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Las calles de Múnich se encontraban desoladas mientras lo único que se escuchaba eran mis tacones resonar con el piso, era algo que amaba, caminar temprano sin demasiada gente a mi alrededor

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Las calles de Múnich se encontraban desoladas mientras lo único que se escuchaba eran mis tacones resonar con el piso, era algo que amaba, caminar temprano sin demasiada gente a mi alrededor. 

Mi vida era así, todas las mañanas me levantaba exactamente a las seis de la mañana para darme un baño tranquilo, desayunaba algo ligero y rápido como lo era un café junto a fruta y finalmente a eso de las siete me vestía para el trabajo, saliendo así de casa a las 7:30 para llegar a tiempo.

Las Empresas Haas eran las empresas mas exitosas y productivas de todo Alemania especializadas en crear coches nuevos y partes de estos, llevaba trabajando para esta empresas desde hace dos años, amaba mi trabajo, algunas personas dirían que el ser secretaria no era algo del otro mundo pero para mi era algo demasiado importante, no podía fallarle a las personas que confiaron en mi para este puesto y mucho menos porque era lo que me mantenía a flote en ese país y ciudad. 

- Ocho exactas - la ronca voz que me hace levantar la mirada del piso del elevador hace que me ponga nerviosa rápidamente

Tadeu Haas era nada mas y nada menos que el mayor socio y dueño de las empresas al ser el primer hijo de la familia, un hombre frío, reservado, confuso y demasiado hermoso. 

- Buenos días señor Haas - saludo dando un paso hacia atrás para dejar espacio entre ambos

- ¿Tenemos junta con mis hermanos en diez minutos no es así? - pregunta haciendo que salga de mi nube 

- Así es señor - confirmo mientras salimos del elevador al llegar al ultimo piso 

El ultimo piso digamos que era exclusivo, solo se encontraban tres oficinas, la recepción y la sala de juntas justo frente al elevador, era algo que se había cambiado según me contaron desde que ellos entraron como nuevos dueños.
Por chismes de parte de los empleados he escuchado tantas historias de este piso que hasta ahora no he podido comprobar, una de ellas era el que odiaban el contacto físico así que por ellos solo estaban ellos, otro era que mantenían este piso solo porque eran algo así como amantes pero era algo ilógico porque ¿Cómo entre hermanos podrían tener relaciones? Era algo asqueroso que descarte rápidamente. 

- Mis hermanos no tardaran en llegar - dice sin siquiera mirarme 

- Me encargare de todo señor - digo rápidamente para perderlo de vista cuando se encierra en su oficina 

Dejo mis cosas en mi gran escritorio para tomar las carpetas preparadas que deje la noche anterior y dirigirme hacia la sala de juntas. 

- Adrien - contesto rápidamente cuando mi celular suena 

- Lena Ainsworth - dice molestamente haciéndome hacer una mueca al saber que le pasa 

- Lo siento nene, no he tenido tiempo mas que para dormir - me disculpo mientras coloco las carpetas en la gran mesa 

- Solo te perdonare esta vez - dice haciéndome sonreír pero cuando levanto la vista veo que dos pares de miradas me miran con seriedad 

Digamos que la sala de juntas no tenia nada de privacidad, todas las paredes eran gigantescos ventanales y paredes de vidrio. 

- Lena - la voz de Adrien hace que separe la mirada de los dos hombres frente a mi 

- Lo siento Ad tengo que colgar - digo para colgar rápidamente

Los veo entrar a la oficina de su hermano haciéndome soltar un suspiro de alivio. Los Haas en verdad podían hacerte perder la cabeza si no te dabas cuenta, eran tan elegantes, guapos y desprendían un aura de dominio que cualquiera podía caer a sus pies y por eso mismo había tomado cartas en el asunto, sabía que era guapa y no por presumir, era heredada de mi madre y digamos que me gustaba mantener mi cuerpo en forma, pero al saber con quien trabajaría y encontrar una que otra nota sobre lo mujeriegos que eran me hizo tomar la decisión de no ser atractiva para ellos, una para no perder mi trabajo y dos para no hacerme ilusiones con algo que sabia jamás sería posible. ¿A que me refería con esto? 

Bueno usar faldas justo en la rodilla, medias negras, camisas mas anchas, cabellos siempre recogido en un moño, nada de maquillaje y unos grandes lentes eran mi salvación. 

- Buenos días hermano - la inconfundible voz de Drago hace que levante la mirada para verlo entrar con Belderik tras él 

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- Buenos días hermano - la inconfundible voz de Drago hace que levante la mirada para verlo entrar con Belderik tras él 

- ¿Están listos para la junta? - pregunto regresando mi vista a los bocetos frente a mi 

- Alguien no amaneció de buenas - dice Bel con una media sonrisa mientras se sienta frente a mi

- Nunca lo verán tus ojos - se burla Drago haciendo reír a el menor  

- Ya cállense - digo con fastidio - ¿Tienen todo preparado? - pregunto seriamente 

- Tranquilízate, todo saldrá bien - dice Belderik 

- ¿Vieron a Lena? - pregunto haciéndolos sonreír

- La vimos - dicen a la vez 

- Hoy vino menos horrible que ayer - digo con una media sonrisa 

- No se que pretende vistiéndose así, la ropa es del doble de su tamaño - dice Drago  

- Bueno a ella le gusta así que dejémosla en paz - dice Bel - Además tenemos que aceptar que eso es lo que la mantiene alejada de nosotros - dice haciendo que le de la razón 

Le habíamos otorgado ese puesto a Lena porque era lo que se puede decir no "bonita", nuestras antiguas secretarias se vestían demasiado reveladoras y se la pasaban metidas en nuestras oficinas pidiendo cosas imposibles, jamás me había gustado mantener relaciones amorosas y mucho menos comprometedoras en el trabajo así como a mis hermanos, así que cuando ella llego fue perfecta para el trabajo. 








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