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¿Esto es un Adiós o un Hasta luego?

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Emma

— Tom, ya deja a Emma en paz —Bill intentaba apartarlo de mí, tratando de contener la situación.

— No quiero que se vaya —decía Tom, aferrado a mi pierna como si fuera un koala, mostrando su resistencia de una manera tierna y desesperada.

— Juro que regresaré —dije con determinación, tratando de tranquilizarlos a ambos.

— ¿Y si no lo haces? No quiero perderte, Emma —dijo Tom con un tono de voz que revelaba su preocupación y temor, a pesar de su corta edad.

— Si no me voy a morir, solo nos vamos por unos meses —intenté consolarlo, luchando contra las lágrimas que amenazaban con brotar. Dejar a mis amigos Bill y a Tom, que era mi novio de juego, era más difícil de lo que había imaginado. Éramos solo unos niños jugando y descubriendo lo que significaba querer a una persona de forma amorosa.

El amor infantil y la amistad sincera entre nosotros eran un tesoro precioso que sabía que llevaría conmigo durante mi ausencia. A pesar del dolor de la despedida, tenía la certeza de que nuestra conexión seguiría fuerte incluso durante esos meses separados.

— Tom, mejor aprovechemos su último día aquí, no hagamos que se la pase triste —dijo Bill con ternura, tratando de animar la situación. Después de unos segundos, Tom terminó por aceptar y soltar su agarre de mi pierna, mostrando una actitud más positiva.

Lo que restó del día estuvimos platicando sobre cómo era España, jugamos videojuegos y algunos juegos de mesa, terminando cantando Bill y yo solamente porque a Tom no le gustaba cantar.

— Ya tengo que irme a casa —dije mientras bajaba la mirada, sintiendo el peso de la despedida acercarse.

— Mañana iremos a despedirnos de ti, Emma —asintió Bill con determinación, tratando de ocultar su tristeza.

Dejé la casa de aquellos gemelos para volver a la mía. Ya no había muchas cosas en mi casa más que algunos muebles; toda la sala estaba llena de cajas. Subí a mi habitación y me recosté en la cama. En unas horas solamente me iría de Alemania, dejando atrás a los gemelos con los que había compartido tantas aventuras. Quería llorar, pero sabía que mi mamá tenía que volver a España por unos asuntos importantes.

El peso de la despedida se hacía cada vez más fuerte, pero sabía que esta separación temporal sería una nueva oportunidad para crecer y aprender en un nuevo lugar.
















[...]


Sin darme cuenta, me había quedado dormida. Lo primero que pasó por mi cabeza fue la imagen de los gemelos, mis únicos amigos aquí. No quería dejarlos, pero eso ya no estaba en mis manos. Debía regresar a España después de tanto tiempo de haberme ido.

— Cariño, tus amigos están abajo, quieren despedirse —dijo mi mamá entrando al cuarto. Solo asentí con la cabeza y ella volvió a irse. Me cambié de ropa y decidí bajar.

— ¿Emma, en verdad te tienes que ir? —preguntó Tom mientras bajaba la mirada.

— Sí, amaría quedarme, pero mi mamá quiere que vaya con ella —le contesté. No tardó ni un segundo para después abrazarme.

— Vamos a escondernos para que no te puedan llevar —soltó en un susurro mientras seguíamos abrazados.

El gesto de Tom me llenó de ternura y tristeza al mismo tiempo. Sabía que no podía evitar lo inevitable, pero el cariño y la lealtad que mostraba eran invaluables para mí. Mi corazón se llenó de gratitud por tener amigos tan especiales como Tom y su hermano Bill.

— Tom, tengo que irme, pero ya verás que pronto voy a volver aquí, y podremos jugar a diario. — Intentaba levantarle el ánimo, pero hasta yo me encontraba triste.

— Emma, nos vamos en menos de media hora — decía mi madre mientras subía algunas maletas en un auto.

—Créele, Tom, en un par de meses volverá — dijo Bill mientras le daba palmadas en la espalda a su gemelo. —Promete que me traerás algo de España.

— Claro que te traeré algún recuerdo — me separé del abrazo de Tom para después abrazar a Bill. También me dolía dejarlo a él, no tanto como al chico de rastas, pero sí.

— ¿Y si no vuelves, Emma? ¿Qué será de mí? —volvió a cuestionar el chico de rastas.

Tomé una profunda inspiración y me acerqué a los gemelos, buscando consolarlos en medio de la tristeza que se apoderaba de nosotros. 

— Claro que volveré, te lo prometo —, respondí con firmeza a la pregunta de Tom, tratando de infundirle la misma seguridad que sentía en mi corazón.

El grito de mi madre, llamándome para irnos, marcó el momento de la despedida. Aunque sabía que regresaría en unos meses, no quería separarme de los gemelos. Después de abrazarlos una última vez, me acerqué al auto y abrí la puerta para subirme, pero algo me hizo detenerme. Volví sobre mis pasos y abracé a Tom con fuerza, sintiendo el peso de la despedida.

— Volveré por ti, ¡Te lo prometo! — , le dije antes de subir al auto y partir hacia el aeropuerto. A pesar de la incertidumbre del momento, estaba segura de que en unos meses lo volvería a abrazar aún más fuerte; en unos meses volvería por él.

La emoción y la tristeza se entremezclaban en el ambiente mientras nos preparábamos para la despedida. Mi corazón latía con fuerza, lleno de la promesa de regresar y el dolor de dejar atrás a mis amigos.

Mientras el auto se alejaba y mis amigos se desvanecían en la distancia, supe que ese momento marcaría el inicio de una nueva aventura llena de cambios y experiencias inolvidables.



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Star Kaulitz

La verdad es que ya quiero que vean qué pasará, pero todo a su tiempo. Disfruten de este capítulo, que los últimos estarán para llorar :(

Sigoooo? <33


¡𝙏𝙀 𝙇𝙊 𝙋𝙍𝙊𝙈𝙀𝙏𝙊! / 𝗧𝗼𝗺 𝗞𝗮𝘂𝗹𝗶𝘁𝘇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora