Capitulo 18

17 5 0
                                    

Nayla
_______

—¿Alguna vez has surfeado de noche?—pregunta Mateo.

—No, me da un poco de miedo, las olas se ven geniales pero siempre se te hacen algo peligrosas.

—Tienes razón, pero tienes que vivir la experiencia de surfear de noche—dice.

—Pero no lo haré sola, tu también tienes que hacerlo—lo señaló con mi dedo índice.

—Por supuesto que sí.

Llega una señora a comprar palomitas acarameladas y la atiendo. Solo me queda una semana más para dejar de trabajar en la feria, este sábado que viene se irán.

Mis padres ya encontraron en un departamento un piso que este disponible y que yo pueda vivir, estaré sola por mucho tiempo, pero esa idea no me atemoriza porque estoy preparada para esa nueva etapa.

—Oye, aún no me creo que no te guste el aguacate—habla Mateo, hace unos días le conté que definitivamente el aguacate debería de dejar de existir.

Deja de existir tu, el aguacate es rico y tu no.

Nunca me ha gustado, se me hace asqueroso.

—Que tampoco es para tanto, yo amo el aguacate.

De igual forma respeto sus gustos tan feos.

Termino mi turno de trabajo y Mateo me acompaña a mi casa, ya estaba acostumbrada a irme sola de noche pero el decía que podía ser peligroso.

(.....)
Es sábado por la noche y estoy intentando dormir.

Siento mi celular vibrar debajo de mi almohada así que lo tomo y es una llamada de Mateo. Son las nueve de la noche, nunca me llama tan tarde.

—Si?

¿Estás ocupada?—dice del otro lado de la línea.

No, ¿por qué?¿pasa algo?

Estoy fuera de tu casa.

—¿Hablas en serio?

Si, más bien estoy frente a tu ventana así que asómate.

Me levanto de mi cama y voy hacia mi ventana que siempre la mantengo cerrada así que la abro y veo en dirección hacia abajo y....si, ahí esta el con una tabla de surf en sus brazos y una mochila colgando de sus hombros.

—¿Pero que carajos haces a estas horas?—alzó un poco la voz para que me pueda oír.

—Vamos a ir juntos a surfear—dice dignamente mientras yo no puedo creer que este acá para eso.

—Estás loco, el agua debe estar muy helada—digo—Además ya voy en pijama.

—Pues cámbiate, te voy a esperar, torpe.

Entro de nuevo a mi habitación y busco mi traje de surf. Me lo coloco y encima me pongo una sudadera para no morir tanto de frío y me pongo unas sandalias. Mis padres estarán acostados en su habitación no creo que vengan a ver si estoy o no.

¿Que más da? Sin miedo al éxito.

No tardaré mucho, cuando vuelva ellos no se habrán dado cuenta que me escape.

Meto una ropa extra en una mochila para cambiarme después, no voy a regresar con el traje toda mojada.

Voy a mi ventana y veo que Mateo esta sentado por unos arbustos, le hago unas señas y se levanta, con miedo le tiro mi tabla de surf y después bajo yo por la escalera de emergencia que hay a la par de mi ventana.

Un Verano Inolvidable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora