre el mullido colchón de la plataforma redonda y giratoria a la que estaba retenida.

Mis ojos estaban cubiertos por un antifaz negro y mi boca se mantenía cerrada entorno a una mordaza de bola que impedía que escapara de mi boca cada una de las maldiciones que moría por decir.

Adicción sabor NutellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora