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Kiba y Tsume quedaron sorprendidos al verlo, Kankuro simplemente miró a Kiba.
Kiba realmente no sabía cómo describir su mirada.. Solo sabía que le había.. Gustado.
Tenía el ceño fruncido, pero no estaba molesto, algo que era propio de su tío era parecer siempre tener cierta expresión, luego comenzó a sonreír y finalmente habló.
—Adivinen quién tuvo suerte hoy. —Dijo dejando el rifle arrecostado junto a la nevera.
—Estoy segura que el ciervo no.. —Contesta Tsume mientras comienza a salir de la cocina. — Y ve a cambiarte que estás asustando a Kiba. —Le dijo al salir.
—Hum, ¿De verdad? —Le preguntó al menor.
Kiba simplemente asintió mientras sus ojos viajaban por el cuerpo de su tío, este no le presto atención pues comenzó a caminar hacia afuera.
—¿Te gusta las piscinas? —Rápidamente Kiba se para y lo sigue. — A mi también. —Responde el mientras guía al pequeño chico en su camino.
Ambos se dirigieron al patio trasero, efectivamente, Kankuro poseía una piscina, Kiba se acercó agua, estaba impresionado, tocó su reflejo y luego sonrió.
Escucho un sonido, se volteo y vio a Kankuro alistando una manguera.
—¿Te vas a lavar las manos? —Duda su sobrino, curioso.
Kiba devuelve la vista a su reflejo, se pregunta si realmente ese hombre pudo ser ese chico del que hablaba su madre, no era posesivo... O quizá si pero Kiba no había llegado a darle razones.
Tampoco se veía agresivo o de cierto modo tenebroso.
Aunque él quizá se salvaba por no ser un ciervo.. Pero, que tal si realmente si era ese ciervo, no lo era físicamente pero.. Su mente, sus ideas, eran ciervos y veía a los ojos a su tío, peleando contra sí mismo y creer que él realmente no le hará daño por ser su sobrino.. Los ojos no pueden mentir.. Y la forma en que miraba ese hombre a ese chico no era precisamente ese tipo de amor...
Kankuro poseía una idea muy alterada de la realidad.. No estaba bien, nunca lo estuvo, y su objetivo era ese chico.
Aunque si, su mirada era fría, parecía que en cualquier momento haría algo, Kiba se sienta y comienza a plantear otra duda, Kankuro nunca habló de su familia biológica con él.
—Si quieres entrar está bien. —Le dijo él mientras se quitaba sus guantes.
—Es un poco de sangre, puedo manejarlo.
—Yo no hablo de la sangre. —Dijo mientras tocaba un poco de agua que salía de la manguera, Kiba siguió en sus pensamientos asi que Kankuro no le presto demasiada atención..