Mi lugar.

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Día 1: Primer encuentro.
AU: Loid y Yor no son ni asesinos ni espías.

La mujer de cabello negro apoyó la cabeza en el hombro de Loid. El hombre rubio sonrió de lado y buscó la mano de su esposa, entrelazó los dedos cuando sujetó su mano con la suya.

—Yor, ¿qué te preocupa? —preguntó acariciando su dorso con el pulgar.
—¿Y si ningún niño nos quiere? —murmuró.

Loid negó con la cabeza inmediatamente.

—Qué niño no te quería a ti como madre. Ya verás que habrá al menos uno, confía en mí —besó su cabeza.

Yor esbozó una media sonrisa en su rostro, aún sentía esa ansiedad en el pecho, ese nerviosismo que sacudía su cuerpo en pequeños temblores.
Yor le dijo a Loid sobre adoptar un niño, a lo que él dijo que le encantaría criar a alguien junto a ella. Se habían casado hace tres años ya, así que ahora creían que era el momento de tener un hijo.

En la sala de espera del orfanato, Yor dejó que su esposo la sujetara contra él. Hasta que llegó el encargado y los hizo pasar al área de infantes.

Era impresionante la cantidad de niños que había en ese lugar, desde muy pequeños hasta grandes. A Yor se le partió el corazón de ver la cantidad de personas que eran capaces de abandonar a sus hijos. Su mano fue a su vientre, ella ni siquiera podía pensar en la idea de que podría abandonar a un bebé.

—Tranquila, Yor —susurró besando su sien.

Sabía que su esposa era muy emotiva y que podría afectarla este lugar.
Yor se ocultó en el cuello de su esposo mientras él la guiaba por donde el trabajador social los guiaba.
Si por ella fuera, adoptaría a todos de este lugar.

—Aquí está, esta es la niña que se les fue asignada a ustedes —entraron a una habitación que parecía el consultorio de un pediatra.

Yor solo entonces salió de su escondite con la expresión en el rostro de tristeza. Hasta que sus ojos rojos se fijaron en la niña pequeña de al menos dos o tres años sentada en la camilla con el doctor frente a ella jugando con la linterna.
Sus ojos en ese entonces brillaron y la expresión de tristeza abandonó su rostro.

—Ella es Anya —explicó el trabajador social.
—La niña está bien físicamente y mentalmente, pero tiene que venir a su control mensual. Al no saber nada de sus padres biológicos tenemos que vigilarla de cerca. Tiene dos años, y es una adorable bebé —el médico cargó a Anya suavemente.

Se reveló el rostro de la niña ante ambos, Loid y Yor quedaron atónitos por sus ojos verdes grandes y brillantes, su cabello rosado y corto con pequeñas ondas al final.

—Anya... Qué lindo nombre... ¿puedo cargarla? —preguntó Yor con un poco de timidez en la voz.
—Claro que sí —el médico se acercó a la mujer.

Loid dejó un beso tranquilizador en la mejilla de Yor, ella se sonrojó y extendió los brazos para sujetar a Anya cerca de ella.

Sus brazos fuertes sujetaron al pequeño cuerpo cerca de su pecho, la pequeña levantó sus ojos verdes a los ojos de Yor.

—Hola, pequeña Anya —saludó la mujer con voz dulce.
—¿Mami? —habló la niña.

El corazón de Yor se derritió ante esas palabras.

—Eso espero... Y él es...
—¿Papi? —miró a Loid ahora.

El rubio asintió con la cabeza y puso la mano en la espalda de Anya juntando sus manos con las de Yor.

—¿Quieres ir a casa con nosotros? Mamá es excelente cuidando niños —Yor se avergonzó un poco.
—¡Sí! —elevó sus manos emocionada.

Los ojos de Yor brillaron como dos perlas rojas al sol. Loid sonrió al verla tan emocionada, madre e hija estaban tan felices y eso hacía que sintiera que no necesitaba nada más que ellas dos.

—Loid...
—Yo hablaré aquí, ve con Anya a la sala de espera y quédate ahí —explicó Loid y ella asintió con la cabeza saliendo con Anya en sus brazos.

Loid volteó a ver a ambos y esperó a que ellos hablaran.

—La custodia es temporal, dentro de una semana irán a visitarlo a su casa para ver cómo está Anya y si se está adaptando a ustedes. Si en tres semanas ella se acostumbra a ustedes, se la quedarán y si no...
—Eso no va a pasar... ¿Algo médico que tenga la niña? —preguntó ahora Loid.
—Por ahora no. La niña es sana y fuerte... Ve con tu esposa y tu hija, señor Forger.

El trabajador social sacó un pequeño historial médico de Anya y se lo entregó a Loid.

—Aquí está toda la información que necesitan saber sobre su salud y sus vacunas. Por favor, asegúrense de traerla a sus controles mensuales, son muy importantes.

Loid asintió con la cabeza y guardó el historial en su bolsillo.

—Entendido, gracias.

Después de firmar algunos papeles, Loid se reunió con Yor y Anya en la sala de espera. Donde Anya jugaba suavemente a las palmas con Yor, él rostro de Yor era alegría pura en comparación a unos minutos atrás donde su preocupación era notable.
Anya giro la cabeza a Loid y se emocionó al verlo nuevamente. Yor se puso de pie con Anya y se acercó a él.

—¿Todo listo? —preguntó Yor con una sonrisa en el rostro.
—Sí, todo está listo —respondió Loid mientras tomaba a Anya de los brazos de Yor.

Juntos, la familia salió del orfanato y se dirigió a su hogar. En el camino, Anya se quedó dormida en los brazos de Loid y Yor no podía dejar de mirarla con ternura.

Finalmente, llegaron a casa y Loid llevó a Anya a su habitación para que pudiera dormir cómodamente en su cuna. Yor se quedó en la sala, pensando en lo afortunados que eran de tener a Anya en sus vidas.

Loid regresó a la sala y tomó la mano de Yor, entrelazando sus dedos.

—Eres una excelente madre, Yor. Estoy seguro de que Anya va a ser muy feliz a tu lado.

Yor sonrió y le dio un beso a Loid en los labios.

—Y tú eres un excelente padre, Loid. Te amo —aseguró ella viéndolo con los ojos brillosos.
—Te amo, Yor.

Forger Family Week.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora