En una casita alojada en los frondosos bosques de encontraba una pelinegra cocinando unos deliciosos platillos para los invitados de su esposo, era la primera vez que recibía a seres importantes en su humilde casa y eso le alegraba no estaba de más recibir de vez en cuando visitas.
Aunque casi todas las veces preferiría no tenerlas.
Un sentimiento desagradable se alojó en su pecho, llevando su mano izquierda encima para tratar de deshacer ese sentimiento. ¿Porque una diosa vendría a visitar a su marido? Aunque claro Goku ya le contó sobre el torneo y por supuesto que recibió un buen jalón de orejas por su parte, pero quién adivinaría que el rey de todo pusiera como regla borrar definitivamente el universo si se quedaban sin participantes.
Y por otra parte está la teoría de 18, no quería aceptarlo pero tenía razón, Goku le había preguntado el motivo por el cual su nueva amiga se le acercaba mucho e intentaba mantener una conversación con él. La cual ella respondía que era talvez la curiosidad de saber más sobre el hombre más fuerte de los universos.
Aunque claramente sus intenciones eran otras.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de la amiga de su esposo.
-Milk, ya están aquí- habló nerviosa.
-Ya voy Bulma- sacudió sus manos y se sacó el delantal. Miró a la azulada extrañada, está tenía un semblante nervioso y una sonrisa desencajada.
-Milk...- tocó el hombro de la azabache para llamar su atención -no te enojes porfavor- susurro.
Caminó en dirección a su sala tranquila y mentalizandose que todo estaba bien -no tendría por...- para el habla al ver parte de su techo destruido. Miró a los causantes con un tic en el ojo, pero ¿quienes se creían? Si, si, era el dios de la destrucción y su asistente pero no tenían ningún derecho de destruir su casa.
-¿Y Goku?- hablo el dios sin ninguna preocupación por el techo de la casa, olfateó un agradable aroma proveniente de la cocina -¿Y el banquete?-
Eso hizo que el enojo de la pelinegra aumentara, empuñando las manos y preparo el oxígeno suficiente para gritarle.
-No se preocupe señora Milk- intervino el asistente -fue mi error- levantó su báculo y en un abrir y cerrar de ojos el techo estaba completamente arreglado.
Suspiró profundamente para calmar su enojo, menos mal el ángel arregló el techo de la casa de lo contrario no les entregaría el banquete que había preparado.
-Asi está mejor- sonrió amablemente -y por cierto Goku llegará en cualquier momento, pónganse cómodos en un momento les traigo de comer-
El dios miraba detenidamente todo a su alrededor, no era como la casa de Bulma la de ella era más espaciosa y elegante y está era chiquita pero con el espacio suficiente para sentirse cómodo y aunque no era tan elegante y fino tenía todas las comodidades que se necesitaban, resaltando el agradable silencio a su alrededor.
Y como era de esperarse ambos sayayines aparecieron gracias a la teletransportación de uno de ellos, estos habían sentido un movimiento brusco cerca de la casa de Goku y este preocupado decidió ir a ver qué es lo que pasaba y por mera curiosidad Vegeta lo acompaño pensando que había algún problema.
-Hola señor Bills, Whis- habló el sayayin pelipalmera mirando a ambos, pero notó que alguien más los acompañaba y precisamente era una diosa ¿Cómo lo sabía? Pues la vió en la exhibición zen y en el torneo también.
-Hola Goku- saludó el asistente sonriente -la diosa Jerez vino a visitarte- dicho esto miró a la esposa de este observando su reacción.
-¿A mi?- expresó sorprendido -¿Porque señor Bills?-
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Miradas de amor
Romancela forma de amar de la pareja de Goku y Milk, es diferente a las demás parejas de dragón Ball, ellos aman con la mirada que son respaldados por acciones. una historia donde quiero resaltar una forma de amar algo inusual pero única pero sobre todo m...