Cap. 12: Like it's her...

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- ¡Joder! -Grité por enésima vez esta noche, solo que esta vez golpeé el volante con fuerza mientras frenaba en un doble camino del bosque.

- Tranquila, Girei. -Mi hermana intentaba tranquilizarme pasándome el brazo por el hombro, pero no lo conseguía-. Seguro que termina apareciendo.

-Ya no es por eso, Alea. -Meto primera para coger la intersección de la derecha mientras Alea miraba en una dirección y yo en la contraria.

Encendí la radio del coche y puse música, era la única manera de mantener la calma y no salir del coche y empezar a gritar el nombre de James hasta que lo encontrase.

Empieza a sonar "The kids aren't alright" de Fall Out Boy, una canción muy apropiada para ese momento.

Tamborileo al ritmo de la canción mientras me fijo en cada rincón.

-Joder, llevamos dos horas buscándolo y no hay manera -miro a Alea-. ¿Estas segura de no saber a dónde ha ido?

Tal vez pueda parece que la situación se nos ha ido de las manos. Llevamos casi todo el día buscándole, y seguiré hasta que lo encuentre.

Normalmente, me da igual que desaparezcan las personas sin mas. Yo soy una de las primeras que siempre desaparecen cuando están frustradas o necesitan estar solas un tiempo, por eso me vine a Canadá y por eso mismo compré esta casa en medio de la nada, al borde de un precipicio con mi primera paga tras el primer best seller.

Pero cuando alguien que vive contigo y no conoce la zona en absoluto desaparece sin más. Te preocupas. Además, su moto seguía delante de la casa, por lo que el misterio aumentaba. Y ahora que se acercaba la noche, el miedo empezaba a apoderarse de mí.

En el bosque que hay al lado de mi casa hay desde lobos grises hasta osos grizzly. Y no creo que a nadie le apetezca encontrarse con ninguno de ellos.

Terminamos volviendo a casa después de pasar ocho horas de búsqueda sin ningún resultado.

Al llegar a casa, frunzo el ceño al ver como las luces de toda la casa están encendidas, cosa que no era así cuando salimos a buscarlo.

Bajo de la c10 dando un portazo y dirigiéndome directamente hacia la puerta.

Abro con fuerza y me encuentro con una verdadera sorpresa cuando al abrir la puerta una docena de personas me miran y al sonreír gritan:

- ¡Sorpresa! -Todos levantaron los brazos, donde casi todos tenían el típico vaso rojo de las fiestas. ¿Se creían a caso que esto era una fiesta universitaria?

Un chico solo un poco más alto que yo, con el pelo rapado salvo la parte de arriba, la cual estaba recogida en una coleta de samurai, junto a unos vaqueros ajustados negros y un suéter de lana gris.

- ¡¡¡¡¡Girei!!!!! -Grita a pesar de estar a mi lado, pero a pesar de ello, yo tampoco puedo contenerme y le abrazo con todas mis fuerzas, hace más de un año que no lo veo.

- ¡¡¡MAU!!! -Era Maurart, mi mejor amigo, y el mismo chico que me había enviado desde Irlanda el paquete que me había llegado esa mañana, antes de que James desapareciera, aunque, claro, ahora todo cobraba sentido.

-Felicidades -me chilla por encima del ruido de la música del DJ que a alguien ha debido de tener la idea de contratar.

Asiento con la cabeza, ya que, al igual que había recordado esta mañana, aunque aún quedaba una semana para mi cumpleaños, en el que cumpliré 22, pero que se hubiese molestado en idear una manera de sorprenderme después de todo lo que había pasado en el último año. Me gustaba saber que todavía había personas a quiénes le importaba.

Zöe se acerca corriendo, bueno, tanto como le permiten sus tacones y se lanzan sobre mí, obviamente, ya lleva un par de copas encima, pero eso solo la hacía mas cariñosa, algo de lo que todo el mundo disfrutaba, sobretodo cuando le daba por cantar canciones de Adele. Ahí todo el mundo tenía motivo para reír.

-Felicidades, putaaaaa -me abraza con fuerza y da pequeños saltos mientras me coge de la mano y me lleva a la fuerza hacia las cristaleras del salón, allí hay como unos cuatro sofás, todos ocupados, alrededor de una mesa de cristal, esto no suele estar así por lo que ellos deben haberlo movido para estar a gusto mientras intercambian chistes y anécdotas. Ahí es donde encuentro al desaparecido James, con el que tengo que aguantarme por no soltarle un puñetazo en medio de tanta gente.

Sin embargo, Zoey me acerca a él y le señala al mismo tiempo que coge su vaso de cerveza de la mesa de cristal.

-La idea fue suya. -La cara de J.D. casi parece la de alguien al que han mandado al patíbulo por un crimen que no ha cometido.

- ¿Dónde te has metido? - Es lo único que sé decir. Pero ahora que lo veo delante mía, me encuentro más tranquila, saber que finalmente esta a salvo y no tendré que preocuparme por buscar sus restos despedazados por un depredador de ahí fuera.

Suspiro aliviada.

-Teníamos que encontrar alguna manera de sacarte de casa para poder montar todo esto, ¿no crees? -Ahora se acerca Jack, un chico alto y rubio que no veía desde que terminé la Universidad en Irlanda, ¿qué hacia aquí? Si ya casi ni nos hablábamos.

-Hola -me limito a decir y le sonrío. Es extraño como gente que hace más de dos años que no ves están de pronto en mi casa.

Y es así con el resto de invitados, salvo con los hermanos pequeños de Alea, Airam y Azrael, todo los demás son antiguos compañeros de la Facultad y no entiendo como han conseguido llegar hasta aquí y más cuando mi intención cuando conseguí esta casa fue exactamente justo lo contrario, que nadie más la encontrara.

Pero bueno, ya que están aquí, me permito disfrutar de la fiesta, al fin y al cabo, es mi  pre-cumpleaños y tengo que disfrutar. Asi que, cojo una copa con Amaretto y Coca Cola y me uno a la especie de pista de baile en la que han transformado el salón al ritmo de la música mientras todos me felicitan y me sonríen.

Puede que hoy me escape, pero en cuanto la casa esté vacía, mis demonios atacarán de nuevo.

Muevo la cabeza para despejarme a tiempo que veo como Mau se acerca a mi y me agarra del brazo, llego a tiempo a ver como señala con la cabeza la cristalera y le sigo bajo la atenta mirada de Alea, que sonríe y de Zoey, que está concentrada en explicar como hacer un piercing en las muñecas a Jack, el cual, no sé si está más interesado en eso o en los numerosos piercings que lucen las orejas de mi amigas.

Llegamos a las cristaleras y Mau se para.


The 4th doorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora