Capítulo 2 - El matrimonio

235 27 3
                                    


La escucha atentamente, Federico se sintió conmovido por lo que decía. Respiró hondo y habló.

- Cris, hablemos mejor, tú y yo, el acuerdo de padrinazgo trata de que yo te ayude a entender, cuidar y administrar esta tierra y la empresa, pero el acuerdo no habla de nuestra vida íntima. - Dije con un poco de miedo a su reacción, pero me encantaría tenerla entre mis brazos.

- Rico, sabes que no tengo a nadie, y no me parecerá mal que lo hagas, el acuerdo contempla que estemos casados dos años, tiempo para que me enseñes a gestionar y cuidar la finca familiar, por supuesto tu puesto de director general, nadie te lo quitará.

- Cris, mi niña, aunque aceptes el acuerdo siempre te respetaré, me conoces desde pequeña, cuándo te he defraudado, cuándo no te he cuidado, no te he protegido, mi temor es que vuelvas con Diego y nuestra relación se complique, porque sabes que no le caigo bien. - hizo una mueca y puso los ojos en blanco.

- Diego y yo no volveremos, me traicionó, me engañó, me dijo que me quería y se llevó a otra chica a su cama. Se acabó de verdad. - ella lo abraza. - ¿Aceptamos el trato?

- Vale pequeña, si es por tu bien acepto. - él le besa el pelo.

- Cuando vuelva mi padre le comunicaremos que nos vamos a casar. - ella se suelta de sus brazos y le mira con cariño. - ¡Nos casamos el sábado! - Federico sonríe y ella le da un beso en la mejilla.

Los días pasaban, Federico sentía cierta esperanza, pero también sentía que Cris lo miraba de otra manera. Eran miradas de cariño y afecto mutuos.
El anuncio del acuerdo se lo dio Cris a su padre, ella aceptó, dijo todo lo que pensaba y pensaba, le hizo prometer a su padre que estaría bien y que haría todo lo que le dijeran los médicos. Y Federico también habló con su padrino, le dijo que había hablado con Cris y qué juntos aceptaban el acuerdo, el contrato matrimonial.

Sábado día de la boda...

Don Severiano estaba feliz, había conseguido lo que tanto deseaba, era frágil, pero participaría en la boda de su hija y ahijado.

- ¡Lo que quiere, lo consigue! - dijo Consuelo, que estaba al lado de Mauricio.

- Que sea feliz mientras pueda, Cris hizo lo que quiso, y te diré más, a mi sobrino siempre le gustó tu hija y lo sabemos, cuando regresó y la vio con otro se puso triste. Pero aceptó quedarse en la finca para estar cerca de ella.

- Sí, se quedó semanas sin venir a vernos. Espero de verdad que les vaya bien. Severiano quiere a Rico como a un hijo.

- ¿Dónde van a pasar su luna de miel?

- Van a Puerto Escondido, lo de Rico.

- Ese chico sabe disfrutar de la vida Le encanta la playa de Punta Colorada.

- Sí, Cris dijo que mostró las fotos. Les dimos una cabaña para quedarse.

- ¿Pero el matrimonio será real y consumado?

- No lo sé, el acuerdo no decía nada de eso. Y mi pequeña aún es pura.

- Sue, sabes que Rico quiere mucho a Chris. No quiero que mi sobrino sufra por este acuerdo.

- Y ella no sabe que un buen trato siempre tiene beneficios. Todavía no lo ama, pero lo hará, se lo garantizo. - dijo Severiano uniéndose a Consuelo y Mauricio.

- Mi amor, siempre un paso adelante de nosotros. - le besa cariñosamente. - Vamos a casar a nuestros hijos.

La boda fue sencilla, solo amigos cercanos y familiares. Federico llevaba un traje de mariachi azul con corbata blanca y Cris un vestido blanco con velo.

Soñar Contigo - Nuestro mejor contrato(en español)✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora