Capítulo 1 - Conversación

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Nuestra historia comienza cuando Don Severiano, padre de Cristina, llega a un acuerdo con su hija y uno de los administradores de sus tierras, el joven Federico Rivero. Era un acuerdo amistoso, Cristina acababa de cumplir 20 años, estaba en la universidad, y según el señor, tenía mucho que aprender todavía y temía que el pendejo de su actual novio se la robara cuando lo heredara todo. Así que Severiano, mandó llamar a su hija, Cristina y Federico, que tambien era socio de Severiano en una de las fincas. Era ingeniero agrónomo y buen administrador, sabría cómo manejarlo. Ambos fueron convocados a una reunión en la sede de la finca.

- Hola mamá, ¿me ha mandado llamar papá? - dijo ella entrando en la habitación.

- Sí, hija, está en el despacho esperándote. - Contesta Consuelo sin mirar a su hija.

- ¿Sabes de qué se trata?

- No, pero te pido que te quedes cerca porque tu padre está actuando muy extraño, el doctor Mauricio vino a verlo ayer. - Levantó los ojos y Cristina vio que estaba preocupada, su padre nunca estaba enfermo.

Cristina camina hacia la oficina de su padre cuando escuchó la risas de su amigo de la infancia, era algo contagioso. Ella sonrió y se dirigió hacia donde él se encontraba.

- Veo que Vicenta te ha pillado con las manos en la masa? - dijo Cris entrando en la cocina y viendo la escena del ladrón de galletas.

- Sí, pensé que estaba solo aquí en la cocina y fui a coger una galletas que acababa de freír.

- Federico, solo tú sabes que Vicenta tiene ojos para todo en esta casa.

- Cris, en serio, ella no estaba aquí, cuando me llevé la galleta a la boca, me llamó, casi me ahogo. - la señora se rio de ellos en un rincón de la cocina, en una puerta que daba a la despensa.

- Deja de ser exagerado muchacho, luego te comes las magdalenas, el jefe está esperando, vete pronto.

- ¿También te ha llamado mi padre? - Cris estaba aún más curiosa con Federico allí.

- Sí, me pareció extraño, ayer hablamos de las granjas y de la nueva cosecha.

- Ahora estoy muy preocupada, mi madre me ha dicho que tu tío vino ayer y papá fue a una consulta. Aiai... - se quedó pensativa con todo el asunto.

- ¿Mi tío Mauricio? - dijo. - Me pregunto qué habré hecho mal ahora.

Ambos pensaron que habían hecho algo mal y que recibirían una reprimenda de Don Severiano, poco sabían lo que se les venía encima.

- Déjalo Rico, por cierto mi padre nos ha mandado llamar a los dos. - le coge de la mano -Vamos, acabemos de una vez, así podremos comer las galletas de Vicenta.

Los dos entran en la sala y Don Severiano estaba sentado con un documento en la mano, al verlos entrar sonrió y les pidió a los dos que se sentaran. Habló del motivo de la llamada, contó por qué el doctor Mauricio había venido a visitarle y habló del acuerdo. Y leyó lo que enviaba el notario, era un anticipo de contrato matrimonial.

- No, padrino, te quiero como a un padre, pero no puedo aceptar esto.... - se levanta de la silla y cruza la habitación. - Cristina dile algo.

- No sé qué decir, padre, estoy saliendo con Diego, no puedo casarme así.

- No es de la nada, ustedes dos se conocen desde que nacieron, necesito que se junten para poder mantener mi patrimonio, los necesito a los dos casados por un tiempo, es solo un acuerdo.

- ¡Papá, hablas como si te fueras a morir!

- Padrino, por favor.

- Me estoy muriendo, sí, descubrí un problema en mi corazón y Mauricio dijo que no viviré mucho, tu madre me evita porque se enteró por Mauricio y está muy molesta conmigo.

Soñar Contigo - Nuestro mejor contrato(en español)✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora