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Teníamos una casita del árbol en un terreno baldío de quién cuyo dueño se desconocía. Hoy la casita no existe, el terreno fue vendido y construyeron allí un complejo de departamentos, lo que algunos llaman "progreso".

Era una casita construida por todos con maderas y chapas que encontrabamos, funcionaba como un especie de club social pero no tenía nombre, todos los chicos del barrio se turnaban para usarla.
en el verano de 1982, mis amigos y yo pasábamos las tardes calurosas ahí dentro, el olmo en el que estaba construída daba buena sombra y el viento entraba por todas las ventanas, se volvía soportable.

En ese momento Dave, Damon y yo jugábamos Scat, que era el juego más estúpido jamás inventado pero hacía demasiado calor para pensar en otro.

Allí arriba no sólo jugábamos a las cartas, también fumabamos los cigarrillos que traía Dave ya que su padre trabajaba en la tabaquera del pueblo, y veíamos las revistas que Alex le robaba a su tío, revistas con mujeres desnudas lo que nos hacía sentir que habíamos dejado de ser niños, éramos casi adultos al menos en nuestras cabezas.

yo tenía picas y la cosa pintaba bien. tomé dos cartas más segundos antes de que Damon corte la ronda

-veintinueve-dijo Dave con el cigarrillo entre sus labios, era gracioso verlo fumar porque se ahogaba siempre, pero fingia que no

-veintidós-dijo Damon feliz apoyando sus cartas

No podía creerlo, cuánto más creía que podía ganar ellos siempre se me adelantaban

-mierda

-Graham fuera-celebró Damon tamboriteando la improvisada mesa-Damon gana de nuevo, debe ser aburrido jugar conmigo ¿no, chicas?

-no es justo-me queje bajando las mías

-Graham no es culpa nuestra que seas pésimo en cada juego

iba a responderle algo a Dave, normalmente algo sobre su madre que como ya nos había demostrado,le molestaba mucho, era su punto débil, pero entonces la compuerta de la casita se abrió.

todos miramos rogando que sea alguien de los nuestros y no alguien de los ajenos, en aquéllos tiempos todo se formaba por bandas, o estabas con unos o estabas en su contra.

Finalmente era uno de los nuestros, Alex, que tenía el rostro rojo y el pelo mojado de transpiración.
Entró a la casita y se sentó a mi lado intentando recuperar el aire, estaba muy agitado

-¡no van a poder...no van a poder creer lo que tengo que decir!-dijo jadeando como un asmático

todos lo mirabamos mientras Damon recogía las cartas para mezclarlas de nuevo

-¿que cosa?-le pregunté

-esperen que me recupere por favor, vengo corriendo desde mi casa sin parar

-¿venis corriendo desde tu casa sin parar? ¿estás totalmente loco?-le preguntó Dave, todos sabíamos que Alex vivía a tres kilómetros

-vale...-dijo apretando sus rodillas-totalmente la pena

-debe ser una estupidez como siempre, ¿quién sigue?-preguntó Damon ignorando al chico que yo tenía al lado.

-les juro que no

-¿podes contar de una vez?-le pregunté yo viendo como el rojo de su piel se iba atenuando

-¿los dejan acampar afuera esta noche?-preguntó mirandonos a todos

yo, como siempre, mire a Damon. Damon y yo vivíamos cada uno en la punta contraria del pueblo y sin embargo siempre haciamos todo juntos.
Él me miró e hizo un gesto de indiferencia, su familia no le prestaba atención, de todos era el único que se manejaba solo

OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora