Al cabo de cuatro días, Cristina y el pequeño Federico recibieron el alta hospitalaria. Don Federico entró en la casa con su hijo en el regazo.
- Vicenta, ¡estamos aquí! - gritó, asustando a su hijo, que refunfuñó. - Shii lo siento hijo, papá ya no grita así.
- Tendrás que acostumbrarte a no reír a carcajadas, a no gritar. Y a no entrar en la habitación hablando por teléfono. - Dijo Cristina entrando justo detrás de ellos.
- Pequeña, lo sé. Pero estoy tan contento que no sé dónde encajar todo esto.
- Por fin has llegado, pensaba que te ibas a vivir a la ciudad, dame a mi nieto aquí. - Don Severiano cogió al bebé de los brazos de su padre.
- Hola hija, ¿cómo estás? - preguntó Consuelo.
- Estoy bien, un poco cansada, padre, dentro de un rato tendrá que tomar el pecho, procura que no salga a cabalgar con Fede.
- Salgamos luego con él, padrino, ¡podemos montar a caballo!
Vicenta, Consuelo y Cristina ponen los ojos en blanco, suben a la habitación, Cristina fue a bañarse y lavarse el pelo, cosa que no hizo en el hospital. Federico y Severiano se quedaron en la habitación disfrutando del pequeño Federico. Y así el camino tomó otras direcciones.
Don Severiano estaba feliz con su nieto, y tan orgulloso de su hija que ya se ocupaba sola de la finca, mientras Federico se quedaba en la plantación y en Olho d'água. Con el pasar del tiempo Consuelo Severiano pasaba más tiempo en la ciudad que en la hacienda. Solicitud médica.
[...]
Aquel día la finca amaneció extraña, Cristina sentía un peso en el corazón, tenía una inquietud que no comprendía.
- Hola, mi amor, hoy vamos a almorzar al pueblo, mi padrino está indispuesto. - dijo Federico entrando en la habitación. - Voy a ver a nuestro hijo y luego vuelvo. - Notó que Cristina estaba distante y volvió a hablar con ella.
- No hace falta que nos vayamos, ¡ya viene! - dijo ella.
- ¿Quién viene?
- Mi padre, viene a casa, y... - se vuelve y mira a su marido. - Siento que hoy...
- No amor, basta, él no puede ir. Sabemos que está enfermo y hace 5 años que le volvió a dar un infarto. El pequenõ Fede quiere a su abuelo demasiado y espera que se mejore para ir juntos a la peregrinación de este año.
- No sucederá, Federico, ¡mi padre viene a casa para irse!
- Basta Cristina, no me gusta que tengas estos sentimientos.
- Mamá, el abuelo está aquí, vamos. - Dijo el pequeño entrando en la habitación de sus padres.
- Hola hijo, que bueno que el abuelo está aquí, ven. - dijo Federico cogiendo a su hijo en brazos.
ESTÁS LEYENDO
Soñar Contigo - Nuestro mejor contrato(en español)✅
FanfictionSoñar Contigo - Nuestro mejor contrato, es un acuerdo sensual entre dos personas. Un contrato que te llevará al delirio