Eres nuestra paz.

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Día 3: Dolor/Confort.

—Mami, no puedo dormir —susurró Anya acercándose a su mamá sentada en el sofá.

Su mamá sonrió de lado, abrió el cárdigan azul de Loid que estaba usando sobre su pijama.

—Ven aquí, pequeña —extendió los brazos

Anya corrió a su mamá, se trepó en el sillón hasta que Yor ayudo a la pequeña a subirla a su regazo.

—No quiero aplastar a...
—Tu hermanita está siendo cuidada por mí, no la vas a lastimar, no estás aplastando su cuerpo, tranquila —besó su mejilla.

Anya asintió con la cabeza. Yor atrajo a su hija a su cuerpo, el bebé tenía tres meses de gestación, apenas se notaba una pequeña protuberancia, sin embargo, entendía la preocupación de Anya. Quería a su hermana sana y salva, ella también. Pero no le haría daño, porque no iba a dormir de espaldas, tenía prohibido hacer aquello.

—Tampoco puedes dormir... —confirmó Anya.
—No. Estaba esperando a Loid. ¿Tú qué tal? ¿Por qué no puedes dormir preciosa? —la cubrió con el suéter azul, cerró el suéter y la abrazo cerca de ella.
—Ya sabes lo que es —apoyó la cabeza en el hombro de su madre y ella acaricio su espalda de arriba a abajo suavemente.

Claro que lo sabía. También por eso ella estaba en la sala esperando a Loid, con él no tenía pesadillas y Anya también. Por eso casi siempre dormían los tres en la misma cama, Yor abrazando a Anya y Loid abrazando a las dos.

Cuando todo se supo entre ellos, Loid dejo a Yor y a Anya, sin embargo servicios sociales se llevó a Anya lejos de su madre. Yor y Anya estuvieron separadas por dos meses hasta que Loid pudo volver con ellas, renunciando a WISE, recuperó a su hija y fue con Yor, ella los recibió en un cálido abrazo y con la noticia de que estaban esperando un nuevo integrante de la familia.

—Anya, lo siento mucho —susurró ella enredando un dedo en su cabello rosado—. No quiero ni pensar cómo fueron esos días lejos de mí... Anya...
—Pero ahora estamos aquí... Abraza Anya y nunca la dejes ir —se emocionó la niña y abrazo a su mamá con los brazos.

Yor se rió suavemente.

—¿Quieres quedarte conmigo a esperar a Loid? —cuestionó la mujer.
—Quiero quedarme contigo.

Apoyó su oreja en el pecho de su madre escuchando el corazón latir de su mamá. Anya estuvo dos meses en el laboratorio en el que la crearon con sus poderes, ni siquiera estuvo en un orfanato como les hicieron creer a su papá y a su mamá. Loid sabe la verdad, pero por el embarazo de Yor, prefirieron no decirle a ella. Al menos hasta que su bebé estuviera fuera de peligro de un aborto espontáneo.

Yor arrulló a su hija, meciendo su cuerpo y cantando la única canción de cuna que sabía. Sintió como poco a poco su Anya se quedaba sin fuerzas para aferrarse a ella, su cabeza cayó dormida y su cuerpo se relajó. Sonrió de lado, y ella misma se acostó en el sillón con la cabeza apoyada en un cojín. De costado y frente a ella Anya abrazadas con el abrigo y el olor de Loid, él sueño invadió a Yor.

...

Loid abrió suavemente la puerta del apartamento, le sorprendió ver a su esposa en el sofá acostada de lado con Anya cerca de ella envueltas en su suéter azul.

Sin querer despertarlas, se acercó a ellas, hizo a un lado el cabello largo y negro de su esposa, lo puso detrás de su oreja y besó su sien suavemente.

Apoyó la frente contra la cabeza de ella y besó su mejilla. Su esposa se movió suavemente sintiendo la respiración de él en su cuello y oreja, lo que envió un cosquilleo por su espalda incomodandola un poco.

—¿Loid? —sus ojos entrecerrados lo miraron con detenimiento.
—No quería despertarte. ¿Estás bien? ¿Ella está bien? —se alejó de ella un poco y examinó a su hija dormida contra su pecho.
—Tiene miedo, sólo se durmió cuando la puse aquí conmigo... Loid....
—Otra vez dormirá con nosotros, ¿verdad? —él sonrió y ella asintió.
—Lo siento...

Él negó con la cabeza inmediatamente.

—Para nada hermosa. Si Anya tiene que dormir con nosotros más tiempo hasta que pueda volver a su habitación, por mí no hay problema. Además he visto que te ayuda a ti también con tus pesadillas. Tranquila, ¿quieres que las lleve a la cama?

Ella sonrió de lado y se ocultó en el cabello de Anya.

—Sí... Por favor —suplicó ella.

Él rubio asintió con la cabeza, se puso de pie y pasó los brazos por el cuerpo de Yor.

—Agarra a Anya —Yor abrazo a su hija y sintió como Loid las elevaba en sus brazos estilo nupcial.

Las dejó sobre la cama muy suavemente y Yor volvió a acomodarse de costado con Anya aún envueltas en el mismo suéter.

—¿Cómo te fue en la reunión con WISE? —preguntó ella desabrochando su suéter.
—No quieren que me vaya... Están perdiendo mucho personal y no hay tantos espías ya, sin embargo, les dije que no planeaba dejarte. Ni a nuestros hijos.

Yor sintió que su corazón se detuvo un poco. Estaba preocupada ahora. Odiaría la idea de perder a Loid. Hacer esto sola nuevamente. Cuidar a niños pequeños ella sola. No quería hacerlo sola. No sin él.

—Hey, Yor —susurró él acercándose a la cama nuevamente y limpiando sus lágrimas con cuidado.
—¿Significa que seguirás en WISE? —chilló con dolor en la garganta.

Se quedó callado un montón, ocasionó lágrimas en las mejillas de Yor, se tapó los ojos con las manos y Loid sintió que su corazón se quebró.

—Solo un tiempo más, pero preciosa. Tranquila, no tomaré misiones arriesgadas. Hace dos meses te escogí, una y otra vez volveré a ti. Sólo un tiempo más preciosa, hasta que pueda mantener esto. Te prometo que no tomaré misiones arriesgadas.

Yor sollozó en respuesta y negó con la cabeza.

—No. No puedo hacer esto sin ti —sollozó fuerte e incómodo a Anya.
—No lo harás. No me necesitas, pero te prometo que no lo harás. Hermosa, no voy a dejar que nos separen. Amo todo lo que tengo aquí... No moriré.

Ella abrió sus ojos vidriosos y sollozó nuevamente intentando controlar sus emociones alocadas.

—No puedes prometer cosas sobre las que no tienes el control...
—Shh, no no lo tengo —explicó Loid—. Pero cualquier promesa que te haga a ti es real y traspasa la realidad... Tranquila y respira hondo.

Loid observó a su esposa mientras se retorcía en la cama, temblando y con la respiración agitada. Sabía que ella estaba teniendo un ataque de pánico y que necesitaba ayuda para recuperar el control.

—Lenta y profundamente, amor —dijo Loid con suavidad—. Inhala por la nariz y exhala por la boca, con calma y sin prisa. Vamos a hacerlo juntos.

Yor cerró los ojos y siguió las instrucciones de Loid, concentrándose en su respiración. Inhalar, exhalar. Inhalar, exhalar. Poco a poco, su respiración se fue calmando y su cuerpo se relajó.
Yor busco el contacto con sus dos hijos, una en su vientre pequeño y la otra en la espalda de Anya. Cerró los ojos y apoyó la frente contra la de Anya, Loid acarició la mejilla de Yor con el dorso de sus dedos.

—Por favor, no mueras Loid... Apenas te recupere —chilló.
—Esa fue mi culpa y lo siento. Ahora estoy aquí y no me iré. Se que me necesitas y que nuestros hijos nos necesitan... Me quedo contigo.

Besó sus labios suavemente antes de taparla con una manta y acostarse a su lado para cuidarla mientras ambas dormían con el bebé en medio de ellas.

—Te amo Yor. Ahora duerme amor, estaré aquí cuando despiertes.

Forger Family Week.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora