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Kiba, es ese tipo de persona que puede llegar a ser demasiado entrometida, no era un secreto para nadie.. Aveces esto lo metía en problemas, demasiados.
Su necesidad por hablar y no saber cuando el peligro lo asecha para detenerse, el no saber retirarse es el más grande defecto del pequeño Inuzuka.
Se encontraba con su tío ahora, por desgracia o suerte su madre le permite saltarse ese pequeño convivió para que se vaya a caminar con él mayor.
Él Inuzuka se mantiene atento a los movimientos que realiza su tío, por ahora sólo camina sin decir mucho, una que otras veces señalaba lugares, pero Kiba no estaba de humor, a pesar de sentir curiosidad por él mayor sabía que algo andaba mal.
Quizá no seguir su instinto fue lo que lo metió en ese problema.
—Y bueno, Kiba, ¿has sabido algo de tú padre desde entonces? —Él es quien saca el tema de conversación, Kiba piensa un poco en su respuesta dado a que temia decir algo que lo hundiera mucho más.
—No mucho, no hablamos tanto. —Responde, Kankuro emite un corto y casi inaudible zumbido.
—¿Y tienes amigos? Mira, si quieres podríamos ir al parque este bastante cerca de donde estamos.
—Amigos.. Bueno, no tengo.. Y, ¿por qué no fuimos desde el principio?
—No estaba seguro de que quisieras ir.
—Mm, vamos, la verdad este lugar sí me causa algo de curiosidad y necesito saber si el parque es más grande que los de la ciudad.
—Vamos entonces.
Siendo guiado por él de cabello marrón comienzan una caminata a su nuevo destino, Kiba avanzaba a un ritmo considerable pues admiraba su al rededor, de verdad no era nada comparado con esos grandes edificios, habían casas y casas que seguían al lado de las otras, el clima allí era húmedo y bastante frío aunque no nevava, solo llovía demasiado.
Habían árboles lo cuales parecían perder cada día más hojas debido al viento, veía autos que entraban, otros salían, estacionados.. Todo era algo bastante tranquilo a la vista.
Por lo general Kiba pensaba que para vivir al lado de alguien quizá todos se conocían.. Si, lo hacían.. Eso dijo su tío, pero él no era alguien muy sociable.
Kiba solo podía agradecer haberse puesto aquel regalo de su madre, una sudadera gris con los bordes de la capucha cubiertos por piel color marrón, Kankuro no dijo nada ante esto pero le encantó lo lindo que se le veía, aunque Kiba no llevaba puesta la capucha amaba como sus pequeñas manos descansaban en los bolsillos, cubriéndose del frío viento.
—¿Te gusta este tipo de clima o te acostumbraste a él?
—Ambas, ¿a ti no te gusta? Porque eso parece.
—Pues me gusta así, el problema son las lluvias, los truenos y yo no somos amigos cercanos.
—Bueno, eso lo sé. —Menciona el deteniéndose mientras su mirada permanece fija en unos chicos de entre 16 y 17 años.
