EPÍLOGO

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I remember thinkin' I had you/
Recuerdo haber pensado que te tenía.

But I can see us lost in the memory/
Pero puedo vernos perdidos en la memoria.

August slipped away into a moment in time/
Agosto se deslizó en un momento en el tiempo.

'Cause it was never mine/
Porque nunca fue mío.
August, Tylor Swift.


Dicen que el tiempo a lado de la persona que amas pasa velozmente, y cuando no le tienes es como si cada segundo se convirtiera en horas.

No puedo explicar cómo llegue a ese momento, no lo recuerdo. Son fragmentos de mi vida que parecían haber sido borrados, no digo que eso me asuste, me he acostumbrado a vivir con pocos recuerdos de mi vida en mi mente. ¿Es normal? No lo creo, pero tampoco tengo la intención de averiguarlo. Pero se que en ese tiempo me había dado el tiempo que yo me merecía, sin darme cuenta me metía en la primera relación que era capaz de conseguir porque no sabía estar sola. Y entonces también aprendí a quererme un poco más. Parece una ironía obvia, pero cuando pierdes a alguien que lo significo todo, en ese instante solo quedas tú. Y cuando solo te tienes a ti, entiendes que debes darlo todo por ti antes que por nadie más, porque nadie lo hará en tu lugar. Y lo había entendido, tal vez tarde... igual no sería la primera vez que eso sucediera.

Lo que recuerdo de ese día es que estaba acompañando a alguien, llevaba algo entre manos cuando pase por aquel lugar, era ya la segunda vez. No sabía si él había estado allí antes, tal vez no lo había notado, pero resulta imposible que después de anhelar por tanto tiempo ver a alguien no repares en su presencia a pocos metros.

Lo que se, es que mientras avanzaba en su dirección, lo vi, de espaldas a mi. Lo conocía tan bien que incluso así pude reconocerlo... y también reconocerla a ella. Derek estaba con Heather. No se, creo que una parte de mi, una demasiado egoísta, esperaba que ellos lo hubieran dejado. Pero no fue así. Estaban juntos y se veían felices. Intenté sentirme feliz por ello, pero algo no me dejó. Me sentí hipócrita, yo le había pedido que se quedara con ella y aún así aquí estaba, sintiéndome dolida. Lo único distinto en ese sentimiento, es que no podía identificarlo del todo. Y eso me descoloco por un momento.

A pesar del deseo inmenso que tenía por verlo, al pasar por su lado, a menos de medio metro de distancia, lo único que hice fue caminar con la mirada clavada al frente sin siquiera verle de reojo. No podía dejar que mis ojos ansiosos corrieran el riesgo de ser pillados por Heather.

Metros más adelante no pude contenerme más y mire por encima de mi hombro. Él estaba sonriendo genuinamente.

Admito que quise vivir ese momento cliché, en el que los protagonistas se reencuentran después de tanto tiempo, sus miradas se cruzan entre tanta gente y no existe nada más a su alrededor. No existe nada más que ellos dos. Sin embargo, eso no fue lo que pasó. Porque sin importar cuántas veces miré atrás —con riesgo a caer por seguir andando—, él nunca me miró a mi.

Me sentí mal, seguí andando y durante todo el trayecto a casa no paraba de pensar en él. Tantas cosas que hicimos mal, que hicimos bien, pero sobretodo lo que no hicimos, fue lo que me dejó una sensación melancólica y amarga en el pecho. Pero es qué cómo no me iba a doler perderle a él. Cómo es qué dejaría pasar la primera vez que le veía después de mucho, cómo es que si quiera pensaba que todo lo que él me provocaba pasaría desapercibido después de saberlo cerca.

Quizás fue porque ya había pasado tiempo, tal vez porque al menos había madurado un poco —sí, como una fruta—, o quizás solo fue por todo lo que me había guardado por tantos meses... pero quise repetirle una vez más que le quería más que a nadie y decirle que, aún cuando me tomo tiempo aceptarlo, hoy entiendo que, aunque él me hubiera llevado la contraria ese día y me hubiera elegido a mi, en algún momento habría vuelto con ella.

Porque Derek nunca fue mío, lo único que realmente me pertenece son los recuerdos de nosotros, recuerdos compartidos. Porque él siempre, de la manera que fuese, le perteneció a ella y tal vez lo siga haciendo por mucho tiempo más.

Héctor Carranza dijo una vez:

«Supongo que al final somos de quienes se atreven a quedarse a nuestro lado sin importar que tan difícil se vuelva el camino»

Tenía razón. Y es que yo no estaba dispuesta a arriesgarme por él, pero ella sí.

Ese día, cientos de pensamientos dieron vueltas en mi cabeza pero, los que más sonaron fueron aquellos que dolían y que me advertían que, desde la última vez que lo vi previa a esta, algo había cambiado.

No me dolió verlo con alguien que no fuera yo, no me dolía verlo con ella.

Me dolió, me duele, que nos hayamos alejado de esa manera.

Me duele saber que nunca podremos volver a lo que fuimos antes porque nos encargamos de arruinarlo.

Me duele saber que al día de hoy no puedo enviarle un texto solo para saber cómo está porque se que no va a responder y si lo hace, se que no será la misma persona que conocí tiempo atrás.

Y dirás que eso es totalmente esperado, porque las personas cambian con el tiempo, pero me refiero a que me duele saber que él cambió y no fui parte de ese cambio.

Me duelen tantas cosas referente a él.

Se que ambos tuvimos culpa en esto, que ya lo aleje y que él decidió irse pero eso no significa, que a pesar de entenderlo, no duela recordar que perdimos lo que alguna vez llamamos "nuestro" y hoy solo se está perdiendo en la memoria.

Con ese pensamiento en mente, y con el deseo latente de querer comenzar a escribir mi propia historia, decidí que algún día, en el momento que fuese, escribiría sobre nosotros. Para poder leerla y recordar lo fascinante que fue conocer y tener en mi vida a alguien como Derek.

Paso mucho tiempo después de aquella vez que lo vi, hasta que volvimos a coincidir en un evento.

Mire por encima de mi hombro, en un acto muy mío, y lo vi. No había cambiado nada, para mí seguía siendo el mismo chico desastre y payaso que había conocido alguna vez. Venía con ella y otra chica. Recuerdo pensar que no me sorprendía saber que seguían juntos. Aparte la mirada, sin querer llenarme de recuerdos que solo dolerían después, porque a pesar del tiempo le seguía extrañando como el primer día.

Ambas chicas pasaron por mi lado, me pareció extraño no verlo pasar a él pues los había visto caminar a los tres en esta dirección. No pude pensar mucho en eso, pues una punzada en mis costillas me hizo dar un respingo del susto y girar mi cabeza buscando al culpable. Encontrándome con una sonrisa radiante y divertida a pocos centímetros de distancia.

Mi corazón se acelero debido al encuentro.

—Ha pasado mucho tiempo, pero aún te conozco —dijo, con esa sonrisa y esa misma mirada que no podré olvidar jamás, o al menos eso espero.

No me dio tiempo a decir nada, él levantó la mirada y siguió de largo detrás de ella. Sonreí a su espalda, grabándome ese momento como uno de los más importantes para mí, porque él me recordaba, aún lo hacía.

Ahora, ha pasado aún más tiempo desde ese día hasta este momento, no se si me recuerde y eso me asusta. Pero se que yo lo quiero igual y lo seguiré haciendo. Seguiré guardando los fragmentos de nuestra historia como un tesoro, buscando entre ellos hasta encontrar su voz de nuevo y guardarla bajo llave para no olvidarla jamás, a pesar de que se que en algún momento terminaré por olvidarla de nuevo.

Así que, querido lector, tú que puedes volver a las páginas en las que él aún estaba…

¿Podrías decirle que lo echo de menos?

¿Podrías decirle que lo esperaré en otra vida para continuar con todo lo que dejamos a medias?

Pero, sobretodo…

¿Podrías decirle que, sin importar nada, seguiré estando allí para cuándo lo necesite?

SI LOS FINALES FELICES EXISTIERAN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora